ESTELA AGUILAR JIMÉNEZ
Me llamo Estela Aguilar Jiménez. Nací en Granada, hace 39 años. En mi ciudad estudié Derecho y tengo la suerte de trabajar en ella, como asesora-liquidadora en Hacienda. Me encanta mi trabajo, pero más aún que los números, me gustan las letras. Leo sobre todo poesía y escribo en mi blog “Hambre de letras”. También disfruto de las carreras de montaña y otras actividades al aire libre. Y por supuesto, lo más importante, los dos amores de mi vida, son mis dos pequeños: Lucía y Darío.
FOGONAZOS
No eres protagonista de una novela larga
con coherencia, nudo y desenlace.
Vives a retales sueltos
que te dejan un impacto súbito
hasta el siguiente fragmento.
Lees un poema
que dura en tu retina
lo que un soplo o un orgasmo.
Después coges el coche,
echas gasolina, maldices
por costumbre al gobierno,
esquivas las tripas dispersas
de un perro en el asfalto,
que duran en tu retina
lo que un soplo o un orgasmo.
METAMORFOSIS
El paisaje que me cobija es movedizo.
Cambia de forma, fecha y talla,
como Alicia en su cuento.
Afloran accidentes geográficos centenarios
en un segundo de reloj de arena.
Las horas ruedan unas más anchas que otras.
Yo misma no soy siempre la misma.
Mi mundo se dilata en un plano inabarcable y árido
o cimbrea sinuoso, verde y hechicero.
Cuando esto ocurre me enrosco,
sugiero, busco tu fuente.
Si el desierto quema, mi guarida es tu sombra,
me escondo entre tus pliegues,
reorganizo mis células,
hiberno, me descamo y afilo
como hoja de parra sobre tu centro.
Después crezco, muto, quedo suspendida
de la cornisa de tu cuerpo.
Tus columnas me rodean,
incienso son tus dedos.
Bucear el aire, estrellarte en un beso,
embadurnarte de barro,
velar hormigas que perforan el cemento.
Dormir del tirón un año
hasta que muerda la avispa del hambre.
El verano es piel en el calendario.
Metamorfosis permanente.
Pura adaptación al medio.
Presente y futuro, desmembrados.
Vida en átomos de tiempo venidero
y pretérito casi perfecto.
SÍMBOLOS
Juega conmigo a ser un símbolo
ataviado de poema.
Desecharemos
pájaro,
árbol,
rosa,
viento,
beso.
Tomaremos
fuego y agua de sexo.
Me desplegaré en corazón cóncavo
derramada sobre ti, viril icono.
Emergerán diluvios de deseo
mientras rebasas mis puntos cardinales
devorando cada llama a tu paso,
arrasando costilla y desierto.
Inquietos de amor líquido
nos desmoronaremos
en textura marítima
de efigies ajenas a su tiempo.
MAR DE FONDO
Trazar puntos suspensivos
con gotas de agua sal
es inyectar
una tarde náufraga
en mirada sin orillas.
El mar no aquieta en un cántaro
de hormigón,
ni las gaviotas entienden de barcos.
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