Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 8 de septiembre de 2011

840.- JOSÉ LUIS BLANCO GARZA


José Luis Blanco Garza (Pozoblanco, Córdoba, 1950)






HISTORIAS CRUZADAS

Que por mayo era, por mayo...

Era a finales del setenta y cinco.
Era mayo también para nosotros,
que oíamos cantar una avecilla
(y un viejo disco de Jacques Brel).

Hoy tantos
recordarán la fecha como el fin
de una historia perversa e infinita,
como el principio de un hermoso tiempo
marcado por las grandes esperanzas
de nuestra juventud...

Yo sigo oyendo
(contigo, algunas noches memorables)
esa dulce avecilla más modesta:
ahora que los tiempos nos desmienten,
ahora que la vida se ha quitado
casi todas sus máscaras, no es poco.

Del libro inédito Una vida cualquiera







UNA VIDA CUALQUIERA

Las tardes a las tardes son iguales,
dijo Borges; lo que le pasa a un hombre
nos pasa a todos, sí, pero en un cómo,
un cuándo, un dónde

nuestra vida se afirma diferente
por medio de sutiles variaciones:
un hábito, un color que preferimos,
ciertas indecisiones...

En el fondo, uno es la rara suma
de azarosos aciertos y la noche
solitaria, tenaz, acaso única,
de sus errores.
Del libro inédito Una vida cualquiera






LECTOR

En mi niñez leía casi todo
sin importarme nada
el autor, la tendencia ni el olvido
que entonces arreciaba.

Lectura, ensoñación, frente a la cual
el mundo se borraba:
lentas tardes de sol en la azotea;
horas de asueto, mágicas.

Descubrí con el tiempo lo que tiene
y no tiene importancia,
ciertos libros impares que la crítica
con soltura baraja

donde leí la vida de repente
misteriosa, tan clara;
donde sigo leyendo la verdad
que buscan estas páginas...

Del libro Relectura. S&C ediciones.






PROGRAMA

Leer, vivir,
soñar un poco...
Intentar no mentir.

Y cuando llegue
la hora de partir,
dejarlo todo;
si puedo, sin sufrir.

Del libro inédito Una vida cualquiera







COMPAÑEROS DE VIAJE

En la España imperial, la del Segundo
Felipe, estabas tú, cordial y cuerdo;
alegrabas la vida, el desacuerdo
y aquel andarse solo por el mundo

de Don Quijote, tu hidalgo vecino,
el que te granjeó con su locura
puesto inmortal en la literatura.
Ya inseparables vais por el camino

igual que dos amigos conversando
de las diversas cosas de los hombres;
ya juntos para siempre los dos nombres,

os acercáis al postrimero día
-derrotado el señor, sin alegría-
en que lo instabas tú a seguir soñando.

Del libro inédito Una vida cualquiera






LOS LIBROS

Hemos vivido en la perfecta edad.
Por la secreta escala de las cosas,
vieja amiga, el otoño de las rosas
trae de nuevo acaso una verdad

muy simple, unas palabras de demora;
unos días en claro, pues ya son
las tardes un dolor de corazón
y muchas horas una mala hora.

Lo hemos tenido todo en nuestras manos:
el acorde, la casa compartida,
un no sé qué que ignoran los gusanos...

De eso hablan los libros, de la vida.
Levantan mundos que parecen vanos
y son la resistencia que no olvida.

Del libro inédito Una vida cualquiera






LA LETRA PEQUEÑA

De joven, uno lee las mayúsculas,
los principales párrafos.
Tarda en leer el texto
que explica, más abajo,
con letra minuciosa e implacable,
lo que estaba tan claro.
De joven, uno piensa que la vida
le ofrece una bicoca;
y no ve el trapo.

Del libro inédito Una vida cualquiera






EL RÍO

El grato olor que tiene nuestra casa
y las calles difíciles, inciertas.
Los viejos libros que nos acompañan.
El anuncio terrible de otra guerra.
La soledad sin miedo, deseada,
y la angustiosa soledad impuesta.
Las horas de alegría, las de infamia.
El río en el que vamos casi a ciegas.

Del libro inédito Una vida cualquiera






UNA PLAYA DEL SUR

Viene a la sombrilla,
me coge la mano
y me quita el libro
con cara de enfado.

Consuelo es tan chica,
apenas tres años,
y tiene razón.
Gracia, mientras tanto,

sonríe callada
y, otra vez soñando,
se mete en su mundo
-tan lejos, tan claro-.

Insiste Consuelo,
hasta que al fin vamos
y nos zambullimos
con bromas y escándalo;

por un tiempo, el tiempo
no es el tipo raudo
que nos adelanta.
Después regresamos

y leo en tus ojos
un dulce inventario;
un frágil poema
que escribiré cuando

los días se llenen
de frío y desánimo.

Del libro inédito Una vida cualquiera




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