Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 27 de mayo de 2012

ÁNGEL DE LA TORRE [1.329]


Ángel de la Torre 

(Lucena, Córdoba 1991). Es licenciado en Filología Árabe y escribe poesía. 

Ha publicado los poemarios Uno partido (Vertical Ediciones, 2011) y El río es un decir, La Bella Varsovia, 2015 y "Las fisuras del género", obra que ha resultado ganadora del Certamen Andaluz de Poesía Villa de Peligros (Granada), 2016. 

Ha aparecido en diversas antologías como Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011) y La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en Huida, 2012) o La poesía posnoventista española en 15 voces (Online). En 2014 participó en el Festival de Poesía Cosmopoética. 


I

La pavesa que gotea de la herida
y enciende casas, plazas, ciudades, y el personaje tan único
como cualquiera: negar afirmar ser golpeado; las pupilas
la piel el cabello o todas las latitudes que
como si deshacerse, como si de súbito qué niebla qué mensaje 
exhausto desolase desde la garganta hasta el brote más joven.

Y asomarse a observar, tan breve,  que anocheciese dentro
del espectáculo entonces ya un hierro candente
una multitud coagulada que huye sin prisa
un cuerpo inflamable una revuelta algo que vuela y tiñe
rojo-vivo
las voces: intenten mojar el dedo en la hoguera (y dense
la mano que existe el miedo)


II

Y si
fuera la esclerótica
de tus ojos el pañuelo blanco
o una invitación al naufragio, la resaca
que nos sacudiera hacia orillas opuestas,
lejanas
quizá, de ayer-tú-yo, o quizá
el iris como suvenir del último aliento
antes de derramar los pies entre
tus huellas,
húmedas todavía sobre el asfalto.


III

Vestirse de frío.

(la gasolina comenzaba lentamente a cubrir nuestros cuerpos)

Ya era hora.

(un lamento desesperado,
el fósforo que cae sobre todos nosotros)

Las frutas de invierno.

(a cualquier fuego llamas
esperanza).



HORAS PÓSTUMAS

He aprendido a decir
algo más que aquí estoy
he venido
para quedarme.
Por ejemplo, a decir
tus ojos son amanecer
si me preguntas si pregunto.
Por ejemplo, a decir de nuevo aquí estoy
cuando los pies están al borde
y solo se discierne la caída.

O por ejemplo, a vacilar, titubear, finalmente
impactar cara a cara contra el suelo y entonces
preguntar la hora
como si subsistiera algo de ti en el tiempo.

(de El río es un decir)



V

Diciembre dice
cubrir distancias insalvables
entre poro y poro. Sin embargo, antes buscar
la fuente de calor, la cercanía de las
cuerdas vocales.
Diciembre dice
hace frío aquí en el norte.
Ahí, en el norte.
Allí, repite. Diciembre. Dice.
Diciembre es invierno,
pero quién sabe.



EN UNA PLAZA PÚBLICA

Al fin 
y al cabo, ¿no era todo esto 
una forma de iluminación?,
quiero decir, el descubrimiento fue la luz 
y después el calor, 
o primero el calor y luego la luz, 
pero qué importa, si no se trataba de descubrir, 
más bien era despertar y, así –sin más–, encontrar 
ceniza, por ejemplo, y tiznar el dedo,

alzarlo bien alto, que se viera, 
y sentirse un iluminado mientras arde el hombre.



DESPUÉS

Qué sabemos de la muerte. Se desprende
como la fruta del hueso o más bien 
como una rama vencida por la nieve. 
La ciudad permanece el calma. El grito, 
no obstante, cuelga de la garganta. A veces
la costumbre hace de piel, ata la ficción, siembra
alguna tragedia. Me pareció oír algo.
Algo no.
Algo tal vez se oye desde la rama.



BELLADONNA

El deseo del hombre
y la circunferencia de la boca,
lejana como un cuerpo que se tumba.
Derramada en colores sonrojantes
desperezas la fe,
la acción.
El cuerpo contraído.
La oscuridad revela todo.
No lo hagas.
No lo vuelvas a hacer.
Vergüenza de palabras cotidianas
y el éxtasis marchita
sin pompa.




Uno partido, de Ángel de la Torre

El jovencísimo poeta Ángel de la Torre acaba de publicar su primera obra poética con el interesante título Uno partido. Se trata de un poemario cuyos poemas nos hablan en un tono sorprendentemente maduro para su edad pues en ellos se pondera sobre los aspectos que preocupan al poeta. Son poemas interesantes también porque reflexionan sobre el acontecer de una manera filosófica. Y además están escritos concisamente, pero usando un lenguaje nuevo que expresa la forma de escribir de las nuevas generaciones que comienzan. Ángel de la Torre con este poemario nos da a conocer una forma de ver el mundo y de interpretarlo. En verdad para ser su primer poemario y por la rabiosa juventud del poeta nos da pruebas de ser un autor preocupado por los conceptos y su definición. Por lo tanto estamos ante un poeta que ha leído mucha poesía y que desde muy niño ya tenía un gran interés por el mundo poético.
Ángel de la Torre ya apareció en la antología de La Bella Varsovia Tenian veinte años y estaban locos, 2011.

El libro está publicado por la editorial Vertical Ediciones en la Colección Poétaneos. [Por FERNANDO SÁNCHEZ MAYO]



Zanahorias heladas. Café frío.
La fracción llega al mínimo
y aún no es simple.

La piel es un fragmento del instante
el corazón recuerda que es un órgano
que se recicla azul.

Habla uno y alguien oye.
La paradoja de algo
sin otro.
Uno partido
por espejos que dudan de su imagen.





Otras voces

Por Angélica Morales

En Ángel de la Torre hay dos pesos en una misma balanza. Una es la pluma de la juventud que vuela y trepa hacia horizontes poéticos que han de venir, y otra es el zinc de la experiencia, una suerte de baúl antiguo que viaja a la deriva del talento.

Ángel de la Torre = a poeta que ha venido para quedarse = a joven sabio = a viejo que nace a la insolencia de la juventud.

Hay algo en la poesía de Ángel de la Torre que aún está por madurar, pero presiento una rosa bellísima e imperecedera. No le falta ni el talento ni  la seriedad en el trabajo. Su porpuesta poética es firme, hermosa y de un elegante vanguardismo.



EL HOMBRE

Y sobre los campanarios, el hombre pone
huevos de tortuga
que van a dar al mar pero qué género
de hombres, uno que es agua contenida o uno que ve
la humanidad y se reconoce como barro, como boca
cocida en un horno
lamentándose de escasa pulpa

las grietas demuestran la inoperancia del tejido
las fisuras del género
ayer tenía un puñado de hombres y hoy mi mano es pasto

fluir dentro, estrangular la palabra una vez en la arteria
a veces
la marea desata el contagio y el hombre aumenta
humano.

*

Qué sabrá
el hombre de amargura
si ni siquiera se atreve a probar
su propia pulpa.




LA SIMETRÍA DE LA CENIZA / AL CONTEMPLAR /
CÓMO AGITA / LA PIEL ROJIZA

Jamás ocurrió la simetría de los cuerpos
cuando ceniza
tumbados sobre la arena
y el viento arengando
para que la arena fuera otra arena
el cuerpo otro cuerpo
y unirse a la simetría que seríamos
si el sol no deslumbrara
las gafas las dejé en casa
era un instante
salir y ver cómo te deshacías.



VII

Anochecer,
si y solo si
después viene la lengua a tatuar la llama.
Anochecer,
sí y solo sí.



LAS EDADES DEL DESIERTO

¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.
León Felipe

Un vientre quemado
de la helada de ayer queda
al aire o voz abrazada en la arena.
En la orilla, mojar el labio se multiplica
en desiertos. Ahogarse es calmar
el agua. Al tiempo
un cosquilleo en la garganta 
pone nombres de insectos a algunas tragedias
atragantadas en la sed.

Todos los desiertos tienen la misma edad,
todas las pieles.
Tantas partículas.
Nunca una ola.





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