Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 1 de agosto de 2011

686.- PATRICIO DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ


PATRICIO DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ



Aracena, Huelva, 1968. Actualmente es profesor de filosofía en Ayamonte. Desde muy joven dedicado a la poesía, tiene varias obras en proyecto de publicación, siendo su único poemario publicado “Silencios del bosque”, así como poemas sueltos en revistas virtuales como Adamar, Bajo los hielos, Diez dedos, la Hamaca de lona, En sentido figurado, etc.... Ha participado en encuentros poéticos como el Encuentro de escritores verdes (Moguer, Huelva) y en el de Cosmopoética en Córdoba con videopoemas. Asimismo participa activamente en recitales poéticos.




PALABRA NEGRA

Mi tristeza tiene el color de una catedral
si tú me niegas...
¿Debo enviarte arañas por correo?
¿Debo quemar las fotografías,
las cartas, los regalos?

Abandonado,
como un perro que busca a su dueño muerto,
voy por los caminos.
Quisiera marchitarme al pie de un eucalipto,
o quisiera vivir más allá del amor.

Los besos vinieron, vinieron jilgueros,
y ahora son por el aire
hojas heridas, memorias secas,
cuervos, cuervos hacia el ocaso.

La luna no te dirá mi nombre,
porque me estoy callando
como una palabra negra.






VOZ DE LAS ESTRELLAS

Árboles, montañas, estrellas,
con vuestro silencio, el mismo
de aquellos que se fueron para siempre,
decid…

¿Me engaño al hablaros?
¿Os humanizo para no sentirme solo?

Jazmines, a vuestro lado he sentido
la sonrisa inhumana de los ángeles.

¡Qué sólo está el hombre!
Si aquí mismo me derrumbara de llanto,
vosotros, olivos,
¿ habríais de ayudarme ?
Y vosotros, astros,
¿dejaríais de brillar por un segundo?
¿Me estáis oyendo?
Ah, no tenéis la palabra,
donde el espíritu se mira y se interroga,
¿Qué sería de vosotros sin mí?

De Silencios del bosque









VIENTO MALO

¡Viento que silba
por las ranuras del amor!

¡Viento que derriba
las señales del camino,
como tren que descarrila
en el asilo!

¡Sonría por favor!
Cara al viento
malo
que tronchó
la rama
de tu columpio
de niño,
¡y se llevó volando
las hojas
y los mirlos…!





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