Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 28 de mayo de 2012

1346.- MARÍA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ



María Sánchez Fernández, nacida en Almería, pero residente en Úbeda desde su infancia, se ha dado a conocer en varias facetas artísticas a partir del año 1994 con la publicación del libro de poemas "Notas íntimas".

Desde entonces viene colaborando en revistas y periódicos con artículos, ensayos, narraciones, poesía, como también en la composición musical. En poesía tiene publicados los libros "Notas íntimas", "Júbilo, Pasión y Gloria", "Desde mi orilla".En el terreno musical, numerosos cantos y canciones. Así mismo ha publicado "Retablo de Navidad" (obra poético-musical). En prosa, "Doce relatos breves".

El libro "Canciones infantiles", con letra y música, y numerosos trabajos en prosa y poesía, así como varias canciones y el poemario En los silencios del alma.

Pertenece al Grupo Literario "El Olivo" (Jaén), Institución Literaria "Federico Mayor Zaragoza, y al Rincón Poético "Juan de Yepes" (Úbeda) y es miembro de la Sociedad General de Aurores de España. En el año 1995 pronunció el Pregón Oficial de la Semana Santa de Úbeda, y el Ateneo de Almería le dedicó un encuentro poético. En el año 1997 se le concedió el premio literario "Revista GAVELLAR" por la Casa de Úbeda en Madrid. En 1998 el Primer premio del Certamen Nacional de Poesía "Virgen del Carmen", En 1999 el Primer Premio del Certamen Nacional de Poesía, convocado por la Unión de Cofradías de Úbeda.




Mi homenaje al niño que es lo mejor que puebla al mundo

Niño
A los niños y niñas
de todas las razas y culturas

¡Ay niño!, tu mirada
abierta como un alba que se asoma
es pan blanco candeal;
es silencio que canta;
es lago donde beben las estrellas;
es la miel que desbordan los panales.

¡Ay niño!, tu sonrisa
es el cristal fluido y transparente
que derrama la luna
por su brocal de plata;
es limpio cascabel de trino y agua;
es rubor de jazmines trepadores.

¡Ay niño!, tu pregunta,
tu pregunta, por siempre tu pregunta.
─¿Por qué es tan alto el cielo?
─¿Por qué la nieve es blanca?
─¿Por qué aquel niño llora y va descalzo?
─¿Por qué unos hombres rompen a otros hombres?

¡Ay niño!, tu inocencia
es balanza sagrada de justicia;
tú juzgas implacable,
desde tu inmenso estrado,
condenando al culpable con tu llanto;
premiando al inocente con tu risa.

¡Ay niño!, tu mochila
la llevas rebosante de tesoros:
Tu mirada infinita…
Tu sonrisa que escapa…
Tu pregunta incesante, siempre sabia…
Tu inocencia asombrada…, tu inocencia.

Úbeda 10 de febrero de 2009






 MUJER

                                                 Se abrieron los panales de los cielos
               y surgiste cual gota derramada
               de una celda de mieles desbordada
               anegando en dulzura áridos suelos.

               Fuerte roca tallada en los anhelos
               de dar amor y entrega en la escalada
               de una vida por siempre enamorada
               alcanzando tu cenit con desvelos.

               Eres ola que besa las orillas
               de las playas sedientas y vacías.
               Eres llama que abrasa con su aliento

               las cúspides heladas y amarillas.
              Y eres tierra que se abre en alegrías
              cuando la vida en ti es resurgimiento.

 Úbeda 8 de marzo de 2011





Bruselas

El aire trae clamores de un alba que ha cruzado 
el arco de las sombras y avanza en cabalgada 
de relinchos de luces y trotes de colores.

Las calles se despiertan; y en blancas oleadas
de fantasías de piedra; y en música nacida
tras la fugaz sonrisa de sus esquinas viejas; 

y en infinitos verdes de las ramas mojadas;
y en campanas que cantan sus reclamos de bronce;
y en fuentes derramadas…, ¡ay, la ciudad me abraza!

Las estrellas anidan en las altivas lanzas
de sus torres labradas, y unos cuervos, brillantes
como noches, ya duermen en los rojos aleros.





Berlín

La ciudad se ha dormido con un rumor de tiempo.
Su noche oscura sueña con clamores de gritos
perdidos en la niebla de un polvo lacerante
que punza las gargantas con sus cristales rotos.

El suelo gris se quiebra, y en sus brechas abiertas
se pudre en el silencio la carne mancillada 
que un día fue viento y risa y aroma libertario
y ya es hoja marchita fundida con la tierra.

Un hacha de hormigón parte la dignidad.
El suelo se divide. Las almas se separan.
La voluntad sagrada se quiebra con el miedo
formando barricadas donde hubo rosas rojas.

Mas la ciudad despierta con clarines de sol.
Ríen las avenidas con cascadas de fuentes
y una saeta verde con perfume de tilos
la cubre con su estela de ramilletes blancos.





La tormenta

Cabalga el viento. Gime
entre el plumaje espeso de la niebla
desgarrando en jirones
las vestiduras blandas que la adornan.

Sus crines se despliegan 
en garras afiladas como dagas
arrancando los mantos
de ramajes brillantes y dorados.

Una rama desnuda
se quiebra y se desploma en un quejido
regalando a la tierra
su savia como sangre derramada.

El mar es viento y clama,
y se remonta altivo con montañas
que danzan lujuriosas
con sus velos de algas y de espumas.

Un alero ha caído
mostrando al viento un nido roto y frío,
mas un mullido hueco
ofrece con amores su refugio.

Dos picos se han unido
retando a la tormenta con su celo,
y dos cuerpos se acoplan
en un abrazo cálido de alas.

Úbeda 25 de Enero 2009 





Praga

¡Cómo ríe el Moldava
bajo el Puente de Carlos!

En sus aguas celestes
navegan cisnes blancos.

¿Son cisnes o son naves
los que pintan estelas?

Son risas del Moldava
que con dedos de espuma
derraman mil arpegios
que ondean en el aire.

Y el aire los eleva
a las doradas torres
de una Praga dormida
en lecho de palacios
que sueña con colores
de diminutas calles.

Y en el Puente de Carlos
la vida se detiene.

Violines y pinceles;
comediantes y mimos
comparten la bohemia
con almas atrapadas
de guardianes de bronce
y canciones de piedra.





Liras de estío

En un campo de mieses
descubrí la frescura de tu risa;
y me vestí de arneses
para frenar tu prisa
que estaba reflejada en mi sonrisa.

En el dorado suelo,
mecido por un manto de trigales,
yo recibí tu anhelo
y tú mis manantiales
y cruzamos del cielo los umbrales.

Yo quiero que me quieras.
Yo quiero que me digas que me quieres.
Quisiera que encendieras
la llama con que hieres
y prendieras mi alma de placeres.

No quiero que me hieras.
No quiero que me digas quien no eres.
Quisiera que me dieras
del sol de tus haberes
y del aire sagrado por quien mueres. 

Úbeda 24 de enero de 2009






No me quiero dormir

A Luis Arias Manzo

Poeta que no duerme. 
Se entrega.

No me quiero dormir.
Yo quiero estar despierta
y estrujar hasta el último latido
que palpite en mis horas.

Quiero escuchar el grito
de silencio que brota de la noche
en su sagrado parto
al alumbrar al alba.

Quiero sentirme noche…,
y alba…, sol…, mañana…,
y tierra que se abre sin quejidos
para entregarse entera.

Quiero sentir amor.
Yo no quiero dormir
y ser agua estancada
que ve pasar la vida

por una cinta negra,
 un negativo negro ,
en el pozo sin fondo
de unos sueños sin alma.

Yo quiero abrir mis brazos
y acunar a los vientos,
y acunar a la lluvia,
y acunar a las risas.

Mas cuando llegue el sueño
yo seguiré despierta;
le cantaré una nana
y seré noche…, alba…, sol…, mañana.







ALMA DE SIERRA MÁGINA

Esta mañana vi como el alma de la sierra
surgía entre las dunas de recios olivares
vestida por las brumas que escapaban del río.
Se levantaba inmensa, volátil como diosa,
enredando sus dedos, tan gráciles y azules,
en los blancos jirones de nubes perforadas
por rayos luminosos escapados del sol.

Me adentré en su hondonada sintiendo palpitar
el latido ancestral de su fértil entraña,
y subí hasta la cumbre y me inundé de luces
salpicadas de verdes..., de malvas..., de amarillos...,
y escuché sinfonías de hojas escapadas,
y de pájaros libres, y de ríos sonoros
copiadas en los lienzos de los profundos ecos.

Y palpé cicatrices -el alma de la sierra
tiene sus cicatrices- marcadas por la zarpa punzante del progreso que araña, rompe y duele.
Cicatrices marcadas en la garganta abierta
de los montes partidos en su sonrisa verde;
en los silencios blancos de las aldeas blancas
profanados por gritos empañados y grises.

Esta mañana entré en el alma de la sierra
fundiédome en el canto de esmaltes derramados
y rompiendo silencios acompañando al eco.





REDONDA DE MIRADORES

Hoy el frío es cuchillo
que corta la mirada y el suspiro.

El viento se desliza
por los ojos abiertos y vacíos
de una espadaña altiva, amada y abrazada por la hiedra,
ululando las voces fantasmales
de campanas perdidas en las horas.

Un árbol inclinado
de soledad y tiempo
se derrama en un llanto de cristales,
y vibra por la sierra que lo llama
con pañuelos de nieve y de silencio
perdidos en sus dedos de violeta.

El suelo grita y cruje
bajo el duro castigo de mi huella,
y el agua de las charcas, inmóvil en el frío verdinegro
que impone sus grilletes, dialoga con la escarcha.

Allá en la hondura blanca, verde y plata,
los añosos olivos se desbordan
regalando su fuente atesorada
en los golpes severos del vareo,
y la tierra -mantel inmaculado-
recoge en su regazo la cosecha.

El sol, pálido y frío,
se cubre con el manto de la bruma.





LLÉVAME A MACHU PICCHU

Llévame de tu mano hasta la cumbre
y amaremos los verdes ancestrales
de las tibias mesetas escoltadas
por los colosos pétreos, amarillos,
celosos guardadores de silencios.

Llévame de tu mano hasta el abismo
y veremos brillar, en la hondonada,
los dorados rebaños de vicuñas
que salpican los verdes claroscuros
como gemas prendidas en la hierba.

Llévame de tu mano por las sendas
marcadas por la huella de granito
de aquel inca, que fue música y barro;
que voló como el cóndor hasta el cenit
y dijo su canción de tierra y agua.

Llévame de tu mano por los bosques
que trepan las alturas persiguiendo, con lentitud de tiempo extenuado,
los rumores de vuelos que escaparon
de los altivos sueños de los dioses

Allá en la suave cima nos espera
una canción de brumas y de estrellas.





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