Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 29 de mayo de 2013

1690.- JOSÉ FERNÁNDEZ DORIS


José Fernández Doris
Exquisito y elogiadísimo poeta lírico, nacido en Almeria el 13 de marzo de 1896. Hizo el Bachillerato en el Instituto de su ciudad natal y cursó estudios de Derecho en la Universidad de Murcia, obteniendo un destino de Jefe del Personal en la Cámara Ofídal Uvera de Almena. Dióse a conocer como aventajado poeta en 1919, concurriendo a los Juegos Florales de Almería de aquel año, siendo premiada su hermosa colección de sonetos Garcilaso, presentada bajo el seudónimo de «Luis Antonio Dorís» y logrando accésit su composición Más allá de las cosas.
Dos años después, en 1921, dio a la publicidad su primer libro de versos intitulado Horas serenas, que fué acogido muy laudatoriamente. 
Escribió la obra rotulada Figuras del teatro de Benavente con prólogo del autor inmortal de «Los intereses creados». También el drama épico-dramático El Cid, compuesto de un prólogo y cuatro jornadas en verso. Finalmente otra colección de composiciones sueltas,  bajo el sencillo y vago epígrafe de Poesías líricas.




MARINA

Tarde azul. En la bahía
hay quietud, melancolía...
De lejos, la melodía
de un cantar.
Tal vez algún marinero
que festeja, placentero,
su retorno temprano
de alta mar.

-Verás qué hermoso declina 
el sol en el mar. Divina.
Y nuestra barca camina
mar adentro.
Pinta allá una bruja pluma
caprichos de oro y espuma...
Y la luz se torna en bruma
a nuestro encuentro.

En la proa, el remero, rudo,
al aire el pecho desnudo,
atiende al oficio mudo
de remar.
El sol se hunde -¡oh sol que adoro!
-Mira, mira, mi tesoro:
parece un ascua de oro
que apaga el mar.

Volvamos, remero amigo,
raudos; te vendrás conmigo,
y beberemos contigo
por esta tarde.
(Trae la brisa salitrosa
una caricia mimosa.
En la ciudad silenciosa,la luz arde.)

-...Y tú, mi amor de ojos bellos,
deja pongo en tus cabellos
mi mano. Juego con ellos
suavemente...
Mi amada, tu boca quema....
Y el marinero, con flema,
hacia el puerto rema, rema
indiferente.

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