Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 27 de marzo de 2013

1516.- ANTONIO MOHEDANO


Antonio Mohedano. Anunciación, iglesia de la Anunciación, 
Sevilla, retablo mayor.



Antonio Mohedano
Antonio Mohedano fue un pintor y poeta español (Lucena, CÓRDOBA 1563 - Antequera, 1626).
Formado al parecer en Córdoba con Pablo de Céspedes, recibió también la influencia de los fresquistas italianos Julio Aquiles y Cesare Arbasia y, probablemente, de los manieristas escurialenses. Avecindado en Antequera, gozando de gran fama como pintor y cultivando con acierto la literatura hasta merecer que Pedro de Espinosa le incluyera dos sonetos en su Flores de Poetas Ilustres.
Muy celebrado en su tiempo como pintor de frescos, sus obras de este género, como la decoración del Sagrario de la catedral de Córdoba y la del claustro del convento de San Francisco de Sevilla, en colaboración con Alonso Vázquez, se han perdido. No obstante, queda por aclarar la atribución que Ceán Bermúdez le hizo de las pinturas del techo del Salón de honor del Palacio arzobispal de Sevilla (1604), que representan escenas apocalípticas y, aunque al óleo, poseen sentido de mural. También fue notoria su fama como autor de naturalezas muertas, principalmente frutas, aspecto de su trabajo desconocido actualmente y que lo relaciona con Blas de Prado y Sánchez Cotán. Esta faceta de su oficio, al decir de Diego Angulo Íñiguez, pudiera hacer de él un precursor de Francisco de Zurbarán.
La más importante de sus obras conservadas se encuentra en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, formando parte del retablo mayor, junto con otras pinturas de Juan de Roelas y Francisco Varela; fechada en 1606, permite hacerse una justa idea de la fama que Mohedano alcanzó en su tiempo, al mostrar su dominio del dibujo, su exquisito sentido del volumen y la riqueza de su paleta, cuyos azules tanto celebró Francisco Pacheco. Otras obras importantes son: la Asunción y la Transfiguración de la iglesia de San Sebastián de Antequera, la serie no muy bien conservada de la iglesia de San Pedro de la misma localidad y los lienzos dedicados a Santa Lucía y la Sagrada Familia de propiedad particular antequerana y sevillana respectivamente.
Situado en la transición entre el manierismo y el barroco, es, como todos los andaluces de su tiempo, un pintor italianizante y ecléctico que si no concentró como Roclas su atención por el color, a la manera veneciana, lo hizo en el volumen de las figuras, anticipando con ello mucho del plasticismo zurbaranesco. Formado, como toda su generación, en el idealismo renacentista, el naturalismo de sus composiciones y el interés que mostró por los problemas claroscuristas le convierten en un auténtico precursor del barroco de 1600.

Bibliografía

A. DE LA BANDA Y VARGAS. Antonio Mohedano
J. M. FERNÁNDEZ, «El pintor Antonio Mohedano de la Gutierra», Archivo Español de Arte. (1948) 113-119.
D. ANGULO IÑIGUEZ, «La Encarnación de Mohedano de la Universidad de Sevilla», Archivo Español de Arte (1944) 65-68.




Soneto


   En vano es resistir al mal que siento,
si echada por el suelo mi esperanza,
sujeta a mi razón con tal pujanza,
que ni aun libre le deja el sentimiento.

   Así padece y calla el sufrimiento,
sin esperar del tiempo la mudanza,
ni en aquesta tormenta la bonanza;
que siempre ha de soplar contrario el viento.

   Estoy a padecer el mal tan hecho,
que en el mal estaré, si viene, extraño,
porque el mal en sí propio me convierte.

   Y temo venga ya, porque sospecho
que el bien ha de causar en mí más daño
que causa el mal, pues no me da la muerte.






Soneto


   Aguarda, espera, loco pensamiento,
y no lleves volando la memoria
a ver la causa de tu amarga historia,
que doblas la ocasión al sentimiento.

   Para el curso veloz y muda intento,
huye la senda de tu fin notoria,
pues ves que el mal publica la victoria
de mi vida, vencido el sufrimiento.

   Ya, pensamiento, cesa tu pujanza;
llegado habemos a la muerte triste,
posada cierta del dolor amigo.

   De ti quiero tomar justa venganza,
y es, pues que tú contigo me perdiste,
morirme yo, y perderte a ti conmigo.




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