EMILIO JIMÉNEZ DÍAZ. (Sevilla)
Nací en un corral, llamado de "Los Sargueros", un 18 de Julio de 1949, cuando abundantes eran la hambre y la tristeza. El milagro es que también reinaba la alegría derredor de los anafes comunes, de la miseria conjunta y compartida, de las esperanzas -pocas, pero gratas- y de las desesperanzas: las orfandades, próximas y prójimas, las lágrimas, los lutos...
Todo aquel universo era como un pan candeal comunitario.
Hoy, cuando apenas si conozco al vecino de al lado, mi corazón me lleva hacia la infancia, a recordar aquel patio con su higuera en el centro, los perfiles de hombres y mujeres y niños que lo habitábamos derredor de una pobre Cruz de Mayo, en los jaraneros bautizos y en los entrañables días de la Navidad, cuando por el amplio portón se colaban las voces de los campanilleros y el olor a aguardiente y pestiños caseros inundaba su vientre.
Hoy he querido subirme a la torre azul cobalto que quedaba a pocos metros de mi casa, en la cava gitana, y que a todos nos amparó. Y me subo a ella para mirar mejor el horizonte, el río, el caserío, la Ciudad, las serenas lomas del Aljarafe cercano. Pero, también, para compartir con todos vosotros no sólo parte de aquella infancia de posguerra, sino la visión de la historia que, día a día, ha ido pasando por mis ojos, mis manos y mi corazón.
Desde esta atalaya hablaré de mis recuerdos de infancia, juventud, madurez y vejez. Y me he prometido hacerlo con la mayor honestidad de mi pensamiento para que todos -a favor o en contra de mis opiniones- dejéis el mensaje sincero de vuestro compromiso.
Mi horizonte, como el de todos vosotros, está lleno de verdes y de grises. Alguna vez se alumbrará con un sentido poema; otras, se adornará con mi amplias memorias del Flamenco; y muchas con la impronta personalidad de las propias ideas del mundo que vivimos, que no acobardarán siglas políticas ni pedirán opciones de gobierno.
WEB DEL AUTOR: http://desdemitorrecobalto.blogspot.com/
¡Mirad la torre, única y precisa,
tan bañada de luz, tan azulada,
que mar se hizo en mis ojos su alborada
en la niñez, tendida a la sonrisa!
¡Contempladla despacio, que la prisa
no va con su silueta enamorada
de ríos y aljarafes, de dorada
ráfaga iluminaria que la alisa!
¡Miradla con los ojos del encanto,
cual si tanto mirar se hiciese llanto
por disfrutar su esbelta filigrana...
que quien llena de amores la mirada
siempre tendrá la vista iluminada
con el azul cobalto de Sant'Ana!
MI RÍO
(Gané algunas palizas por bañarme en sus oros)
Betis, Guadalquivir, río de mi infancia,
zapata de mis baños temerosos,
trampolín de unos sueños, siempre hermosos,
que hoy da a mi madurez cierta arrogancia.
¿Alguien me cambia el tiempo y la distancia?
¿Quiere comprarme alguno aquellos gozos?
¿Sabrá valorar nadie cuántos pozos
hay en los quicios vivos de su estancia?
Niños desnudos al sol de una posguerra
que se tiran al río y chapotean
buscando mil sirenas por sus sombras
para olvidar el hambre de su tierra,
y rien, y bromean, y bucean
con arenas tartésicas de alfombras.
PRIMERA COMUNIÓN
Ahí me tienen, vestido
de no sé qué
para albergar a Cristo
en un día lejano
según las normas
que marcaba la Iglesia.
Cruz.
Rosario.
Misal.
Y el alma boba
de tantas emociones
que jamás entendí
y que aún no entiendo.
Monedas.
Picatostes.
Regalos.
Y un niño dando vueltas
y más vueltas
por corrales vecinos
y amigos familiares.
Estampas.
Óbolos.
Promesas de ser bueno.
Y hoy, hombre,
me pregunto,
qué comunión me dieron
que la oblea no alivia mis pesares.
"La mirada perdida"
(FOTO DE JOSÉ LUIS JIMÉNEZ)
CORRAL DE SARGUEROS
Me debes la disculpa, viejo amigo,
de dejarte morir sin señorío;
de no plantarle cara al desafío,
de ser tú menos firme que el buen trigo.
Si cuando vine al mundo fuiste abrigo,
si cuando me eché andar tu caserío
me cuidaba con mimo y amorío,
si de tanta niñez fuiste testigo...
¿Por qué cuando llegaron las piquetas
tú te dejaste hundir con las macetas
y con la higuera aquella de primeros
sueños que verdeaban en mi infancia
y me verdean ahora en la distancia?
¡Corral mío, llamado de Sargueros!
RELOJ DEL NUEVO RICO
Además de ser tontísimo de lava,
el nuevo tonto rico es tan tontito
que en su cara de bobo lleva escrito
que nació tonto y gilipolla acaba.
Más oro que el reloj lleva la esclava
que luce en su muñeca el muy cabrito
y que deja lucir cual puro rito
en el corral sin fin de su almadraba.
Nunca mira la hora, porque es pronto
el despertar solemne al mediodía.
Tiempo no tiene para observar la hora.
Es tonto, tonto y tonto, más que tonto.
Sin mirar su reloj, sólo confía
burlar la muerte, tan cierta y tan traidora.
CUPIDO
Ángel de los amores que transitas
de un lado para otro, que va y vienes,
y por ser hijoputa te entretienes
en tirar, cuando amamos, tus flechitas.
Ángel alcahuetón que te acreditas
cual portavoz de paces. No envenenes
los besos, las caricias, los vaivenes
de los que alegres follan. ¿Necesitas
por complacer tu ego un buen regalo?
No te apures, que aquí tengo un buen palo,
de ciprés, recién limpiado y nuevo,
para que tú, Cupido, hagas flechitas
con miles y con miles de estaquitas
que bien puedes hincarlas en tus huevo (s).
"Coñografías. Pecados veniales"
1999
Quisiera contactar con Emilio Jiménez Díaz referente a su libro "Sevilla y sus tranvías" ya que hago un reportaje sobre los tranvías de Sevilla. Tel 935949389
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