Historia de Córdoba [manuscrito] de Luis Maraver y Alfaro
Luis Maraver y Alfaro
(Fuenteovejuna, Córdoba 1814 - Madrid 1886)
Conservador del Museo Arqueológico de Córdoba desde 1866 hasta 1870
Estudió Medicina y Filosofía y Letras, doctorandose en ambas carreras. Durante todo el tiempo que vivió en Códoba fundó los periódicos satíricos "El Cencerro" y El Tío Conejo", que alcanzaron gran popularidad. Fue cronista de la ciudad de Córdoba, escribiendo además poesía y teatro. Fue Inspector de Antigüedades de Córdoba y como tal miembro de la Comisión de Monumentos. En 1867 realizó unas excavaciones en la necrópolis ibérica de Almedinilla y en Fuente Tójar (Córdoba), cuyos materiales, entregados a la Comisión de Monumentos fueron el embrión del futuro Museo Arqueológico de Córdoba, del cual él fue el principal promotor. En 1870 se trasladó a Madrid como Cronista de Corte. Murió en Madrid en 1886.
Escritos
MARAVER Y ALFARO, Luis - Reseña de la Administración Municipal de Córdoba en 1861.
MARAVER Y ALFARO, Luis - Reseña histórica de la recepción y estancia de SS.MM. y AA. en Córdoba en 1862, Córdoba, 1862
MARAVER Y ALFARO, Luis - Descripción de la Catedral de Córdoba
MARAVER Y ALFARO, Luis - Guía de curiosidades cordobesas
MARAVER Y ALFARO, Luis - La Corte en Córdoba
MARAVER Y ALFARO, Luis - Historia de Córdoba, desde los mas remotos tiempos hasta nuestros dias, Córdoba, 1863
Tomado de: La leyenda de José María El Tempranillo (Raíces Literarias)
Por Antonio Cruz Casado
Aun cuando las aportaciones del escritor Luis Maraver y Alfaro se inscriban en el terreno de la historia cordobesa14, hemos localizado en un periódico de 1845 una composición suya, de claro aire romántico y heredera de Espronceda, en la que aparece una alabanza al jefe de los bandoleros que es el soberano del valle en lucha constante con los guardias civiles y carabineros15. Sin que se mencione el nombre de José María, que había muerto algo más de una década antes, nos parece que su sombra planea sobre esta canción, titulada «El bandolero». Curiosamente, un viajero francés, el Barón Davillier, que recorre España antes de 1874 (fecha de edición de su libro de viajes), compra en Carmona una versión de este texto16, junto con otros pliegos que tratan de la vida de Diego Corrientes, Los siete niños de Écija y otros bandoleros célebres.
He aquí la segunda estrofa del poema:
De todos soy respetado
cual si fuese un soberano,
nadie se atreve en el llano
mi capricho a contrariar.
Que vengan guardias civiles,
que vengan carabineros,
mis trabucos naranjeros
los harán escarmentar,
y no querrán más ensayo,
¡a caballo!
trabucazo y a cargar.
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