Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 23 de mayo de 2012

1289.- ANTONIO ESPINOSA ÚBEDA



Antonio Espinosa Úbeda nació en Dalias (Almería). Estudió la Licenciatura en Ciencias Químicas en la Universidad de Granada en la que obtuvo el doctorado en Ciencias. En 1977 obtuvo la cátedra de Química Orgánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, puesto que desempeña en la actualidad. Ha publicado unos 150 trabajos de investigación en revistas internacionales en temas de su especialidad y ha dirigido unas cuarenta tesis doctorales.
En el campo literario hay que mencionar que es una actividad tardía en él; no obstante, ha publicado recientemente dos libros: Los colores del agua (LibrosEnRed, 2008}, con otros dos autores, a modo de conversaciones a tres bandas, y Equipaje de Argonauta, en poesía, (Imcrea, 2009), y también ha colaborado con poemas en publicaciones diversas (Claustro poético, Jaén, n°16-20).
Obras publicadas en ECU:
Siéntate y te lo cuento. Relatos de un maniático de la vida


Fiesta

Que el río no es de agua,

Que es de niños.
Sol hecho caricia y aire
encerrado en castillo franqueable,
una burra callada gira
como juguete de  feria
gitanas de papel orillan un río
que no es de agua,
sino de niños.

Que el río no es de agua,

Que es río de amor.
Gaviotas en el cielo,
sombra de árbol erguido que acuna sueños
perdidos en el tiempo, una fiesta que ya ha empezado,
orillan un río
que no es de agua,
sino de amor.
La casita de Martín ha hecho fiesta

En un río que no es de agua

Sino de amor y niños.





EL AMANECER

Hoy no he sentido el regreso del color,
hubiera preferido la vida en tonos grises,
mas el espejo de agua ha inundado
de arco iris la negrura de mi vida.
Y entonces me he hablado
y me he dicho,
no obstaculices la vida
ni su color cambies,
la vida no puede ser distinta.
Pero hoy habría deseado
una tregua en tonos grises...
y el sol naciente ha salido
como hace siempre.
El color de mi vida es el mismo
pero yo soy hoy diferente.




LA ATARDECIDA

Hoy me he detenido frente a una encina,
un mirlo y un verderón la acariciaban,
una brisa ligera, tierna, entretejía sus ramas,

un cielo, ¿habrá fondo más bello?
me hablaba y me decía, ¡ama la vida!,
una nube pasaba como si no mirara,

un pastor silbaba a sus ovejas
y a todas conocía e individualizaba.

Luminoso día de primavera,
un río a lo lejos, agua lleva
al sitio donde sólo vive el agua.

Detrás de la encina acariciada,
uno junto a otro, vida cobran
igual sol y un viejo pastor.

Y el azul cielo deviene en dorado color,
mientras el pastor mira cómo atardece.





ANOCHECE EN EL MAR

Negrura de seda que ante mí cabalga,
invertida barca en tonos grises
rodeada de aislados rojos de sol,
ribetes de luna e inquietas estrellas
que en la mar se ven duplicadas
queriendo ser dos y no una.
Muy lejos de mí, en el sitio nunca visto
y siempre deseado, horizonte llamado,
titilan las vidas de los alejados
como astros que no encuentran réplicas,
que la duplicidad no es humana cosa
sino propiedad de las estrellas.
Desaparecida ya la invertida barca,
a fuerza de cumplir su contado tiempo,
solo es visible su doble en la mar,
que muestra reflejos de anochecer,
mientras la luna acaricia tu agua,
y mezcla las olas con tu cara.






Alhambra

Silencioso,
imperecedero verde sobre roja colina
saturada de historias,
palacio en su cúpula
para que observe el moro rey
su presente y su memoria.

Alhambra,
quisiera verte llena de gentes,
moradores de dentro y no de fuera,
vidas  vividas,  amores soñados, mentes inteligentes,
belleza que tuviera el rumor de tu agua,
rumor  que emanara de tus fuentes.

Fascinación
del tiempo detenido en el tiempo
para así gozar de un suspiro,
y soñar con un cielo
en el espacio confundido
con agua, jardines y gentes.

Complacido,
el rey pensó en su retiro.









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