Rodolfo Gil y Fernández
Político, profesor, poeta y periodista nacido en Puente Genil, Córdoba en 1872.
Datos biográficos
Tras dejar los estudios eclesiásticos en la adolescencia, estudió en las Universidades de Granada y Madrid hasta obtener el título de doctor en Filosofía y Letras.
Ejerció como profesor del Instituto Provincial, llegando a ser Secretario de Lenguas (hablaba al menos seis modernas y todas las clásicas) y gozando de una notable reputación académica.
Desde muy joven se dedicó al periodismo, siendo redactor de La Unión y La Voz de Córdoba; y luego de El Día, El Globo, Diario Universal, La Opinión y ABC, así como colaborador de numerosas revistas. Participó también en la vida política -fue miembro del Partido Conservador, como su paisano, y también poeta, Manuel Reina- y fue elegido tres veces diputado provincial por Madrid y gobernador civil de Orense y Tarragona.
Fue miembro de varias Academias. En su libro Córdoba Contemporánea se recoge un importante número de anécdotas sobre la cultura cordobesa del último cuarto del siglo XIX.
Su hijo Rodolfo Gil-Torres(Benumeya) fue uno de los pioneros del arabismo en España, y su nieto, también homónimo, uno de los iniciadores del Instituto Cervantes.
Murió en Valencia el 3 de junio de 1938
Obras escritas premiadas
1892. Importancia militar de Córdoba y de la conveniencia de establecer en ella la capitalidad del distrito (militar).
1894. Séneca y la Mezquita
1897. Oro de ley (poesías traducidas de autores latinos e hispanoárabes)
1901. El país de los sueños (Granada)
1910. Querol-monografía de Arte- (Madrid)
1911. Sorolla- monografía de Arte- y Romancero judeoespañol (ambas en Madrid)
1919. Mirtos (Madrid)
1920. La vida y la ley (Madrid)
1922. La crisis de la Restauración (Madrid)
Bibliografía
Muñoz, Juan Aº.:"Frutos de un árbol arrancado" (2009).El autor le dedica un artículo bio-bibliográfico titulado "Rodolfo Gil: un humanista pontanés del primer tercio del siglo XX".
LO QUE NO MUERE
A la memoria de Felipe Tournelle
De todo lo que poseemos solo el
saber es inmortal.
Isocrates.
Rompió la muerte su espada
y de su lira acordada
los sonidos apagó;
mas, las sombras de la nada
rasgó la luz increada
del ideal que cantó.
No está esa luz extinguida,
porque el ánima dormida
despierta á la eternidad,
en la hora de la partida,
cuando renace la vida
á la voz de la verdad.
RODOLFO GIL.
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