Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 23 de agosto de 2011

777.- MARÍA JOSÉ CARRASCO


La poetisa
Me llamo Mª José Carrasco, malagueña, pero afincada desde hace muchos años en Ronda, ciudad que adoro. Aunque soy profesora de inglés y me gusta lo que hago, mi verdadera vocación desde pequeñita era escribir, tanto prosa como poesía, y desde que recuerdo nunca he dejado de hacerlo.
Sin embargo, para mí, el texto escrito era algo íntimo y excepto en algunas revistas, nunca me había atrevido a publicar.
En los últimos años he realizado varios cursos de escritura creativa y me he dedicado más intensamente a la poesía. Algunos de los escritores que me impartían los cursos, me
han animado tanto a publicar, que cuando ha surgido la ocasión, me he atrevido, y la verdad es que estoy muy satisfecha con el producto.

Los poemas
Yo no soy una escritora a la que le guste improvisar. Al contrario, a veces, soy demasiado autoexigente. Puedo tirarme puliendo algunos de los poemas durante años. Me parece que el poema es el perfume de la literatura y debe ser una fuente de belleza y de reflexión filosófica. Para cautivar los sentidos y la mente al mismo tiempo, el texto tiene que estar muy trabajado.
Para ello, no sólo es suficiente esa imaginación desbordante que los poetas como dice Shakespeare tenemos, porque entonces no nos distinguiríamos de los lunáticos o los enamorados. Lo que distingue a los poetas de los otros dos es su herramienta: EL LENGUAJE. Sin el dominio del lenguaje, la imaginación se queda en tu cabeza, puedes tener la imagen más bella del mundo en la cabeza o la reflexión más profunda, pero sin el lenguaje, no puedes reproducirla o comunicarla. Se queda sólo en tu interior.
Aunque evidentemente no es necesario, ya que mucha gente adquiere el dominio del lenguaje por otras vías, sí que ayuda el ser, como en mi caso filóloga por partida doble. Soy licenciada en filología hispánica e inglesa, es decir, aparte de las largas horas de lectura personal, le he dedicado 7 u 8 años de mi vida a la formación lingüística y literaria universitaria: Eso aunque no lo quieras, te da la herramienta necesaria para ayudarte a la transmisión de tus “paisajes inéditos”.

Paísajes Inéditos, mi primer libro.
Así se llama mi primer libro, publicado hace unos meses por el ayuntamiento de Ronda.
La poesía de “Paisajes Inéditos” es una poesía engañosamente fácil. El lenguaje es accesible, se huye de los cultismos y las palabras oscuras, por eso pienso que hasta las personas que no están acostumbradas a leer poesía pueden disfrutar con ella. Pero digo también “engañosamente” porque evidentemente los poemas tienen más de una lectura y detrás de esa aparente sencillez podemos encontrar imágenes complejas, llenas de simbolismos o de interpretaciones mucho más profundas o filosóficas.

El primer poema le da nombre al libro y es el más largo. Cada uno de los siguientes da nombre a un “paisaje”, es decir a un lugar cotidiano para la autora pero que como hemos dicho antes, está reinterpretado y visto desde los ojos de la imaginación, del detalle, del sueño…
Así, hay poemas que se llaman: “ La casa de la abuela”, “En el salón”, “En casa de Lola”, “De viaje” “En la ciudad” etc.
M. J. Carrasco.





Quizás sería por eso

La sangre sonriente salpicaba la seda del quirófano,
la matrona delgada agarraba su pie recién nacido
(¿Cómo no se resbala?)
y el ojo dormido de la madre
despertaba a su beso callado
como si la jeringa de anestesia
fuera un volcán de risa
que animara su vena.
Quizás sería por eso, que no lloró al nacer,
no le importaba el frío de la sala
y su cuerpo engrasado, salió del carruaje del vientre de mujer
(qué pálida parecía bajo esa luz, pero qué guapa estaba)
como un risueño lord que olvidó su chistera
para andar a la ópera de la vida.
Quizás sería por eso
que su mano se abría y se agarraba
al pecho que hacía de cojín
a su cabeza firme
recibiendo el regalo, agradecido,
como un sultán de alfombra voladora,
Quizás sería por eso, que no se sintió raro
y su labio de pétalo se posó en el pezón materno
como una mariposa que volara
hacia la vía láctea.







Tarde de otoño soleado

Cuéntame otro cuento,
que me quede despierto
mientras la mosca se arroja contra el cristal
como un hada madrina envejecida.
Yo sé que tú también te perfumas en silencio
esperando que mañana sea el día
y que te observas en mis ojos que te miran
cuando nos agachamos hacia la alfombra
de terciopelo púrpura,
teñida por manos que entrelazan
sin saber para qué, sin saber lo que esperan,
como tú esperas ahora,
como yo,
como un camello viejo hace en el zoo
mientras se baja para que se suba un niño.
Cuéntame otro cuento
para seguir despierto,
para que comprenda
en tus historias de colores
y no me dé ni cuenta
que estamos esperando,
como si yo también fuera otro paje
de algún libro
aún por escribir
o que ya estuviera escrito.


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