José Bonifacio Orellana Soriano
Nació en Alameda (Málaga) en 1.802 y murió en 1.875.
Religioso capuchino y dominico, hizo sus estudios en la Universidad de Osuna. Inclinado hacia la poesía hay que destacar su "Poema místico a Santa Dorotea", "Viaje a los infiernos" y los "Pasos de la Pasión", magnífica obra en teatro, que tuvo su representación en los años finales del pasado siglo.
LOS “PASOS DE LA PASIÓN”
DE JOSÉ BONIFACIO ORELLANA SORIANO
DEL ORIGEN DEL “LAVATORIO”, EL “PRENDIMIENTO” Y EL “PREGÓN” DE LA SEMANA SANTA DE MORILES
Desde muy pequeño he asistido, año tras año, a las representaciones de la Pasión de Cristo que se escenifican en Moriles. Siempre se nos dijo que los textos eran de autor desconocido, que no estaban escritos y que se transmitían de generación en generación por vía oral. Cuando ya tuve la formación suficiente para poder apreciarlas literariamente, llegó a mis manos una copia de las palabras transcritas de viva voz y comprobé que a pesar de los rudimentarios vocabulario y sintaxis de algunos pasajes, subyacían un estilo poético y una argumentación propias de personas ilustradas y no de semianalfabetos pundonorosos, como se ha llegado a decir. El hecho de que Moriles y su Semana Santa sean de nacimiento relativamente reciente me ha llevado a pensar que hubo un texto primigenio cuyo autor probablemente no nació y vivió en el lugar, ya que de lo contrario sus herederos defenderían la autoría del mismo, que llego al pueblo de manos de una persona de cierta formación (sacerdote, maestro, ) y que por avatares de la guerra u otras circunstancias se perdió.
Por casualidad, como suceden muchos descubrimientos, y como regalo de mi cuñado Martín Quirós, en la Cuaresma del año 2001, conocí un libro fascinante tanto por su contenido como por lo que suponía de hallazgo. Editado e introducido por José Antonio Rodríguez Martín, cronista oficial de la villa de La Alameda, provincia de Málaga, leí los “Pasos de la Pasión” de José Bonifacio Orellana Soriano (1802-1875).
En su introducción, José Antonio Rodríguez nos dice que José Bonifacio Orellana nació en Alameda el día 5 de mayo de 1802, que sus abuelos paternos, Alonso Orellana y Francisca Hurtado, eran naturales de Palenciana, y que casó en primeras nupcias con Dolores Espejo Ramírez, también natural de Palenciana, de cuyo matrimonio tuvo cinco hijos. Comenzó sus estudios en Alameda, trasladándose posteriormente a Osuna, donde inició la carrera de Medicina, que más tarde abandonó. Tras una corta estancia en el convento de los Capuchinos de Sevilla, regresa a Osuna, donde cursa estudios de Humanidades y Teología en el convento de los Dominicos. Superó los estudios de Magisterio, profesión que luego ejerció en Alameda. Dos de sus hijos, Luis y Jacobo también fueron maestros, ejerciendo el primero en Badolatosa y en varias ciudades andaluzas el segundo.
Los “Pasos de la Pasión“, como nos dice su editor e introductor, son “una pieza religiosa en verso que se dispone estructuralmente como una obra de teatro, dividida en veintiuna escenas que narran la pasión y muerte de Jesús, a excepción de las dos primeras, centradas en pasajes del Antiguo Testamento: Adán y Eva en el Edén y el Sacrificio de Isaac. Los Pasos se desarrollan en tres jornadas: Jueves Santo por la tarde y Viernes Santo, en sesiones de mañana y tarde. Las actuaciones se llevan a cabo en su totalidad en tres escenarios (tablados), aunque se complementa en algún caso con el zaguán de la iglesia. ….. Debemos indicar que esta obra se representó en el real de la iglesia de Alameda en varias ocasiones a finales del siglo XIX y principios del XX, por actores y actrices del pueblo aficionados al teatro”
Muchas veces he escuchado a nuestros mayores contar que en Moriles se representaban otros actos en la Semana Santa que hoy se han perdido. Algunos, pocos, hablan de Adán y Eva, los más tienen muy vivo el recuerdo de la representación del Sacrificio de Isaac. Recuerdo el emotivo y nostálgico artículo de Paula Contreras en la revista de Semana Santa del año 2001, en la que ella misma, siendo una niña de cuatro años, sigue a los actores vestidos para la ocasión desde la calle La Cochera hasta el Paseo, los vé subir al tablao y asiste asustada como Abrahám levantaba el brazo con el puñal y recitaba los versos. Hoy conservamos el “Lavatorio” de los Apóstoles, como acto incluido en los Santos Oficios del Jueves Santo, el “Prendimiento”, que escenifica principalmente la traición de Judas y la captura de Jesucristo, y el “Pregón”, acto en el que se representan los juicios en el Sanedrín, ante Herodes y Pilatos y la condena y muerte de Jesús y que nada tiene que ver con el clásico acto de exaltación que abre la Cuaresma de casi todas las ciudades y pueblos de España.
Todos estos actos y otros que no tienen escenificación en Moriles están incluidos en la obra de José Bonifacio Orellana, aunque recogidos como escenas (pasos). Así, Adán y Eva en el Edén se representa en el paso 1º y el Sacrificio de Isaac en el paso 2º. Los pasos 3º al 6º no tiene representación actual: así, el paso 3º se dedica al encuentro de Jesús con la Samaritana; el 4º recoge la conversación entre un Ángel y María Magdalena; en el 5º, Jesús da su perdón a María Magdalena ante los Apóstoles; y en el paso 6º recoge unos diálogos entre Jesús, su madre, San Juan, María Magdalena, San Pedro y otros. Nuestro actual “Lavatorio”, que es mudo, se recoge en el paso 8º. Nuestro “Prendimiento” abarcaría los pasos 7º, en el que se exponen los “delitos” de Jesús y se negocia con Judas su entrega; el paso 9º, donde se última la traición, se paga a Judas y se emprende la marcha; y los pasos 10º y 11º, que escenifican la llegada al Huerto de los Olivos y la consumación de la entrega. El “Pregón” viene recogido en la obra de José Bonifacio en los pasos o escenas siguientes: 12º, que se representaba el Jueves Santo por la tarde en Alameda y que en Moriles es el inicio del acto del Viernes Santo y escenifica la presentación de Jesús ante Anás; 13ª, que es la presentación a Caifás; 14º, presentación a Pilatos y el envío a Herodes; 15º, presentación a Herodes y vuelta ante Pilatos, que lo juzga definitivamente; 18º, discusión sobre el rótulo de la cruz; y 19º, que escenifica la lanzada de Longinos y su arrepentimiento. Los pasos 16º, 17º, 20º y 21º tampoco tienen representación en Moriles, aunque en el 16º se recogen las Tres Caidas, la ayuda del Cirineo y la presencia de Verónica, de reciente escenificación morilense. El 17º recoge el sorteo de la túnica mientras que los pasos 20º y 21º se dedican al permiso de Pilatos para inhumar a Jesús y el descendimiento.
Independientemente de las semejanzas que se observan entra la obra de José Bonifacio Orellana y los actos que se representan en Moriles, en cuanto a la estructura se refiere y en que la mayor parte de los pasos de esta obra han tenido o tienen escenificación por nuestras hermandades, se observa un paralelismo evidente en el estilo literario. Pero además y teniendo en cuenta que el texto que actualmente se representa en Moriles proviene de la tradición oral, con las consabidas alteraciones y modificaciones que ha podido sufrir a lo largo de los años, en los “Pasos de la Pasión” encontramos estrofas y diálogos muy semejantes a los representados en nuestra Semana Santa. Pongamos, por ejemplo, las palabras de José Bonifacio en la entrega a Judas de su recompensa:
Caifás: Noble acción es cumplir lo prometido
y de ella vais a recibir el premio.
Abdarón, entregado de plata al punto
treinta dineros.
Pontífice 1º: Y del cuño nuevo.
Aquí están. ¿Vuestro nombre?
Judas: El nombre es Judas.
Pontífice 1º: Contadlos.
Judas: Uno, dos,.. falto de peso
es este a mi entender.
Pontífice 1º: No hay duda alguna.
Tomad este otro.
Judas: Venga. Este si es bueno.
Pontífice1º: ¿Están cabales?
Judas: Justos, no replico.
…………………………………………………….
Judas: Dadme gente dispuesta que me siga
y en vuestras manos le pondré muy presto.
Caifás: Roboán, con mañosa diligencia
avisad a los soldados que en el templo
reunidos están, sigan a Judas
que a Jesús nos ofrece entregar preso.
El momento esperado se aproxima,
con su muerte vengados quedaremos.
Otro pasaje de indudable paralelismo, en cuanto al texto se refiere, se produce cuando Jesús, tras su oración en el huerto, se dirige a los Apóstoles antes de su prendimiento y dice:
Jesús: Alzad, discípulos míos,
sacudid el sueño presto,
pues a prenderme ya llegan
la turba y los fariseos
(Avanza la turba y cercan a Jesús y este les dice)
Jesús: Amigos ¿A quién buscáis?
Todos: A Jesús el Nazareno.
Jesús: Yo soy. (Caen a tierra)
¿Qué queréis de mí?
Levantaos fariseos. (Se levantan)
Decid, rabinos, ¿a quién
con tan importante apresto
buscáis en este jardín?
Todos: A Jesús el Nazareno.
Jesús: Ya os lo he dicho que soy yo. (Caen)
Alzad, levantad del suelo (Se levantan)
y decidme a quién buscáis.
Todos: A Jesús el Nazareno
Jesús: Os repito que soy yo. (Caen)
Alzad, levantaos presto, (Lo hacen)
que a las santas profecías
dar cumplimiento pretendo.
En mi solo descargad
de vuestra furia el veneno,
mas respetad a los míos,
humildemente os lo ruego.
Aunque en estos momentos de la pasión el paralelismo entre la obra de José Bonifacio y la representada en Moriles son evidentes, incluso en la interpretación gestual (caen a tierra y se levantan cuando Jesús se lo pide), a partir de la presentación a Anás se producen diferencias notables, tal vez producidas por la necesidad, en un momento dado y ante la pérdida de personas que representaban los actos, de reelaborar el texto a partir de la tradición oral y de las escrituras sagradas. Justamente es el paso 12º, la presentación ante Anás, el que se representaba en Alameda la tarde del Jueves Santo y que en Moriles inicia el “Pregón” el Viernes Santo por la mañana. Ese cambio de ubicación es un indicio de que hubo una pérdida de texto que al subsanarse produjo cambios incluso estructurales. Con todo quedan versos completos y vocablos muy específicos en los que la semejanza es evidente, lo que supone una labor de investigación muy extensa que espero desarrollar en otro momento.
No dejo de tener en cuenta que son muchos los autos sacramentales que se representan a lo largo y ancho de la geografía española y que, como tales, están basados en las sagradas escrituras. Por lo tanto, es posible que los actos de la Semana Santa morilense pudieran estar basados en cualquier otro auto sacramental o que fueran de nuevo cuño; sin embargo, es bastante sorprendente que, al igual que en la obra de José Bonifacio, en Moriles se diera vida tanto a pasajes del Antiguo como del Nuevo Testamento, y que, precisamente, con lo amplio que es el Antiguo, coincidan los pasos relativos a Adán y Eva y el Sacrificio de Isaac con las representaciones que antiguamente se escenificaban en Moriles.
Volviendo a la historia, es sintomático que la hermandad decana en la semana Santa morilense sea la de “Los Apóstoles”. Se puede argumentar que así fue porque se produjo una traslación de la vecina ciudad de Puente Genil. Sin embargo, a los discípulos de Jesús, en Moriles, les siguieron el “Imperio Romano”, el “Pretorio Romano” (conocidos popularmente como “los sayones”), que incluye la figura de Pilatos y que desde que hay memoria son los que el llevan el peso de las representaciones; “Las Marías”, que en realidad se trata de las amigas de la Virgen María: Magdalena, Salomé y Cleofé, y las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad; “Los Salomones” y, ya con más años de distancia, “Las Samaritanas”. El hecho de que en una Semana Santa aparezcan hermandades de figuras bíblicas antes que cofradías de paso, me lleva a pensar que la representación de determinados momentos de la pasión de Cristo influyó de manera decisiva o era el germen de su creación. Sintomático es asimismo que donde aún no hay cofradías aparezcan una serie de corporaciones bíblicas con una evidente relación directa con la obra de José Bonifacio y su desarrollo escénico.
Desde un punto de vista económico, es más soportable, para una sociedad de pocos recursos y eminentemente agrícola como la de la aldea de Zapateros, futuro Moriles, la escenificación en la calle de la Pasión a través de representaciones teatrales sobre tablaos que con costosas imágenes y pasos de procesión. Un texto tan amplio, con tantos personajes y situaciones como el que se representa en Moriles, aunque pudo elaborarse después de crearse los grupos de personas que lo representaran, induce a pensar que estuvo en el origen mismo de dicha Semana Santa, y si esa obra no es reclamada en 120 años por ningún morilense, como propia de un ancestro, y si además consta como de autor desconocido, es muy probable que nos haya llegado de otro lugar.
Mi hipótesis de trabajo parte de la existencia de una persona, con estudios y cuya labor estaba dirigida a la educación de las personas, que llevó a la aldea de Zapateros la obra de José Bonifacio a finales del siglo XIX. En esos momentos, la pasión de Cristo estaría reducida al ámbito de la parroquia y, tal vez, a alguna procesión o vía crucis. No existían cofradías ni pasos de procesión. La inexistencia de esa mínima organización en cofradías de “trono”, debido a la falta de medios como ya se ha apuntado, induciría a la creación, a imagen de Puente Genil, de corporaciones bíblicas que llevaran a cabo la representación de la obra de José Bonifacio y, con ello, se concebía el germen y la cantera humana de las futuras hermandades de paso. No veo sostenible en aquella época el simple desfile de grupos de figuras bíblicas por las calles de una población sin imágenes de Cristo y la Virgen sobre pasos. No debe olvidarse que Zapateros era una aldea de Aguilar de la Frontera y, por tanto, aunque tuviera iglesia, ésta dependía de la parroquia de Aguilar y no sería muy rica en cuanto a imágenes y elementos de procesión. Hoy sabemos que todas las imágenes de Moriles que hacen estación de penitencia en la actualidad, han sido adquiridas por particulares con posterioridad al nacimiento de las primeras corporaciones bíblicas.
Una vez leídos los “Pasos de la Pasión” de José Bonifacio Orellana Soriano, cualquier hijo de Moriles que conozca su Semana Santa tendrá la sensación de estar viviendo momentos muchas veces vividos y sin querer se transportará al “paseo” en la noche del Jueves Santo o en la mañana del día siguiente y se verá, en una Jerusalén imaginaria, a los pies del palacio de Pilatos y rodeado por los hijos de Judá, los romanos y los seguidores de Jesús y en la música que emana de los versos a veces encontrará la entonación de “samarrota” o de “carmonilla” o de Antonio “el sacristán” (1).
Por todo lo expuesto y a falta de recabar los datos que confirmen ciertas hipótesis de la investigación, considero que los “Pasos de la Pasión” de José Bonifacio Orellana Soriano es la obra original que en su día comenzaron a representar nuestros antepasados en la Semana Santa.
Que nadie vea oscuras intenciones ni afán de protagonismo, ni ánimo destructivo, más al contrario, al poner de manifiesto la obra de José Bonifacio, me mueve un espíritu de colaboración para el perfeccionamiento literario y escénico de estas manifestaciones religiosas y culturales tan nuestras, siempre y cuando lo estimen oportuno la Agrupación de Cofradías y las hermandades. Vayan por delante mi respeto y admiración por todas aquellas personas que a lo largo de décadas han llevado a escena unas representaciones muy dignas a pesar de no contar con un texto depurado y una formación teatral adecuada, y entendería justo el que se quiera proteger una obra popular que se ha mantenido y mejorado con el empeño y el tesón de muchos de ellos.
(1) Apodos de algunos morilenses que recuerda el autor.
Juan Estrada Aguilera
http://morilesensuhistoria.com/blog/?p=77
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