DIEGO GRANADOS JIMÉNEZ
(Nació en Albox, Almería, 1915 - Murió en 2002),
Realizó estudios de Magisterio, que no llegó a ejercer como profesión, salvo con sus amigos poetas, en quienes ha dejado honda huella.
Por motivos que no vienen al caso, dejamos de escribirnos de vez en cuando durante unos años. Y de hacer intercambio de poemas, pliegos, revistas y libros. El último libro, su última carta, está fechada en 1999, año que algunos predecían como final del mundo.
Ayer recibí devuelta mi postal de Navidad, con una nota escueta: FALLECIDO. Dentro de poco recibiré, si llega, la siguiente carta escrita a primeros de este mismo mes.
Había sufrido mucho. Tenía muchos años. Pero las personas buenas, creemos que jamás deberían irse. Pero el no se va del todo. Ha dejado profunda huella. Un rostro que dejaba entrever un alma grande, no se borrará de nuestra mente.
Sus compañeros de BATARRO, revista que fundó junto con Martín García Ramos, con gran esfuerzo, sin ayudas oficiales ni padrinos, tienen un gran trabajo por delante. El les marcó el camino y lo tendrán menos difícil, aunque no fácil, dado estos tiempos que corren, en que la poesía es denostada por muchos, despreciada por otros tantos o comprometida y esclava de ideas ajenas.
DIEGO GRANADOS fundó en la década de los 70 en su pueblo natal, el Seminario de la Cultura y la Tertulia Literaria. Organizó después con MARTÍN GARCÍA RAMOS, EL GRUPO CULTURAL BATARRO y la revista literaria del mismo nombre.
En 1976 organizó y promovió el I CONGRESO DE ESCRITORES ANDALUCES.
Su producción literaria cuenta con once o más libros de poesía, siete o más de narrativa, y tres o más de ensayo.
Tuvo innumerables premios, distinciones y galardones literarios. Y un laurel invisible, tejido con amorosas hojas del espíritu, que desde este rincón le otorgamos quienes fuimos atendidos, aconsejados y estimulados con sus notas, cartas, poemas y libros.
Angeles Garrido Luna
Angalu
ÁGAPE
La nube, ya comidas las estrellas
Y la luna, los claros se ha sorbido
Y, doblado, sus manos cuidadosas
Han guardado el azul de la alameda.
Ya está la oscuridad limpia de luz.
Ya no queda en el cielo nada...
¿Nada?
MEDITACIÓN
Hasta el alma parece derramarse
De sí sobre la calma y el descanso
Que, esquivando el incienso y los latines
Y escondida en esquinas y rincones,
Ofrece la penumbra de las llamas.
Hay quietud, soledad, silencio, noche...
Todo está preparado para el éxtasis.
Y LA LUZ RESPLANDECE EN LAS TINIEBLAS
Acerado, el brillo de la nieve,
Triunfador momentáneo de la sombra,
El corazón vulnera de la noche
Y, en un bello espejismo de esperanza,
De una vez para siempre, herir intenta,
Con su cuchillo azul de escarcha y frío
La oscuridad eterna e insondable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario