Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 28 de mayo de 2012

1343.- RAFAELA SÁNCHEZ CANO




Rafaela Sánchez Cano
Nació en Córdoba el 15 de febrero de 1947. Su niñez la pasó entre su ciudad natal y el hermoso pueblo de Montoro de donde su familia es originaria. Realizó los estudios primarios en los colegios de San Eulogio y de San Rafael respectivamente, aunque no llegó a finalizarlos. Con sólo 9 años de edad fue colocada en casa de una mujer pantalonera, Modesta, para que aprendiera el oficio de costurera. Con once años ingresó como aprendiza en una sastrería de la Calle del Reloj, frente a Bodegas Pozo, con el maestro Manuel Pino López, donde aprendió el oficio de sastra llegando a ser oficiala de 1ª. Rafaela asegura que aquella sastrería fue su Universidad.

En 1969 contrae matrimonio con Francisco Ruano Murillo y abandona la sastrería, aunque continúa cosiendo por su cuenta hasta el nacimiento de su hijo Francisco Rafael.

En 1983 publica su primer libro, un cuento titulado Los mares han perdido su color (ed. El Almendro. Córdoba) del que el diario La Voz de Córdoba dio la noticia. Sus inquietudes literarias la conducen a realizar el Graduado Escolar y en el curso 86-87 obtiene el título con notas destacadas. Desde entonces, a lo largo de seis años no deja de estar en contacto con la Escuela de Adultos de Valdeolleros, colaborando en los talleres de teatro y otras actividades. Promueve un taller de literatura y, coordinada por el profesor del centro José González, editan la revista Alborada que alcanzaría varios números y en la que participan numerosos alumnos publicando relatos y poesía.

En 1993 sale a la luz su segundo libro, Blanquita y Aromín, prologado por la escritora Africa Pedraza, del que el Diario Córdoba se hizo eco. En ese año queda finalista en el certamen Mujer Arte de Lucena con el relato La leyenda de la ciudad destruida, basado en Medina Azahara, cuya adaptación teatral sería estrenada en 1994 en el colegio San Vicente Ferrer. En ese mismo año consigue un premio en Fuente Palmera con el relato La espiga y en 1995 consigue el premio Prensa-Escuela para adultos del Diario Córdoba, con el trabajo La Fotografía. En este año aparece el libro Escritores montoreños de José Lucena Llamas en el que figura Rafaela Sánchez. En 1997 es incluida en el libro Crónica de Córdoba y sus pueblos V de la Asociación Provincial de Cronistas, en el capítulo "Para la historia literaria de Montoro". Es distinguida con el premio Poesía en Primavera de la Cadena SER. En Málaga obtiene el premio La Pluma de relato breve, entre más de cuatrocientos participantes. Sus poemas y relatos han parecido en diversas publicaciones locales y nacionales.

En 1999 presentó públicamente sus trabajos de investigación sobre la escritora del siglo XIX Rosario Vázquez Angulo, los cuales donó a distintas instituciones cordobesas y en 2007 ha hecho entrega al Ayuntamiento de la ciudad dicha investigación ampliada, con el deseo de dejar constancia de la obra literaria de aquella escritora cordobesa. Ha publicado los poemarios Versos para el letargo, el autobiográfico A este lado del puente, Ser mujer, cuyos poemas han sido requeridos para algunos de los actos reivindicativos de los derechos de la mujer, y Amor en tiempos de desamor. En marzo de 2003 fue premiada por el Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía, el Área de la Mujer del Ayuntamiento de Córdoba y la Delegación de la Mujer de la Diputación Provincial, en reconocimiento por su labor y aportación en el ámbito de la cultura. Colaboradora asidua del diario Córdoba con artículos de opinión y con la serie "Cordobesas con estilo" que el Ateneo de la ciudad publicó en un volumen con el título Mujeres de Córdoba (col. Arca del Ateneo, 2004).

En 2007 el Ateneo de Córdoba, del que forma parte, le otorgó la Fiambrera de Plata.





HERMANA DE PASIÓN

Con tu cara de Madre dolorida
sobre exorno de trono plateado
entre nubes de incienso ya erizado
inicias una búsqueda, afligida.

Caminas tras el Hijo conmovida
y tu rostro se muestra demacrado
al contemplar su cuerpo lacerado
por la injusticia con Él cometida.

Notando tu dolor el costalero,
entre el fervor de Córdoba callada,
te lleva con amor y con esmero;

Mas cuando ineludible es la parada
saeta y oración es un te quiero
que el cordobés te ofrece, Madre amada.






Glorioso Faro

Sólo porque Dios lo quiso
estás anclado en mi puerto,
puerto sin naves, sin mar
-mi ciudad de tierra adentro-

Yo como nave sin rumbo
busco tu espiritu abierto
que como Faro me guia
en dudas y desaliento.

Sólo porque Dios lo quiso
eres el Custodio cierto
de mi gente y mi ciudad
Luz gloriosa, paz y aliento

Arcángel San Rafael
Faro en mi ciudad sin puerto.





BELLA MELODÍA

Un fatídico día
se me escapaba la vida
pos los soterrados arroyos
rojizos de mis venas;
y tú, anónimo donante,
bien me la devolviste
con tu sangre envasada
en blancos recipientes
de esperanza.
Hoy día venturoso
doy gracias
por tu acción altruista.
Y desde ahora quiero
que mis versos se hagan
el eco petitorio,
en la necesidad
del hermano enfermo,
para que nuestra sangre sea
el fértil manantial más compartido.
Y que nuestros vitales órganos
ejecuten la bella melodía
de dar vida
con la dadiva generosa de nuestra donación.

["Tintas para la vida". Antología de poetas cordobeses
por la donación de órganos.]





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