Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 8 de diciembre de 2011

1074.- JOSÉ GERARDO MANRIQUE DE LARA


JOSÉ GERARDO MANRIQUE DE LARA Y VELASCO, Granada, 1922. Poeta,
narrador y ensayista.
Tras su infancia en Granada, Lisboa y París, establece su residencia en Madrid, donde ha desarrollado una importante labor de impulso en el mundo literario y cultural: fundador de la Agrupación literaria “Plaza Mayor”, director de la colección “Grandes Escritores Contemporáneos”, miembro del jurado arbitral
del Instituto Nacional del Libro, secretario general del Ateneo de Madrid,
ha sido presidente de la Asociación de Artistas y Escritores Españoles (1997-2001), cuya medalla de oro ha recibido en 2006.
También ha sido reconocido como socio de honor del Círculo de Bellas Artes
de Madrid.
Poeta dotado de una gran capacidad para el dominio de metros y estrofas, así
como de amplias modulaciones y registros que van desde el compromiso social y
existencial de raíces telúricas a un culturalismo siempre conectado con la vida
y la experiencia, ha publicado Pedro el ciego (Poema de la noche y el hombre) (Madrid, 1954), Elegías y gozos temporales (Madrid, 1956), Retablo (Jerez de la Frontera, 1959), Réquiem (Madrid, 1961), Crónica del cosmonauta (Santander, 1963), Río esperanza (Madrid, 1969 y 1984), Galería (Salamanca, 1967), La rebelión de los sentidos (Madrid, 1970), Etimologías de la sangre (Madrid, 1982), Del fuego a la tiniebla (Madrid, 1986), Rito de la consolación (Madrid, 1987), Hermosa mar desnuda (Madrid, 1991), Inicial de los salmos (Madrid, 1991), Mirador de Leganitos: sonatas para entender la muerte (Madrid, 1995) y una antología poética que recorre toda su trayectoria desde 1959 a 1997, Ensayo general (Boadilla del Monte, Madrid, 1998).
Durante la década de los sesenta estuvo también dedicado a la novela, y publicó
Confesión de parte (Barcelona, 1963), El borracho del Nimbus (Madrid, 1967) y Pasaje de primera (Barcelona, 1969). En 1987 recibió el premio Antonio Machado por su relato El tren de los desterrados (Madrid, 1997).
Mención especial merece su labor como biógrafo, ensayista y crítico artístico y
literario, con obras como Antonio Machado (Madrid, 1968), Gerardo Diego (Madrid, 1970), Vaquero Turcios (Madrid, 1973), Beulas (Madrid, 1976),
Lapayese del Río (Madrid, 1978), Guillermo Díaz Plaja (Madrid, 1982),
Centenario de Juan Ramón Jiménez (Madrid, 1982), El indio Enrique y Fray Bartolomé de las Casas (Guadalajara, 1988) y Bécquer desde el ángulo oscuro (Madrid, 1999).
Manrique de Lara contribuyó, al mismo tiempo que Leopoldo de Luis, a una
lectura adecuada de la poesía comprometida de posguerra con recopilaciones y ensayos
como Poesía española de testimonio (Madrid, 1973), Poetas sociales españoles
(Madrid, 1974) y El escritor ante el hecho social (Barcelona, 1974).
Gran interés tiene su antología Leyendas y cuentos populares españoles
(Barcelona, 1972 y 2000).
Su ensayo sobre El mundo negro (Madrid, 1970) fue una aproximación pionera
sobre la negritud y su fecunda creación en literatura, cine y música, con especial
atención a la obra de Leopold Sedar Senghor.
Manrique de Lara también ha hecho una incursión en el teatro con El crimen fue
en Granada: Llanto por Federico García Lorca. Tragedia española en dos actos
(Madrid, 1985).
Además de su abundante y variada obra poética, narrativa y ensayística,
Manrique de Lara es un destacado conferenciante que ha colaborado muy activamente con la radio y con la prensa escrita. BIBL.: JIMÉNEZ MARTOS, Luis, Antología general de Adonais: 1943-1968, Madrid, Rialp, 1969;
LÓPEZ GORGÉ, Jacinto, Poesía erótica en la España del siglo XX, Madrid, Vox, 1978; GULLÓN, Ricardo, Diccionario de literatura española e hispanoamericana, Madrid, Alianza, 1993.







Salmo del propósito de fe

Procuraré que la esperanza mía
tenga nave que surque tu pureza.
Procuraré, Señor, que mi tristeza
mude, con tu Mirada, en alegría.

Procuraré que el sueño que tenía
–centinela de ronda en mi cabeza–
quiera apostar mi fe por tu grandeza
soñando como yo te soñaría.

Toda mi fe la tengo como un vuelo
contenido en el hueco de la mano,
con la que acaso pida merecerte.

Mi sangre derramada por el suelo,
de su sueño quizá pueda temprano
despertar en tu Seno con la muerte.






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