Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

1828.- JUAN CARLOS MILLÁN REJANO


Juan Carlos  Millán Rejano 

(Málaga, 1960) publicó su primer poema -a principios de la década de los ochenta- con motivo del homenaje que la revista Litoral dedicó a su abuelo el poeta Juan Rejano; por entonces publicó, también en Litoral, dos poemas más en los homenajes dedicados a otros dos poetas de la generación del 27: Emilio Prados y Vicente Aleixandre. En aquella misma década, publicó también un nuevo poema en la revista La Traíña (Marbella). Tras esto, un largo silencio que se rompe ahora con  la publicación de su primer libro, Estelas, que recoge poemas escritos en los últimos treinta años.


'Estelas', en la colección Monosabio

El delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, ha presentado este mediodía  un nuevo número de la colección Monosabio, dirigida por el poeta Diego Medina. Esta colección municipal pretende dar a conocer escritores no consagrados. Este número, que se ha presentado con el título de "Estelas", es el nº 11 de la colección y está escrito por el poeta Juan Carlos Millán. El autor ha sido presentado por el director general de Cultura, Óscar Carrascosa; el director de la colección, Diego Medina;  y el autor del prólogo, el también poeta y profesor, Francisco Ruiz Noguera.

Como se advierte en el prólogo, la poesía de Juan Carlos Millán está en la línea de aquellas poéticas que tienden a dar cuenta de la realidad valiéndose, sobre todo, de la sugerencia; es una poesía en la que predomina lo connotativo y, en ella, la tendencia al hermetismo se impone a las formas declarativas de carácter realista. Es una poesía que sigue la tradición de la poesía pura que estuvo presente en una de las líneas iniciales de algunos poetas del 27 (Guillén, Cernuda, Aleixandre) y que ha llegado hasta nuestros días en la que puede considerarse la tendencia más abstracta de nuestra lírica, la que más se aleja de la declaración inmediata y propicia la sugerencia.

Los poemas de Estelas parten de la observación de la realidad pero, en la mayoría de los casos, nos la ofrecen a través de una serie de flashes que tienen su base en el uso de la imagen poética y en la estilización expresiva de una impresión vivida. Por otra parte, junto a esa mirada sobre la realidad, también hay en Estelas, una mirada sobre la propia poesía. Esta reflexión sobre la escritura es una deriva metapoética que está muy en la línea de la tendencia antes señalada y que refuerza la filiación de los poemas de Juan Carlos Millán Rejano en la tradición que potencia los valores connotativos del lenguaje poético.







VOLANDO SOBRE TUS PÁGINAS 

A mi abuelo 

Te escribo con el ritmo en las manos
de la lluvia, coagu1ada la pena 
cual una muralla de afilados cuchillos. 
Escribo y araño tu ausencia 
con flores mustias, crepitando una música 
de lágrimas como un diluvio 
de tristes rescoldos. 
Escribo y vuelo sobre tus páginas 
henchidas de palabras como besos
blancos pintados de sombra, 
como un sueño en los párpados posando 
su plenitud de pájaro. 
Palabras firmes como la voz del mar 
en los acantilados, 
trémulas también como el llanto del viento 
en un bosque amarillo, 
derramando aromas, atrapando el eco 
del latido más débil. 
Tu lenguaje es el íntimo silencio 
de las nubes, el crispado 
destello del relámpago. 
Son tus versos las mejillas 
de España, sus arrugas y sus lágrimas 
los aciagos trenes de su pueblo. 
El amor es un puerto de suaves 
cerezos, dédalo de difusos espejos 
melancólicos, lejano rumor, 
irisado cristal de frondoso velo.
De la amistad hiciste una liturgia,
un viento generoso de semillas... 
Y siempre. siempre esgrimiendo estrellas 
en las manos, hermano del humilde 
y de la rosa, contristado magnolio 
siguiendo el rumbo de la luna. 
mirando a la noche sus pupílas... 
Gaviota terrestre de mirada esbelta,
esplendes Con la efigie del sol 
en los altos balcones de la tarde. 
Crinada está la montaña de un extraño 
sosiego, en la soledad recostada en los ojos 
abiertos de tu casa. 
Campesino del olivo 
y la palabra, desde tu lejana morada 
cubierta de sombras,
arando estás la tierra con tus versos 
y tus lágrimas.





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