Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 4 de agosto de 2011

700.- CÉSAR ALDANA LÓPEZ

Cesar Aldana en el centro junto al poeta Ismael Cabezas
y Francisco Brines.




CÉSAR ALDANA LÓPEZ nació en San Roque (Cádiz) en 1973. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba. Ha sido galardonado con el Primer Premio de Poesía en el II Certamen Literario " IBN ABI RUH ", Algeciras (1993). Tres participaciones en el Aula de Literatura "José Cadalso" Jóvenes poetas Sanroqueños (1992), 5° Aniversario del Aula (1996) y Jóvenes poetas del Campo de Gibraltar (1999). En 1996 es reseñado en la antología poética "La Plata Fundida (1970-1995), 25 años de poesía gaditana". En el 2000 participa en el libro que recoge a jóvenes poetas de la comarca campogibraltareña, titulado Alquimia de la mentira. También aparece recopilada una selección de poemas en la antología editada por la Universidad de Cádiz, titulada Cónclave de Náufragos. Como crítico literario colabora con el suplemento La Isla del periódico Europa Sur. Es autor de dos poemarios: Preludio de una Despedida, Revista Almoraima (Algeciras, 1994) y Los Silencios del Agua.


WEB DEL AUTOR: http://cesaraldana.galeon.com/DATOS.html



HOGUERAS EN TIERRA

DESDE el barco avistamos
un litoral fluyente de luces,
en el cuaderno de bitácora
veintitrés de Junio, noche.
El viento en las velas
con la suavidad de una mujer
y lentamente nos acercábamos
a la costa encendida, hogueras,
lumbres de San Juan.
La brisa estaba confusa
y nuestro velero era un punto
en el horizonte, en la ansiedad
de la playa.
Casi sin darnos cuenta
los relojes de a bordo, todos,
dieron las doce y el viento
saltó de poniente.






CALINIRA

CALINIRA, viento sur.

El crepúsculo abriga sus besos
tras la falda de aquella montaña,
el bello azul del cielo
se torna en azafrán
en ardiente flor grana
que el Sur tomó
en su regazo violeta, malva...

Calinira, viento sur,
silba su canción y luego calla.
El mar se despide,
otra vez sus lagrimas
y el sol a sus senos se abraza.

Calinira, viento sur.








LA SOLEDAD DEL CRISTAL DE FONDO




Cuando en el crepusculario el sol ardiente
Desvanece su influjo sobre aquel flamante espejo:
( Aquellos taciturnos ojos que miraban...);
Esa diminuta ráfaga de luz que con mimo
Destella una tersa luna opalina...
Te contempló afligido; tan hermoso cuerpo,
Aquellos párpados de colores intensos, esos verdes ojos
Casi castaños,
Estas pestañas de rímel sugestivo; todo, de puntillas
Sobre su piel, femenina de una entidad travestida...
Fragancia hechizada que libera el esplendor,
El vuelo del cisne, tu indeleble recuerdo;
Sutil vestido - el color de la rosa marchita
Perdido en sus pétalos por el perfume terso de la noche...
Pléyade en la galaxia, elegante baile, danzas
De un vals,
Austria, Viena, recuerdo de aquellos suntuosos salones
Donde Danubio bañaba sus cuencas...
( Juntos en la magia de un sueño...)
Aquellos taciturnos ojos que miraban antes,
Ahora su brillo, perdido de tanto contemplar
Lindeza en tal argentino tul
Que acaricia la caná de tus senos,
De tus cabellos su crespo viento...
Ni tan maravilloso fue el regalo de las musas
A la olímpica Pandora , ni siquiera soñó en verlo posado
Cyrano por Magdalena, su amada prima ( Roxanna );
Una hermosura que no se marchita cuando
Se aprecia la vía Láctea, el apocalipsis, el cielo;
Tú que siempre ocultas el brillo del sol con tu reflejo;
Unicornio, Ninfalia, habitas en la selva
Del cristal verdoso, en la drusa del espejo,
De ti, no sólo me deslumbra tu belleza:
je t'aime.






EL BURLADOR DE SUSURROS

Bermejos claveles, blanquecinos jazmines
De olorosos recuerdos,
Áureos narcisos copan las aguas puras de lágrimas
Rociadas,
Jacintos tronados de malva, aterciopeladas prímulas
En eclipse rojizo amarillento,
Cuando la cadenciosa mar se bautiza de negruzcas
Cenizas...
Te concedo yo, azul heráldico, todo lo que
Desafortunado yazgo. Eurídice regresaba por
Los mancebos ojos del caudaloso y esotérico Orféo,
Tenuo silabario de versos recitados sin cuerpo.
- Hades interpuso entre nosotros su cariño -.
Como ese tremebundo vampiro cárpato que aposentaba
Con untosidad su visaje entre tus pavoridos
Y deliciosos muslos...
Apeteciste esa fruta pecaminosa que la vil
Serpiente draconiana os enarboló: dulce melocotón
Almibarado; cosecha del olimpo te supuso, nepentes
De hordas mágicas como tal estupefasciente que lenificaba
La sólida tristeza y el incandescente dolor
De cuán litúrgico amorío padecías...

¡ Oh maldita, maldita seas !
Llamado de seculares bacanales
Donde aquel princi-pillo te hocicaba con su deseada
Y babeante, viperina lengua, mientras ensayaba posturas
Ante el pezón delicioso que altivo coronaba
Tu seno.
Ese jugo se gangrenaba como el eréctil miembro,
Mirado de reojo, mientras cadalso de su funeral,
Por ese lánguido gusano serpenteante,
Que líbido de mujer, ansiaba deborar el corazón...

El decadente mundo se enorgullecía
De pictóricos párodos encominados;
El gélido coro gemía estranbótico
Mientras solitarios y lacrimosos versos
Abandonados en el lecho caótico de la mesa
Te suplicaban ¡ Amor !.
Burlador de eruditos y cárdenos amores,
Advenido céfiro;
Desgarraste mis arterias de mirtos arrayanes
En un solo segundo de vida... y
Ahora pretendes que las resolladas alondras te guien
A esa nebulosa de ojos vastos, profundos y verdísimos...

... Ella... ... ella...¡ sSsS !, imbecil: escucha otro susurro...






PASAJE MUERTO DE PIEDRAS Y ROSAS

No te veo, no llego a tu contacto,
llegan flores raras, deshechas,
invisibles...
LEOPOLDO DE LUIS


TE vi, donde los altivos rosas
y las damas de noche,
como senos se erguían
en un litúrgico perfume
de enseres enaltecidos.
Alguien me susurró un placer
de recuerdos ocultos tras tu cabello.
Allí donde la luna ámbar
y los eternos soles siempre
se abren hueco entre las nubes.
Allí donde el paraje se hace muerto
[de piedra,
donde la rosa marchitaba
la fragancia de un amor perdido.
Vi tu dulce sombra,
el perfil finito de tus labios
o el tacto etéreo de una piel fruncida,
fingiendo timidez,
todos labrados por la mano
de un dios inocente,
pero con una crueldad inmensa en
[sus bolsillos.
Pude imaginar tu palidez
como cuando solías atraer prisionero
el zurcir inexperto de mis ojos,
impidiéndome apartar la luz de la contemplación.






Y LA FRAGANCIA DE SU SALIVA SE ADUEÑÓ,
ALMIBARADA, DE MIS LABIOS

Lo que yo siento por Sophie no es amor
es religión -.
NOVALIS.

TRAS disfrazar los labios ardientes,
acaricio la figura de tu boca varada
sobre una mar de silencios ancestrales.
Y un tempestuoso aljibe de aguas fluye
cuando las lenguas sonrojadas de envidia,
discuten por quien es la primera
en dar el paso de la caricia tentadora.
Beso tras beso despides una esencia
que comparte con tus ojos verdes
el olor a rosas, guardado con afán,
en el frasco de tus senos ocultos.
Mis sentidos intentan liberarse
de tus acicaladas mejillas
mientras recupero el conocimiento, aturdido,
ante tu saber amar temprano...




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