María Gutiérrez Alcalde
María Gutiérrez Alcalde, poetisa. Nació en Aguadulce (Roquetas de Mar), provincia de Almería, un 29 de abril de 1916.
Hija de padre humildes, a los 11 años murió la única hermana que había tenido. Sus padres decidieron, dada la desgracia, marcharse a un pueblo del río Andarax llamado Bentarique. Fue allí a los 18 años cuando empezó a componer sus primeros versos. En el año 1950 se trasladó a vivir a Tarrasa, provincia de Barcelona, con su marido y sus tres hijos. Cuando empezó a escribir de pleno fue sobre el año 1965.
Donde me crié
Cuando por las noches
me quedo yo sola
con tanto silencio
hecho el pensamiento
volando a los aires
y entonces me vienen
recuerdos de un tiempo
que yo con nostalgia
los voy describiendo.
Con catorce años
me vine a aquel pueblo
que me vio crecer
con mis ilusiones
y con mis tormentos
y el tiempo volaba
y yo iba creciendo
y con quince años
¿Quién volviera a verlos?
Yo subía al pueblo
porque yo vivía
abajo en el huerto
y con mis amigas
hablábamos siempre
con gran ilusión
de nuestros secretos
y ya por las noches
frías del invierno
salíamos a la plaza
a jugar al corro
que era nuestro juego
y cantando coplas
de las de aquel tiempo.
Allí no corría un aire tan malo
como corre ahora,
allí sólo había sólo dos palabras
¡Me quieres!, ¡te quiero!.
Debajo del pueblo
muy cerca del río
se encuentra la fuente
cerca del molino
¡Que alegre era aquello,
cuando había agua,
e iban las mozas
con sus cantarillos
a coger el agua
cerca del molino!
Y ahora no hay
ni fuente ni agua
ni gente que vayan
por aquel camino.
¡Que triste es aquello!
para quien lo ha vivido
y te da una pena
de ver estas cosas
que tu las mirabas
con tanto cariño
¿Cuántos cantarillos
de agua llevé?
por aquella cuesta
por aquel camino
cuando yo era joven,
llena de alegría,
llena de ilusiones,
llena de cariño.
Y ahora tú lo ves
cuando vas allí
todo abandonado
y te causa pena
y hasta escalofrío.
Lástima de pueblo
que me vio crecer
y que era alegre
cuando yo era un crío
y ahora parece
propio un cementerio
sin gentes que alegren
sus calles, sus fuentes,
sus plazas, sus ríos.
Y entre el caz del agua
y la huerta aquella
había un rosal color amarillo
con muchos capullos
y que yo cogía con tanto cariño
para por las tardes
ponerme en el pelo
un ramo precioso
que era mi alegría,
que era mi delirio.
Y ya con el tiempo
todo se acabó
porque el tiempo vuela
como un pajarillo
que extiende sus alas
y echando a volar
ya jamás regresa
ha donde ha nacido.
¿Quieres que te diga
que pueblo es aquel?
Pues es Bentarique
donde me crié.
A Bentarique
Desde el río de Andaráx
se ve una torre muy alta
de donde será esa torre
tan elegante y tan guapa.
Se ve que es un día grande
porque tocan las campanas
y la gente va acudiendo
con sus vestidos de gala.
Y desde el río se oyen
el bullicio y la algazara
y el tronar de los cohetes
y el tocar de aquella banda.
¿A quién le harán esta fiesta?
será a la Patrona Santa
que un año en ocho de julio
el cólera terminaba.
Pues fue un voto que le hicieron
las gentes de aquellas casas
que se quedaron vacías
por esa peste tan mala.
Es un pueblo muy pequeño
sólo tres calles lo alargan
pero por dentro es bonito
tiene la era y la plaza.
El paseo viejo y el nuevo
el Zacatín, otra plaza
el Álamo, las cuatro calles
y en el salitre ya acaba.
Para subir a este pueblo
cuatro cuestas le acompañan
está la cuesta limón
también la del cementerio
está la cuesta la fuente
y está la cuesta de Eugenio.
Este pueblo es Bentarique
allí donde me crié
allí viví de ilusiones
pero de penas también.
Yo de este pueblo me acuerdo
y jamás podré olvidarlo
lo recuerdo con nostalgia
y la nostalgia hace daño.
Este pueblo es muy bonito
este pueblo está en un alto
y desde el paseo viejo
se ve el río allí debajo.
Tiene un paisaje bonito
de parras y de naranjos
y desde allí se ve Terque
como si vieras un cuadro.
Y cuando allí sale el río
la gente lo va cantando
¡El ríooo...que viene el río!
porque el río es fiero y malo.
Porque cuando sale el río
todo se lo va llevando
se mete por todas partes
y todo lo va arrasando.
Y oyes decir a las gentes
que salen allí a mirarlo
¡Mira se lleva las parras,
también lleva algún naranjo!
Ya se mete en la alameda
ya se lleva la argamasa
es que va creciendo más
y se va a llevar las hazas.
En fin dejemos al río
y contemos lo que falta
la posnilla que es bonita
que es donde todos se bañan.
Es como un ojo de mar
redondo como una plata
el agua nace caliente
que da gusto de tocarla.
Y ya que puedo decir
si ya no me queda nada
si ya no hay alamedas
y el río no lleva agua
Como se acaba la vida
las cosas también se acaban
y allí se ven tantas cosas
que tienen abandonadas
A mí, aunque estén así
me alegran de igual manera
pues me recuerdan las cosas
de mi tierna primavera.
Con ilusión y alegría
y con nostalgia a la vez
yo tracé esta poesía
para quien me vio crecer.
Una mujer que a pesar de no haber ido a la escuela, era culta en conocimientos y sentimientos. Una luchadora por su familia. Mujer temperamental, pero con un gran corazón. Como poeta plasmaba todas y cada una de sus vivencias. Así era mi abuela.
ResponderEliminarMargarita enhorabuena por esa abuela tan genial. Ha sido un placer tener el honor de leer sus poesias. Un abrazo
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