Fernando Alfaro Vázquez
Nace en Córdoba el día 7 de julio de 1915 ejerciendo como dibujante, escritor conferenciante y poeta. Su padre fue catedrático del Instituto General y Técnico de Córdoba y de la Escuela Normal; nieto de Rosario Vázquez Angulo poetisa y académica cordobesa. Crece en un ambiente en donde lo cotidiano eran los libros, el estudio, el dibujo, la música, la pintura, el teatro, etc. Su hermano Manuel Alfaro Vázquez se desarrolla como escritor de comedias, sainetes y zarzuelas.
Fernando, pronto asiste a la Escuela de Artes y Oficios simultaneando con los estudios de Magisterio. Movilizado en la Guerra Civil es herido de gravedad en esta contienda. En su larga convalecencia le permite realizar dibujos, volviéndose un apasionado de la lectura. En los años cuarenta viaja al extranjero y estudia inglés. En 1951 “buscando otros horizontes” fuera de su ciudad natal, embarca hacia Nueva York. Al llegar trabaja de friegaplatos en los hoteles, más tarde, ejercerá como maestro de Lengua Española. Perfecciona y amplía sus estudios, logra la nacionalidad norteamericana y entra como bibliotecario en la Universidad de Columbia (Columbia University) y también como profesor, permaneciendo allí hasta su jubilación en 1981.
Tas la muerte de su hijo y posterior divorcio se dedica férreamente a su trabajo, realizando aficiones artísticas y literarias dentro del mundo hispano-neoyorquino, asistiendo a concursos literarios, conferencias, viajes, etc. Enriqueció la gran Biblioteca de Columbia University adquiriendo numerosos volúmenes de lengua castellana e igualmente la del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos del que fue Secretario General con objeto de organizar competiciones y Certámenes Literarios Internacionales, ya que también fue el Presidente de las Competiciones Internacionales de dicha organización.
Poemas de la Paz
Como Secretario del C.E.P.I, Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York (Iberoamericam Poets and Writers Guild) entregaba cada año los galardones correspondientes a los autores premiados de los diferentes certámenes internacionales de habla hispana. Participaba y organizaba exposiciones, simposios y diversos actos y actividades culturales en el Consulado General de España de Nueva York y en la Casa de España.
Publicó numerosos artículos en periódicos hispanos, realizó exposiciones de dibujos y caricaturas que hacía con plumilla y aguadas de tinta china o con acuarelas. Tenía la especial habilidad de hacer caricaturas y figuras directamente y sobre la marcha con alambre utilizando unos alicatillos.
Muchas veces dio conferencias sobre temas hispanos en la Universidad de Columbia y en otras universidades sudamericanas en referencia del 12 de Octubre, día de La Hispanidad, y cuyo objetivo era el fomentar los valores históricos y culturales, o con motivo del 400 aniversario del nacimiento de Francisco de Quevedo.
Después de volver a España estuvo alguna temporada en Las Palmas de Gran Canaria, volviendo a Nueva York donde falleció el 5 de mayo de 1991.
Más que un canto a la vida, este poema puede ser un canto al sustantivo, con esa profusión de nombres cuyo mérito mayor es la originalidad. El poeta español Fernando Alfaro-Vázquez publicó estos versos en 1987 en Poemas de la Paz y del Amor, Separata de uno de los Cuadernos Literarios Azor. El académico y escritor intelectual ya fallecido, Odón Betanzos Palacios, quien fue director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, dijo de Alfaro-Vázquez que “de perfil, es Córdoba. Si lo miran de frente, es amistad seria y limpia. En la lejanía es sólo un hijo ejemplo de España”.
Poesía es la vida
La noche. La estrella. La brisa. La esquina.
La puerta. El porche. La luz que ilumina.
La flor de tu pelo. La noria camina.
La gata en acecho. La alondra dormida.
La abuela en su lecho. La noche termina.
La tímida aurora. La jaca cetrina.
La angustia es dolora. La -fusta, la brida.
La cruz de madera, madera maciza.
La jaca me lleva, su crin me acaricia.
La noche yo espero. La luna. Tu risa.
La estrella del cielo. Tu mano y la mía.
La boca. Tu beso. La flor. Tu caricia.
La rosa del viento. La imagen. La vida.
La rueda del tiempo. La eterna llovizna.
Las mieses creciendo en la ancha campiña.
La cuna meciendo. La mesa. La silla.
La jaca paciendo. La zumaya grita.
La hoguera. El leño. La llama está viva...
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