Juan Pardo Vidal
Almería, 1967, es licenciado en Filología Hispánica por la universidad de Granada y de profesión educador social en Centros de Protección de menores.
Ha publicado:
Poemas de amor a una piedra, editorial Celya, Salamanca, 2003.
Tus Muertos (colección de relatos), El Gaviero Ediciones, Almería, 2004.
-La mujer sin brazos, Ed 4 de agosto, Logroño, 2007
Poesía para insensibles, EPPUR, Málaga, 2009
Antologado en “Narrativa actual almeriense”, editorial Ríomardesierto.
Antologado por la Editorial Ópera Prima en “Aldea Poética III”, Antología del haiku en España, 2005.
Antologado por el Ayuntamiento de Almería en la colección Autores en el Zaguán, Almería, 2007
Pendiente de edición El mar interior y otros relatos muy feos.
Es colaborador habitual en revistas literarias impresas y digitales, así como en prensa La Voz de Almería, Ideal y El País (Andalucía). -Colabora también con editoriales y organismos de la zona en actos de presentación de libros. Además de autor del C.A.L (Centro Andaluz de las Letras) impartiendo seminarios y conferencias en Centros de Secundaria para la promoción de la lectura.
TERAPIA
Cortar pedacitos cortar pedacitos
cortar pedacitos de papel
como si estuvieses loco
como si hubiera un orden
en las cosas rotas
en los pedacitos de papel
cuadrados sobre la mesa
abrir la ventana o soplar muy fuerte
para poder cortar más pedacitos
otros pedacitos casi igual parecidos
con distintos mensajes
con consonantes rotas
trocitos de papel
cuadraditos de vida
pedacitos en fila india
como palabras a un analfabeto
EL CAMINO
Cuando éramos niños
en Andalucía sólo las bicicletas dibujaban eses,
más tarde también tu cuerpo desnudo
pero yo no sabía leer sobre tu vientre
palabras como “sí” o como “sed”.
El camino que nos condujo hasta aquí
también serpenteó con capricho,
como cuando éramos niños,
pero ya sin razones para recordar.
Seguramente fue entonces
cuando dije márchate
en lugar de te quiero.
Y tú me creíste
como se creen las cosas
sin mucho convencimiento:
ciegamente.
CON RAZÓN
Si te doy la razón,
es sólo porque no es mía,
porque yo no sabría qué hacer con ella,
ni cómo cuidarla para que floreciera.
Te la doy porque tú sabrás tratarla
como la incertidumbre se merece,
llevarla a comer a restaurantes caros,
mostrarla, como a un gato persa,
en una reunión de razones de peso.
Si te doy la razón,
no me la devuelvas
manchada de argumentos sibilinos
cuando te canses de abrazarla en las tertulias,
cuando te avergüences al comprobar
que es intolerante e incorrecta.
TIEMPO PERDIDO
Las preguntas y las moscas se suceden,
y ocurren los cristales y las respuestas,
sucede el calor y el sudor y la nostalgia
de frío y de mantas.
Y es tu piel tan blanda y tan joven
y tan desconocida de inviernos
que hace que broten sinceramente
palabras y caricias que no recuerdo
aunque nunca ocurrieran nunca.
Te vas a la memoria como los reyes muertos.
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