Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 28 de agosto de 2011

ANTONIO LUIS BAENA [819]


Antonio Luis Baena

Arcos de la Frontera, Cádiz. Poeta 
Nació en Arcos de la Frontera en 1932 y falleció en Sevilla el 7 de diciembre de 2011 a los 79 años de edad.   

En las empedradas y encaladas calles de Arcos donde Antonio Luis vive su infancia y juventud y comienza a mostrar sus primeras inquietudes literarias.

Al finalizar el Bachillerato decide dedicarse a la enseñanza y realiza por libre los estudios de Magisterio. Ya por estos años (1949) comienza a publicar sus primeros poemas en distintas revistas de la provincia de Cádiz como Caleta o Platero. Al obtener el título de Maestro es destinado a El Bosque. Allí vivirá cuatro de los años más felices de su vida dando clases a los niños y jóvenes del pueblo quienes le permiten descubrir su otra vocación como Maestro.

El 15 de agosto de 1949, junto con otros poetas de Arcos, Julio Mariscal, Carlos y Antonio Murciano, Juan de Dios Ruiz Copete, Cristóbal Romero y Manuel Capote, funda la revista Alcaraván, la cual fue de gran importancia en la profundización y asentamiento, según él mismo nunca dejó de reconocer, del que sería a la larga un estilo poético inconfundible. La revista Alcaraván se editó en sus primeros números gracias al entusiasmo de esos jóvenes, quienes tecleaban las cuartillas de varios ejemplares simultáneamente en sus máquinas de escribir con papel carbón. Con el paso de los años, la revista fue alcanzando gran notoriedad, organizándose un premio literario e influenciando a varias generaciones de escritores, así mismo disfrutó de la colaboración de poetas reconocidos como Rafael Alberti, José Manuel Caballero Bonald o Juan Ramón Jiménez, entre otros.

El fallecimiento de su padre, en 1952, con quien Antonio Luis mantenía una estrecha relación, le marca profundamente y le hace ahondar en las que ya eran las principales temáticas de su poesía: la muerte, la relación entre el hombre y Dios, la soledad de uno mismo, la dualidad del ser humano, el amor, etc.  

Su primer libro, Historia de una ausencia, ve la luz, como no podía ser de otra manera, en Alcaraván (Arcos de la Fra., 1961).  Las diferentes publicaciones de sus poemarios van surgiendo paulatinamente. Así, en 1963, en la colección La Venencia (Jerez de la Frontera) edita su segundo libro Paso del hombre. En 1964 en la colección Punta Europa (Madrid) publica su tercer libro Los límites, y en 1971 Campana sobre campana en la colección Ángaro (Sevilla), breve y entrañable colección de 9 poemas navideños.

Por esos años, es nombrado Miembro de honor del Instituto de Cultura Americana de Rosario (Argentina) y Académico de Número de la Academia Hispano Americana de Cádiz. Publica artículos en ABC de Sevilla, la revista Cumbre (Barcelona), Lírica Hispana (Caracas, Venezuela), Ensayos (Madrid), ICLA (Sevilla), etc.Figura en diversas antologías de poetas de carácter provincial, regional y nacional así como en la Enciclopedia de Andalucía y es honrado con diversos premios de poesía.

En 1969 se traslada a Sevilla  .  Aquí frecuenta los ambientes literarios y poéticos de la ciudad y es cofundador de varias revistas y grupos literarios como Ángaro, Cal o Poesía. Asimismo es miembro de varios jurados de premios literarios y conferenciante. También por estos años codirige con María de los Reyes Fuentes la emisión Poesía en Radio Nacional en Sevilla que duró 4 años.

El día 5 de enero de 1978 lo marca para siempre al morir su 3er hijo, Antonio Luis, a la temprana edad de 12 años. Entonces escribe unos poemas desesperados que en 1985, acepta publicarlos con el título La muerte va lamiendo mis cimientos en la colección Vasija,. 

Antonio Luis Baena sufre en agosto de 1992 un ictus cerebral que le deja paralizado. Inicia un lento proceso de rehabilitación que le permite recuperar la movilidad, el habla y la escritura, pero lamentablemente ya nunca volvería a ser capaz de construir sus versos. Aún así, intenta mantenerse activo y sigue frecuentando tertulias y grupos poéticos de Sevilla. Incluso es capaz de dar una conferencia pública, con lectura de sus poemas, en el Ateneo de Sevilla. En 1997 edita En Qüasieditorial (Sevilla) El libro de las traiciones y otros espejos, libro escrito con anterioridad a su enfermedad, y en Torre Tavira (Cádiz, 1998) publica Piedra Miliaria.

El 29 de febrero de 2000 el Excmo. Ayto. de Arcos de la Frontera concede la medalla de Oro de la ciudad a título colectivo a los miembros del grupo poético Alcaraván y en 2006 se edita una Antología de su obra poética con un estudio del escritor Emilio Durán donde expresa "De la lectura de toda su obra se desprende que hay cuatro pivotes sobre los que ésta se asienta: la muerte, el amor, la soledad y la tristeza. [...] Se trata, sin duda de una poesía de raíz moral, honda, sobria y de gran rotundidad en la que, sin embargo, a veces salta la chispa de alguna pirueta teñida de ironía."

Fallece el 7 de diciembre de 2011. Tras su muerte surge, gracias al esfuerzo personal de Violeta, su libro El último navío publicado por la editorial Canto y cuento (Jerez de la Fra., 2012) y que consta de 19 poemas. Dicho libro es prologado por Pedro Sevilla quien, textualmente, dice "[...] y un grupo de jovencitos quedamos con él porque habíamos leído su libro y habíamos llorado con sus poemas. Nos recibió con un traje negro y una camisa blanca cortada en vertical por una corbata mucho más negra aún que el traje, como si el luto quisiera realzarse en esa prenda. Su sonrisa, no obstante, tenía calidez, cercanía, y ese brillo sagrado de los que sufren. [...] Antonio Luis consiguió lo que debe ser nuestra gran aspiración: una voz personal, reconocible. Cantó lo mismo de siempre, porque no hay otra cosa, pero lo cantó con su voz, lo cantó desde su pecho intercambiable.”


SONETO DE DOS PISOS

Hoy mi verso no tiene nada triste,
es alegre y azul y reposado.
(La vida pasa a tiros por mi lado
y el dolor junto a mí su cuerna embiste.)

¿No ves la lluvia? El corazón resiste
la ausencia (sube el precio) y sobre el prado
(he perdido el tranvía) va el alado
recuerdo de tu amor. Ya todo existe.

(La vida a tiros...) Pero yo te tengo.
Aun me llena el perfume de tu boca
y tu caricia rompe mi agonía.

(El sueldo, el sastre, la escasez...) Sostengo
tu cabeza en mi hombro y, niña y loca,
la tarde se columpia en mi alegría.


SONETO

En el campo de escudo de mi vida,
a veces pongo amor, a veces pieza,
a veces mi montaña de tristeza,
a veces el amargo de mi herida.

Pongo figura , pongo desmedida
a ese buscar la voz de la belleza,
de cruces que me asedian, y despieza
los minutos de sangre que me pida.

Pondré los lambrequines de mi miedo
para arropar la duda de mi dedo
de conseguir la historia de mi suerte.

Y escribiré mi archivo cada día.
Y aunque busque encontrarme la alegría
me encontraré por siempre con mi muerte.


 



El tiempo nació conmigo
y en mí se me está muriendo;
si el tiempo vive es que yo
lo crezco a cada momento.

La historia es un cuento triste
de otro planeta sediento,
ya que la historia sin mí
son letras de un libro muerto.

Dios, con ser Dios en la tierra,
también con serlo en el cielo,
espera que yo le oiga
para ser Dios en mi centro.

El tiempo, la historia y Dios
-triángulo de misterios-
son tres personas distintas.
Sólo hay un ser verdadero:

Yo, que viviendo conmigo,
le doy al tiempo su tiempo,
a Dios su espejo sin fondo
y a la historia su argumento.


YA SI TE DIGO

Ya si te digo Amor o si te digo
Violeta no sé ya ni a quien llamo,
y buscándote sigo y hasta el tramo
último de tu risa te persigo.

¿Punto final aquí? ¿Dónde? No. Sigo.
Por detrás de las frases te reclamo
y a cuerpo limpio grito y te proclamo
voz de con nadie y corazón conmigo.

Ausencia es ya tu nombre. No me queda
más que esta frágil, pálida vereda
para llevar mi verso y mi tristura.

A verso limpio lucho, a pena quieta,
y si te llamo Ausencia o Violeta
se me llena la boca de ternura.

(de Historia de una ausencia, 1961)



ESE SOY YO 

a Pascual y Conchita

Eso soy yo,
tristeza en carne viva,
árbol sustentador de sueños como pájaros
sin nadie que me diga
dónde encontrar un muñón frágil del tronco
para morir mis sueños bocarriba;
tristeza que me habita y me alimenta
como el sentido pan de cada día,
como el sudado llanto,
como la pena antigua...

...Pero dejad que llegue la tristeza
en bandada de hojas ya podridas,
en bandada de gorriones muertos
sobre cualquier cornisa;
pero dejad que llegue como un llanto,
sobre lluvia o ceniza:
en ese musgo crecerá mi verso
y se alzará mi día.

( De Paso de hombre, 1963)



Geografía 

Abro la puerta de la casa, y entro
en una inusitada geografía,
en un atlas de amor, en una esfera
de armilares trazados de sosiego,
de inolvidables órbitas de gozo.
Abro la puerta... y como en desbandada
la casa se me puebla de paisajes
remotos o de calles cotidianas,
se colma con los ríos que no he visto,
con mares no surcados, con montañas
que nunca escalaré, con los desiertos
que consumieron mi camino antiguo,
con los parques que encuentro cada día,
con selvas insondables e ignoradas.
Abro la puerta de la casa, y entro,
y encuentro al universo desplomado
viviendo en sus baldosas y maderas,
creciendo de su aliento y su ternura.
El mundo está en la casa. Y sus fronteras
encierran todo el mundo y lo aprisionan,
limitan, sí, separan ese abismo
que va desde su todo hasta la nada;
redondean su cálida corteza
y la llenan de luces siderales,
de orbitales caminos, de espaciados
meridianos de penas, paralelos
humanos, de ya célicos solsticios.
Su ecuador la circunda, abraza, envuelve
de paz, de la escalera a la cocina,
y la espina dorsal de su pasillo
es amplio valle para el pan y el beso.
Y yo, nomadeando por sus ríos,
haciendo los periplos ignorados
de descubrir caricias por el aire,
de explorar mi despacho o mis recuerdos,
contemplo cómo el mundo se me hace
pequeño, elemental, como mi casa.

(De Los límites,1968)



VILLANCICO DEL ÁNGEL DE CÁDIZ EN LA
NOCHE DEL NACIMIENTO 

Tan antiguo como el mundo,
Señor, y vengo a tu Amor.
Vengo
y te traigo lo que tengo:
un alegre mirador.
Es un mirador pequeño,
para mirar desde el sueño,
Señor,
para tener en el sueño
un pequeño mirador.
Caracolas sí que tengo
donde el ruido del mar
no es el ruido del mar,
sino el canto de mi amor.
Pero no te traigo mar,
pero no te traigo amor;
el amor vino delante
y el mar atrás se quedó.
Un pequeño mirador,
Señor,
para ver desde tu cuna
gozos de mi corazón.

(De Campana sobre campana,1971)


A mi tiempo muerto

Sobre el recuerdo, sobre lo perdido,
años de miedo, de esperanza o gloria,
quiero evocar renglones de mi historia
donde tu voz dejó semilla y nido.

Quiero poner por sobre lo vivido,
-sobre lo roto- la pesada noria
de mis días girando en la memoria,
a contra vuelta, para asir lo sido.

Arcos, Jerez, El Bosque... tu presencia
-sierra apacible de Benamahoma-
dejando claridades que no pierdo.

Estás, tiempo, conmigo; no tu ausencia.
Que si todo camino lleva a Roma
toda nostalgia lleva a tu recuerdo.

Sobre el recuerdo, sobre lo perdido,
años de miedo, de esperanza o gloria,
quiero evocar renglones de mi historia
donde tu voz dejó semilla y nido.

Quiero poner por sobre lo vivido,
-sobre lo roto- la pesada noria
de mis días girando en la memoria,
a contra vuelta, para asir lo sido.

Arcos, Jerez, El Bosque... tu presencia
-sierra apacible de Benamahoma-
dejando claridades que no pierdo.

Estás, tiempo, conmigo; no tu ausencia.
Que si todo camino lleva a Roma
toda nostalgia lleva a tu recuerdo.

(De Tiempo muerto,1974) 




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