Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 26 de marzo de 2013

1508.- RUBÉN PÉREZ TRUJILLANO


Rubén Pérez Trujillano (San Roque, Cádiz  1991). 
Con Alba de los condenados (2006) obtuvo el Premio de Relatos Cortos “Letras del Sur”. Ese mismo año consiguió el Galardón Tercer Centenario de San Roque de narración histórica. En 2008 apareció su primer poemario, Quien pueda decir adiós (Aula de Literatura José Cadalso, San Roque). En 2009 participó en la obra colectiva Lo que ha quedado del naranjo. Palestina en el corazón (Puerta del Mar, Diputación, Málaga) y en el homenaje al poeta granadino Javier Egea, Soledades eternas. 
En el ámbito de la recuperación de la memoria histórica, ha publicado Un guerrillero andaluz (Francisco López Herrera) en 2010, escrito junto a Antonio Pérez Girón (FMC Luis Ortega Brú, San Roque). Con dicho autor ha publicado también San Roque, la burguesía de izquierda durante la II República (Ende, La Coruña), y en estos momentos se encuentran preparando una monografía sobre el movimiento obrero en su municipio. 
Pérez Trujillano ha participado en diferentes revistas literarias (El fantasma de la glorieta, Alhucema, Tres Orillas…) y en otras tantas publicaciones de actualidad (Olvidos, Paralelo 36 Andalucía, Área, Noticias de la Villa, Insurgente, Tercera Información…), así como en la Revista de Estudios Sanroqueños Lacy. 
Ha realizado un estudio sobre el constitucionalismo federal y el origen del andalucismo histórico, pendiente de publicación. Actualmente estudia Derecho en la Universidad de Granada. 






QUIEN PUEDA DECIR ADIÓS

A Antonio Gamoneda.

La luna afila los silbidos de la fuente.
En la oscuridad mi amor está loco de vida.
Mi luz es un canto inaudible. Quizás siente
el murciélago blanco la hondura de la herida.

Miríadas acuáticas de luces.
No es química, bien lo sabes,
este deseo, sino alquimia
de lo que es verdad ahora.

Un redoble de campanas 
en la fecunda noche. Alguien
será sangre, solo de amanecida.

Pero ahora ¡silencio! La leche de la luna,
el jazmín, el encaje, una brisa.
Reflejos y cosas.

Por fin el mar se ha dormido.
Un simulacro arde.

Lava tus manos, o no, en el agua
que es dulce ahora.

Algo, alguien duerme,
y es la lentitud del cielo
un árbol en tu carne.

En mi cintura arden las rosas.

Tú, que purificas tu alma, has de saber

que no soy quien pueda decir adiós,

ni es tarde. 

De Quien pueda decir adiós (2008).








LOS DROGADICTOS de la esquina
de la Alameda, que no saben
quién fue Baudelaire, que no piensan
en el Cielo ni en el Infierno,
éstos que balbucean con sus litronas
y que se comen a las niñas con 
la mirada y de los que todo el mundo
se escarnece, ésos que de vez
en cuando pasean, hechos mixto
por la cocaína y a saber qué más,
ésos que extravían la hepatitis,
ésos ¿quiénes son?

De Quien pueda decir adiós (2008)






MIRAD a los amantes:

¿Será el abrazo
la potencia mundana
de la eternidad?

De La tierra en abril (2013)








Y BAJO esta bóveda de sospechosos,
y bajo esta mano que cristaliza la sangre,
desnudos,
el parterre, la luna,
el zumbido de los versos.

De La tierra en abril (2013)







AL crearte los labios
me has descubierto también otra verdad tuya:
la ceniza ha caído entre los dedos de tus pies.
Que no son pies tampoco.

De La tierra en abril (2013)






No hay comentarios:

Publicar un comentario