Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 14 de agosto de 2011

740.- MANUEL ANDÚJAR MUÑOZ


Manuel Andújar Muñoz (n. La Carolina, (Jaén); 4 de enero de 1913 - f. Madrid; 14 de abril de 1994), escritor español. 

Los primeros años de su vida transcurrieron en La Carolina, Linares y Málaga. En esta última ciudad estudió en el Colegio Alemán y luego en la Escuela de Comercio, estudios que tuvo que interrumpir por la enfermedad de la poliomielitis; publica sus primeros artículos, de crítica literaria. En 1932 llega a Madrid, donde finaliza sus estudios de perito mercantil. Se traslada a Lérida y luego, a finales de 1935, a Barcelona, lugares donde trabajó como administrativo. Milita en el Partido Comunista clandestinamente; durante la Guerra Civil Española trabaja como periodista. Tras pasar por el campo de concentración de Saint-Cyprien (Francia), en 1940 llega a Veracruz, (México) en el Sinaia y allí permanecerá hasta 1967, con breves estancias en otros países de Hispanoamérica y un año entero (de 1956 a 1957) en Santiago de Chile. En México empieza a trabajar en una empresa importadora traduciendo la correspondencia en inglés y francés; también trabaja en publicidad; funda junto a José Ramón Arana la revista Las Españas, espacio de encuentro para los escritores y poetas españoles exiliados que venía a rellenar el vacío dejado por las efímeras revistas La España Peregrina de José Bergamín y Romance del poeta cordobés Juan Rejano. Escribe entonces sus libros de poesía, sus primeros intentos dramáticos y su trilogía narrativa Vísperas, sobre los antecedentes de la Guerra Civil Española, con un estilo realista inspirado en Benito Pérez Galdós, como observa Rafael Conte, pero sometido a una depuración artística y estilística. Trabajó como corresponsal de prensa y en una compañía de relojería, lo que le relacionó con el mundo de la radio y la publicidad. En 1946 es nombrado gerente de promoción y publicidad de la Librería Juárez y de la famosa editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, labores en que permanece once años. En México da cumplimiento a su vocación de escritor escribiendo una obra que repudia ética e históricamente la violencia. Se relaciona con gran número de periodistas y escritores. Publica varias obras y en 1967 regresa a España, donde compagina la labor de escritor con su trabajo en Alianza Editorial. Fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1985 y falleció en Madrid en 1994. En el Archivo Documental de Temas y Autores de Jaén de la Diputación Provincial de Jaén se encuentra actualmente su archivo. 
Obra 
Manuel Andújar escribió novelas, relatos (Narraciones, 1989, donde reúne sus cuentos completos), poesía (La propia imagen, 1961; Campana y cadena, 1965; Fechas de un retorno; Sentires y querencias, 1984), teatro (El primer juicio final; Los aniversarios; El sueño robado, 1962) y el ensayo (Narrativa del exilio español y literatura latinoamericana, 1974), etc., pero su obra no fue editada en España hasta 1986, año en que Alfaguara dio el primer paso. Al regresar del exilio, y ya en Jaén, donde ha quedado gran parte de su obra en el Archivo Documental de Temas y Autores de Jaén de la Diputación. En su obra destacan fundamentalmente dos trilogías narrativas y varias novelas que integran un largo mosaico narrativo del siglo XX español, que el autor tituló Lares y penares. Se inició con una primera novela, Cristal herido (1945), y siguió con dos trilogías: Vísperas e Historias de una historia, que narran, respectivamente, los acontecimientos previos a la Guerra Civil a través de historias intrahistóricas y la misma contienda. Su trilogía Vísperas narra el ambiente de preguerra civil a través de tres novelas ambientadas en el campo, la mina y el mar. Se abre con Llanura (1947), historia de una familia instalada en La Mancha, en concreto en un pueblo, "las Encinas", trasunto verosímil de Viso del Marqués. Asesinado el padre por los caciques locales, defiende a la familia la madre, Gabriela, hasta que el primogénito, Benito, la releve. Cuando la situación parece mejorar, el asesinato del alcalde hace que Benito abandone Las Encinas. La alternancia de párrafos en primera y tercera persona ameniza el relato y su tiempo lento le confiere un lirismo notable. Ese mismo escenario manchego vuelve a aparecer en los cuentos agrupados bajo el título "De la vega y el pueblo". La trilogía continúa con El vencido (1949), sobre el mundo de los mineros, y termina con El destino de Lázaro (1959), centrado en el mar. Otra trilogía suya fue Historias de una historia (1973, versión sometida a censura, y 1986, versión íntegra). El ciclo novelístico de Andújar se completa con las novelas La voz y la sangre (1984) y Cita de fantasmas (1984). 
Entre su ensayos más relevantes se cuentan La literatura catalana en el destierro y Andalucía e Hispanoamérica: Crisol de mestizajes. Entre los cuentos y crónicas-relatos podemos citar Los lugares vacíos (1971), La franja luminosa (1973), Secretos augurios, Partiendo de la angustia (1944) y Saint-Cyprien, plage. Campo de concentración (1942). Otras obras suyas son La sombra del madero (1968) y Todo está previsto y Un caballero de barba azafranada (1992). 
Bibliografía del autor 
Narraciones, 1989 
La propia imagen, 1961 
Campana y cadena, 1965 
Fechas de un retorno 
Sentires y querencias, 1984 
El primer juicio final 
Los aniversarios 
El sueño robado, 1962 
Cristal herido (1945). 
Llanura (1947). 
El vencido (1949). 
El destino de Lázaro (1959). 
Historias de una historia (1973, versión sometida a censura, y 1986, versión completa) 
La voz y la sangre (1984) 
Cita de fantasmas (1989). 
Mágica fecha (1989). 
Narrativa del exilio español y literatura latinoamericana, 1974. 
La literatura catalana en el destierro 
Andalucía e Hispanoamérica: Crisol de mestizajes 
Signos de admiración (1986). 
Los lugares vacíos (1971) 
La franja luminosa (1973) 
Secretos augurios 
Partiendo de la angustia (1944) 
Saint-Cyprien, plage. Campo de concentración (1942) 
La sombra del madero (1968) 
Todo está previsto 
Un caballero de barba azafranada (1992). 
Cartas son cartas, epistolario. 




Dormís, 
rendidas las pupilas 
por sudarios de bancales 
y las desiertas esquinas. 
En vez de cirios, llamas. 
Un gemido seco 
impregna de humedad 
las hostiles moradas 
Geografía española de la muerte. 






Manuel Andújar: La utopía de ser español 

Frente al terreno baldío creado por la cultura oficial franquista y frente a los que desde el resentimiento oponían a una dictadura militar otra del proletariado, autores como Max Aub, Rosa Chacel, Francisco Ayala, José Ramón Arana o Manuel Andújar, en el bando republicano, y Dionisio Ridruejo, Laín Entralgo, Torrente Ballester o Luis Rosales, en el nacional, alumbraron en los años cuarenta y cincuenta con sus obras y su talante humanista la posibilidad de una tercera España, desde una alternativa ética y dialogante que nada tenía que ver con el fanatismo ideológico y el maniqueísmo reductor de los que se autoerigieron bien envanguardia de un pueblo al que utilizaron para imponer su tiranía, bien como salvadores de una Patria a la que condenaron al ostracismo. El socialismo marxista excluyente de unos y el patrioterismo caduco de otros adulteraron los conceptos de Socialismo y Patria, despojándolos de su dimensión humana, al ponerlos al servicio del estalinismo criminal y el nacionalismo rancio, militar y clerical. Los españoles terminaron enfrentados en dos bandos en una guerra de la que, ganase quien ganase, nunca saldría la verdadera España, definida por Ortega como proyecto sugestivo de vida en común. 
Manuel Andújar (La Carolina 1913-El Escorial 1994) intenta penetrar en la esencia de la realidad nacional, recuperando el sentido originario de palabras, viciadas a diestra y siniestra y adulteradas por el fulgor de la batalla. Socialismo y Patria terminan convirtiéndose en banderines de enganche de un pueblo engañado por los intérpretes de su voluntad. "Mi meta-declara en 1987-en la etapa primorriverista era un socialismo pacífico y democrático". En Cartas son cartas, una antología epistolar sobre el tema de España, Andújar amplía su peculiar concepto de socialismo: 

No vale andar con rodeos. Hasta los hombres de sana mentalidad que proceden de la burguesía comprenden hoy que en lo económico el capitalismo ya no vale para el futuro y que seducir a los trabajadores con vagas promesas los empuja al campo del totalistarismo obrero, a la larga. Sólo podremos salvarnos todos, en cuerpo y alma, luchando por la implantación de un socialismo que se fundamente en el hombre y no en su opresión de calquier género. Un socialismo que estimule los valores humanos... 



Además, Andújar formaba parte de esa izquierda intelectual exiliada que supo romper con el lastre de su tradicional discurso antinacional al integrar el patriotismo como parte esencial de sus propuestas socialistas. En la obra de Andújar la Patria no aparece como mera abstracción sino como encarnadura de una circunstancia histórica y personal. 

También -comenta en Cartas son cartas- en tanto españoles desterrados, no podemos menospreciar que hay en España, con todas las degeneraciones que se qwuieran, un sentimiento patriótico general, arraigado, que , expurgado del maleficio del franquismo, puede ser útil como gran energía....Fuerza fundamental para este renacimiento español es la resurrección de la fe en nuestro carácter y en nuestro destino. Los valores espirituales y culturales son, hoy, de una jerarquía política inestimable. Necesitamos formular un pensamiento nacional ibérico y un estilo que lo revele. 

Los perfiles de la Patria se definen, pues, desde la memoria histórica y desde el deseo utópico. Memoria y deseo, amor y dolor, he ahí la síntesis de un patriotismo crítico de nuevo cuño, alejado por igual de mesianismos tradicionalitas y de quiméricos paraísos progresistas. La búsqueda de esta tercera España inexistente y la profunda reflexión sobre las miserias de las otras dos Españas enfrentadas será su mayor preocupación intelectural. La tramática experiencia de la guerra y el exilio lo acercan a la literatura: 

Querer explicarnos lo español y su posible trascendencia a lo universal, intentar ver claro en la maraña de la guerra civil, en función de los hombres y no de esta o aquella facción, de esta o aquella doctrina, de tal o cual táctica, del grupo de intereses y empecinamientos de mengano y zutano. Al menos para mí, es la literaria la única forma que tengo de expresarlo y de buscarlo, y sólo cuando lo tresuelva, o crea que lo haya resuelto, pondré encararme con otros problemas, gentes y momentos. 

Y es que toda su labor literatria es un reiterado esfuerzo por comprender el problema de España al margen de todo dogmatismo, en diálogo constante con el otro, no justificando pero sí intentando comprender, siguiendo la premisa machadiana "Mi verdad, no; la verdad. Ven conmigo a bjuscarla. La tuya guárdatela". En este sentido afirma Manuel Andújar: 

Hemos de aplicar la terapéutica del diálogo, inconcebible sin un régimen vigorosamente democrático. Diálogo consigo mismo, diálogo con los semejantes, con los próximos, con los lejanos, con las generaciones de erste tiempo y con aquellas que nos pautaron. 

Tras su dramática estancia en el campo de concentración francés de Saint-Cyprien, embarcó en el mítico Sinaia rumbo a México que sería durante más de dos décadas, hasta su retorno a España en 1967, el refugio de su trastierro, en palabras de José Gaos. Allí dirige en 1946 junto a José Ramón Arana Las Españas, una ambiciosa revista cultural que venía a rellenar el hueco dejado por las efímeras revistas La España Peregrina de José Bergamín y Romance del poeta cordobés Juan Rejano. Paralelamente se entrega a una copisa labor creadora. Partiendo de la angustia de 1944 es su primera obra. En ella late un hondo pesimismo que en libros posteriores será sustituido por un sustrato regeneracionista de fe en el hombre y en la historia. Pero la parte más significativa de su producción literaria -sin olvidar la experimentación de sus últimas novelas, sus excelentes cuentos reunidos en el libro Secretos augurios o sus esporádicas incursiones en la poesía o el teatro- la constituye el ciclo Lares y Penares. Las novelas pertenecientes a esta serie son fiel testimonio de una dilatada vida que ha sido testigo de los vertiginosos acontrecimientos que cubrieron de sombras la más reciente historia de una España, sentida como una herida abierta que se desangra a través de la pluma dolorida y enamorada del autor. 

La parte central del ciclo la constituye la trilogía Vísperas (1947-1959), una detallada reconstrucción de los prolegómemos de la guerra civil: los condicionamientos sociales, los prececdentes ideológicos y las rivalidades personales que llevatron a todo a todo un pueblo a un odio fraticida. Todos ello tratado con un estiloo realista de estirpe galdosiana elaborado, como apunta Rafael Conte, a través de la construcción de símbolos morales, personajes o anécdotas que, atravesando su propia significación real, se configuran como elementos de un juicio étyico. En Cristal herido (1945) el autor realiza una catarsis personal y colectiva al retratar, en un relato coral, la insatisfacción de la animosa juventud republicana que no sólo perdió la guerra sino también las esperanzas de construir una sociedad más libre y más justa. Pero no será hasta 1973, ya asentado njuevamente en España, cuando publica su novela sobre la guerra civil Historias de una historia, un extenso relato, en la línea de El laberinto mágico de Max Aub, donde el tema de la guerra civil es tratadop con un talante conciliador, transido de humanismo, alejado del espíritu propagandístico con el que se haba abordado este asunto en la literatura española (Agustín de Foxá, Tomás Borrás, Juan Marsé o Luis Goytisolo). El personaje central, Andrés Nerja, es un alter ego del autor, lo cual imopregna a la historia de un espíritu antidgmático. Llegará el día -omenta Andújar-en que se analice aquel estallido con espíritu limpio, mente clara y propósito fraternal ¿se cumplirá entonces la utopía de ser español? 

Cita de fantasmas y La voz y la sangre, publicadas en 1984, suponen una nueva orientación en la producción del autor. Si bien continúa el tema de la guerra, ahora se incorpora la reflexión sobre la novela. Son los personales quienes emprenden una investigación para captar el sentido último de la realidad individual y colectiva de parte de un pueblo que no se resigna al efrentamiento estéril. Los hijos de los exiliados exteriores e interiores deben ser los responsables, según Andújar, de construir una nueva España sobre nuevos cimientos. 

No cabe duda de que Andújar se está refieriendo a la generación que hizo posible la transición democrática que, con su espíritu integrador y dialogante, impulsó una Constitución en la que quedaban reflejados los principios de esa Tercera España superadora de los errores históricos cometidos por las generaciones anteriores. La palabras de Manuel Andújar, socialista y español, demócrata convencido, así como las de otros muchos exiliados, debieran hacer recapacitar a los que están empeñados en dinamitar los principios que hicieron posible la España constitucional, en la que parecía haberse cumplido "la utopía de ser español". 


Fernando Alvarez Jurado 


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