JUAN MANUEL DÍAZ BAENA
Nace en la ciudad de Écija (Sevilla), el 26 de abril de 1943. Realiza sus estudios de bachillerato por libre en el Instituto “Rodríguez Marín” de Osuna. Tiene hechos varios cursos de Decoración, es escultor autodidacta, taxidermista y en la actualidad se dedica a la restauración de obras de arte (dorados, recomposición de figuras, cuadros, etc.).Como taxidermista, ha trabajado y aprendido con grandes maestros: en Madrid con los Hermanos Carso, y en Sevilla con D.Vicente Gamarra. Como escultor, ha realizado varias exposiciones de esculturas en barro (terracotas), patrocinadas por la Caja de Ahorro de Sevilla, con temas de costumbres y tauromaquia. Su afición por la literatura le hace fundar con otros poetas ecijanos la Tertulia Poética “Hontanar”. En el año 1982 pronuncia el pregón del Rocío en Écija, en 1984 lo hace en Puente Genil, en 1988 en Osuna; en 1989 y en 1992, en Córdoba. Pregonero de la Semana Santa en Novés (Toledo), durante los años 1988 y 1989. En el año 1992 pronunció el primer pregón de las Glorias de María de la Ciudad de Écija. En 1994 pronuncia, en la ciudad de Córdoba, el Pregón de la Virgen Conquistadora Purísima Concepción de Linares. Es asiduo colaborador de la revista “El Caballo Español” y de los periódicos locales, en los que estampa su firma con versos de un prodigioso sentido rítmico, musicalidad y lirismo.
Desde pequeño se siente atraído por el mágico mundo de la poesía, llevado de la mano de su padre, gran poeta, “que le dio el pie para que se subiera en el caballo blanco de los versos”.
En su mocedad quiso ser torero e intervino en novilladas sin picadores y corridas benéficas. Esta experiencia inspiró dos libros en prosa de ambiente taurino, todavía inéditos y otros dos de poemas. En esta línea pronunció el primer Pregón Taurino en la Feria de Montillaen el año 1994. Ha participado como conferenciante y moderador en las jornadas taurinas de Belmez y también ha dado varias conferencias de la fiesta nacional en la Tertulia Taurina “Manolete” de Córdoba. Manuel Díaz es el poeta andaluz por excelencia; con su poesía describe un mundo, una forma de vivir y de sentir. Su rima cuidada y limpia está llena de matices y escenas andaluzas. Respeta, con singular maestría, la ortodoxia de los cánones más exigentes y desde la décima al soneto su pluma recorre, una y otra vez, el camino de la mejor poesía. Los valores de su poesía
–admirable y auténtica- emanan de la calidad humana de su autor, abierto a todas las artes, como un hombre del Renacimiento, sus cuadros y sus esculturas muestran como su lírica la profundidad, el saber y la inspiración de una personalidad propia,serena y jugosa.
PALIQUE
Ay chiquilla, ay chiquilla
niña de sal y canela.
La de la mirá perdía
la de la cara de cera
y dos ojos como soles
que con sus guiños me queman.
En el puerto de tu amor
recogí mis blancas velas
y anclé este cariño mío
que por tu sangre navega.
Ángel que bajó del cielo
eres mi vía y mi pena.
Jardín de mis ilusiones
clavel de mi primavera.
CELOS
¡Ay luna lunita clara
ay luna cascabelera!
Que en el azul infinito
como una paloma quieta
inunda de luz la noche
como brillante luciérnaga.
Llévale tú al amor mío
con blancos rayos de seda
el agua de mis suspiros
y el vinagre de mi pena.
Que está mi esperanza puesta
en la grupa de mi jaca
y en la estrella de mi espuela.
Que la espina de los celos
está clavá tras su puerta
y va manando amargura
la hiel de la indiferencia.
¡Corre luna! Ve a su casa
en esta noche morena
y cuéntale mis verdades
con tus naipes de veletas.
Dile con tus rayos blancos
que no me asomo a otras rejas
que no cruzo otros caminos
ni bebo en otras regueras.
¡Que no galopa mi jaca
si en su grupa no va ella!
MONUMENTO A SAN PABLO
Pablo de Tarso en el tiempo.
Aquel viajero incansable
de la Doctrina de Cristo;
aquel Apóstol gigante
que recorrió tantas Patrias
predicando inagotable.
Hoy el patrón de mi tierra.
Protector y vigilante
a las puertas de una Écija
que lo retrata en su cauce.
Mármol sublimado en sueños
sueños perfumando el aire.
Aire que riza un ambiente
de alamedas y tarajes.
De un Genil que se arrodilla
cuando pasa por delante.
Y el sol puesto por corona,
como símbolo y alarde
de aquella lúcida frente,
donde el río de su sangre
en fiebre de idolatría,
templó después de encauzarse
entre las orillas anchas
de Amores y Caridades.
Pablo de Tarso, Patrono
de esta tierra noble y grande,
que levanta en cada plaza
torres que son baluartes,
de la fe que tú trajeras
encendida en tus afanes.
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