Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 8 de diciembre de 2011

1070.- RAFAEL LASSO DE LA VEGA

Fco. Arias


Rafael Lasso de la Vega, poeta sevillano nacido el 28 de febrero de 1890.
A los 18 años se traslada a Madrid donde publicará sus primeros poemas en Los Lunes del Imparcial. A finales de la segunda década del siglo XX colabora en la revista sevillana "Grecia", principal cauce de expresión del movimiento Ultraísta. Rafael Lasso de la Vega murió en 1959.

Balada del ultra
Las manos extendidas al aire recogen este aliento que vibra. Noche hermana de las cumbres celestes. Péndulos del ritmo en el gran acorde sin lengua. Aquello que es profundo ama el silencio de los signos. Despierta la ciudad poco a poco bañándose en el río. El azul enarbola los mástiles viajeros en su inmovilidad. Todo es un tránsito. Palabras mías ancladas al movimiento. ¿Quién vio la flecha donde va? Los animales desconocen la envidia, los hombres la sinceridad. Es ya de día y no sabemos el color de la levita de Dios. Canta el esfuerzo. ¿A dónde vamos? Fábricas, laboratorios. ¿Qué significáis? Nadie te comprende. Hombre excelso, pies ligeros.
Ultraísmo: alegría de ser poeta.
El mundo pesa mucho imán que tira de los nombres. Las frases atan como el hierro y la tierra abruma los hombros de la Humanidad. Pocos se escapan de su prisión sin muros. Que os libertéis canta la rana peluda entre la yerba fresca de rocío. Y el lago verde lleno de burbujas que se rompen bajo las estrellas muestra sus parajes recónditos de Capella y del Al Aaraaf ¿más allá o más acá del sistema de tres perpendiculares entre sí? Un siglo perfumista se alborota. Por todas partes hay periódicos embadurnados de cosmético. Los teatros, las redacciones, los cafés son peluquerías confortables con todos los adelantos modernos. Pero nosotros hemos roto las amarras y se va el muelle y todo el puerto hasta desaparecer detrás de cada hora.
Ultraísmo: la alegría de ser poeta.
Allí donde el silencio se rompió las musas danzaron. Fragmentos de dioses y ruinas. Bajo la vegetación nueva aún es bello el viejo friso roto. Un silencio pasa como el agua sobre el arco. Cristo el nazareno, inventor de los mendigos, agostó los aljibes. Arquitectos reconstructores trasiegan moldes. Parlamentarios agridulces cogen rosas de espinas. La turbamulta romántica se lamenta de pasiones que no sintió nunca. Desequilibrados que muestran su miseria se quejan de todo y de sí mismos como perros aullándole a la luna. Hoy las musas danzan vestidas de ciudades, de mares y campiñas. Apolo toma el tranvía para ir a la imprenta. Y desnudos nos bañamos al sol que estalla bajo todos los meridianos.
Ultraísmo: alegría de ser poeta.
(De la revista Ultra, en Poemas dispersos del período ultraísta, 1918-1922.)
Bibliografía
"Rimas de silencio y soledad" (1910)
"Las coronas de mirto" (1914)
"Breviario sentimental" (1914)
"Prestigios" (1916)
"Las natividades" (1917)
"Presencias" (1918)
"El corazón iluminado y otros poemas" (1919)
"Galería de espejos" (1919)
"Creacionismo" (1920)
"Estampa de Navidad" (1923)
"Pasaje de la poesía" (1936)
"Sagitario en la torre" (1936)
"Arte menor" (1936)
"El poeta desaparecido" (1940)
"Oaristes" (1940)
"Constancias" (1941)






Rimas de silencio y soledad

La noche azul intensamente dice
llanto a mi corazón, paz a mi alma.
Los luceros tranquilos parpadean,
vierte su luz la luna solitaria.
En el balcón abierto ronda el aire
y se desliza hasta la oscura estancia,
y es un prodigio de constelaciones
el cielo azul entre la risa clara
que esparce de su seno la alba luna.
La brisa viene fresca y perfumada,
no sé qué pasa en mi,
la noche tiene para mi
corazón todas las lágrimas,
y yo siento un vacío sobre el pecho
y una paz infinita sobre el alma.
Intimamente se han abierto todas
mis amarguras y mis esperanzas,
como las flores que a la brisa pura
esparcen bajo el cielo su fragancia.








YO SOY EL QUE COMPRENDE, EL QUE ADORA Y SUSPIRA…

Yo soy el que comprende, el que adora y suspira.
Toda la primavera canta en mi corazón.
Siento con la armonía de la tierra que gira
y en el azul del cielo con la constelación.

Voy sobre los abismos, bajo el cielo, en Pegaso
volando, atento al ritmo de mi música interna;
y las formas se ofrecen, sagradas a mi paso,
con la expresión cendrada de su belleza eterna.

Porque todo en el mundo es bello eternamente,
y cada instante tiene su inefable emoción.
Canto con las estrellas, suspiro con la fuente
y sueño con la luna la célebre visión.

¡Oh, celeste visión del alma mía pura,
y de mi corazón, que sueña, iluminado
por el amor divino, por la eterna hermosura,
ante el tiempo infinito y el más allá ignorado!

Admiro la belleza del mundo… la alegría
profunda de las cosas, y el profundo dolor…
Sobre mi pecho alienta la divina armonía
como brisa que pasa y estremece la flor.

Un sol eterno y puro me alumbra noche y día…
¡Porque en mi corazón está el amor!

De «Las emociones inefables»,
en El corazón iluminado y otros poemas, 1919.











AH, ESA RIMA DE FUEGO…

Ah, esa rima de fuego,
–como mi corazón de llama,
agitado en la noche, brillante y sin sosiego…
Una estrella anhelante que se inflama,
un resplandor que deja de luz ciego
al que intenta mirar!

Ay, yo quisiera
así poder cantar
¡la imposible canción, tan verdadera!
la íntima, la ardiente, la suprema
y sonora canción
del rojo incendio en que se quema
por su propia pasión,
¡sin consumirse nunca, mi fuerte corazón!

De «Las inquietudes», en El corazón iluminado y otros poemas, 1919.

De la revista Grecia, en Poemas dispersos del período ultraísta, 1918-1922.








BALADA DEL ULTRA

Las manos extendidas al aire recogen este aliento que vibra.
Noche hermana de las cumbres celestes. Péndulos del ritmo en el gran acorde
[sin lengua.
Aquello que es profundo ama el silencio de los signos.
Despierta la ciudad poco a poco bañándose en el río.
El azul enarbola los mástiles viajeros en su inmovilidad.
Todo es un tránsito.
Palabras mías ancladas al movimiento. ¿Quién vio la flecha donde va?
Los animales desconocen la envidia, los hombres la sinceridad.
Es ya de día y no sabemos el color de la levita de Dios.
Canta el esfuerzo. ¿A dónde vamos?
Fábricas, laboratorios. ¿Qué significáis?
Nadie te comprende. Hombre excelso, pies ligeros.

Ultraísmo: alegría de ser poeta.

El mundo pesa mucho
imán que tira de los nombres.
Las frases atan como el hierro y la tierra abruma los hombros de la Humanidad.
Pocos se escapan de su prisión sin muros.
Que os libertéis canta la rana peluda entre la yerba fresca de rocío.
Y el lago verde lleno de burbujas que se rompen bajo las estrellas
muestra sus parajes recónditos de Capella y del Al Aaraaf
¿más allá o más acá del sistema de tres perpendiculares entre sí?
Un siglo perfumista se alborota.
Por todas partes hay periódicos embadurnados de cosmético.
Los teatros, las redacciones, los cafés son peluquerías confortables con todos
[los adelantos modernos.
Pero nosotros hemos roto las amarras y se va el muelle y todo el puerto
hasta desaparecer detrás de cada hora.

Ultraísmo: la alegría de ser poeta.

Allí donde el silencio se rompió las musas danzaron.
Fragmentos de dioses y ruinas.
Bajo la vegetación nueva aún es bello el viejo friso roto.
Un silencio pasa como el agua sobre el arco.
Cristo el nazareno, inventor de los mendigos, agostó los aljibes.
Arquitectos reconstructores trasiegan moldes.
Parlamentarios agridulces cogen rosas de espinas.
La turbamulta romántica se lamenta de pasiones que no sintió nunca.
Desequilibrados que muestran su miseria se quejan de todo y de sí mismos
como perros aullándole a la luna.
Hoy las musas danzan vestidas de ciudades, de mares y campiñas.
Apolo toma el tranvía para ir a la imprenta.
Y desnudos nos bañamos al sol que estalla bajo todos los meridianos.

Ultraísmo: alegría de ser poeta.

De la revista Ultra, en Poemas dispersos del período ultraísta, 1918-1922.






UNIVERSOS

Yo amo los cantos que llevan dentro
aire, agua, tierra y fuego,
los cantos que son claros, ligeros y diáfanos,
vivientes como mundos lanzados al azul,
con algo de magia y de prodigio,
cual pompas de jabón que no se rompen.

Yo canto para que dancen bajo el cielo
los que vendrán un día.

El mundo no envejece, se renueva,
se hace más puro, más ágil y sincero,
y el porvenir es siempre joven.

La vida es voluntad alegre y bella,
y el arte el juego más sublime de los juegos.

Las visiones del mundo son profundas
en las aguas más hondas y tranquilas,
pero vuestra mirada ha de ser pura.

Malditos son los que producen
el lodo de las aguas removidas.

La esfera de cristal concentra el orbe en iris,
y es ella misma un orbe sutil y transparente.

De la revista Ultra, en Poemas dispersos del período ultraísta, 1918-1922.








POÉTICA

Nubes al sesgo del ocaso
Paso del viento por las hojas
Luz en los huecos de las ramas
Gotas de estrellas en la sombra
Besos del agua en los estanques
Ecos sin voz – ritmos sin temas
Vosotros sois los mejores poemas

1931. Oaristes, 1941.


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