Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 5 de mayo de 2014

MANUEL CAPOTE BENOT [2.009]

Poesía y deporte

(Aljibe C. de F.  Equipo de poetas de la cantera local reforzado con dos "oriundos", como entonces se decía en Italia y en España. De pie: Alberto de la Hera, Bernardo Víctor Carande, Manuel Capote Benot, Oscar Acevedo ("oriundo" argentino), Angel Medina de Lemus, José Luis Tafur Carande. Agachados: A. D., Juan Collantes de Terán, José María Madrazo, Luis Muñoz, X.("oriundo" hispanoamericano también de la Residencia Universitaria del Opus Dei en c/. Canalejas)







MANUEL CAPOTE BENOT  

(Arcos de la Frontera (Cádiz), 1933-1995)
Autor de poemas y obras en prosa. Poeta. Abogado. Colaboró en la revista Alcaraván.

Alcaraván», un grupo y una revista.

La idea de formar un grupo nace en el verano de 1949. Seis paisanos, amigos de la poesía, deciden crear un espacio común donde exponer, comentar y discutir sus poemas. Julio Mariscal Montes (1922-1977) era el mayor. Contaba veintisiete años de edad, ejercía su profesión de maestro nacional y era uno de los asistentes asiduos a las reuniones del grupo Platero. Antonio Murciano, siete años más joven que Julio, colaboraba con él en actividades literarias casi desde la niñez.
«Antonio y Julio pasaban horas y horas leyéndose sus poemas, buscando el uno en el otro la comunicación, la comprensión precisa».

Antonio Luis Baena (1932) y Cristóbal Romero (1931), jóvenes estudiantes, mostraban ya gérmenes de vocaciones literarias que siguieron caminos distintos. Juan de Dios Ruiz-Copete y Carlos Murciano (1931) se integraron desde el principio al grupo y, aunque aparentemente los menos entusiastas, serían con el tiempo los más entregados a la tarea literaria. A partir del segundo número de la revista se sumaron también al grupo Manuel Capote Benot (1933) y Eduarda Vázquez.

Decidieron, naturalmente, hacer una revista pero a condición de mantener el carácter de «colectivo». Todo se discutía y se votaba: todos y cada uno de los poemas y, por supuesto, el nombre de la revista -Alcaraván-, que fue sugerido por Julio Mariscal. Se propusieron también, Stilo y Numen.

El 15 de agosto de 1949 fue la fecha de su primera aparición. Se editaba mecanografiada y, gracias al papel carbón, la «tirada» era de 20 a 25 ejemplares. Su manifiesto decía así:

«Bajo este sol del estío andaluz, sale el primer número de nuestro Alcaraván. Nosotros sabemos que en Arcos, como en la mayoría de los pueblos, existen personas que, aparte de sus ocupaciones habituales, tienen aficiones literarias. Alcaraván tiende a ser el lazo cordial que los una bajo el pabellón de la misma inquietud: la Poesía. Conocemos la tragedia de esos hombres jóvenes o viejos, del trillo o de la oficina, del mostrador o del bufete que, tras unas jornadas agotadoras, escriben versos a la rubia muchachita de enfrente, al río cargado de paisaje, a la ciudad que sólo su fantasía conoce: versos que nadie leerá, cuyo destino es olvidarse dentro del cajón de la cómoda, de amortajarse entre las inefables páginas del libro preferido. Alcaraván es de vosotros, está escrito para vosotros y acogerá en su seno lo mejor de cada uno, sin distinción de ocupaciones ni diferencias sociales, porque para llegar hasta él, sólo se exige un manojo de versos como carta de presentación. Así, pues, vosotros, los que aún no vinisteis por un pudor equivocado, por un absurdo complejo de inferioridad, sabed que aquí no hay "maestros", que todos nos medimos por el rasero de una misma ilusión, y llegad hasta nosotros. Nos reunimos los sábados. Allí nos leeréis vuestros trabajos, os daremos a conocer los nuestros y pasaremos juntos unas horas de intimidad, que nos ayudarán a seguir enfrentándonos con la terrible prosa de la semana».


Al principio, y a pesar de la generosa llamada, sólo contaron con los trabajos originales de los contertulios. Progresivamente se fueron animando otros y así, por ejemplo, Juan Carrasco de la Villa, director de una sucursal bancaria local, entregó varios poemas inéditos. Después, sus páginas se vieron favorecidas por los versos de Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, José María Pemán, Juan Alcaide, Celia Viñas, Carmen Conde, Ricardo Molina, Leopoldo de Luis, Juan Ruiz Peña y Pedro Pérez-Clotet.
A pesar de su tirada restringida, Alcaraván llegó a «sonar» de tal manera, que López Gorgé se atreve a afirmar que es «la revista de poesía más simpática y esforzada que conoce de las letras españolas». Y añade: «Ignoro la tirada real de esta revista. Pero imagino que tuvo que rebasar los trescientos -quizás los cuatrocientos- ejemplares, dada la simpatía y el interés con que era acogida en todos los medios literarios».
Salieron 32 números -vuelos- que recogieron las líneas poéticas predominantes en aquellos años cincuenta: realista, social, religiosa...


Otras actividades del grupo

En 1953, el grupo decide crear el premio «Alcaraván» de poesía. El primero que lo consiguió fue el poeta cordobés Antonio Pérez Almeda, con su composición «El pájaro infinito». Estaba dotado con mil pesetas, cantidad donada por un comerciante anónimo de la localidad. El premio se convoca por segunda vez en el año 1965 y fue ganado por el poeta uruguayo Cándido Belando Viola. A partir de entonces, el patrocinador ha sido el Ayuntamiento de Arcos, que, progresivamente, lo ha ido incrementando. Aparte de dos breves interrupciones -en 1964 y 1966- este premio, que se falla la noche del 5 de agosto, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de Arcos, ha sido concedido a numerosos poetas españoles y sudamericanos.

En 1956 nace la colección de libros «Alcaraván». El primer título fue Poemas tristes a Madia, de Carlos Murciano y, el último, que hace el número 26, Al paso de los días, de Guillermo Sena.

Especial atención merece la Antología de Poetas de Arcos de la Frontera. Esta selección de composiciones de poetas paisanos coetáneos constituye una prueba palpable de la densidad poética de la Sierra Gaditana. Los poetas integrados en la Antología son los siguientes: Higinio Capote (1904-1954), Rafael Pérez Mayolín (1904-1975), Jesús de las Cuevas (1920), Ramón Vázquez Orellana (1924), Julio Mariscal (1922-1977), Cristóbal Racero (1926), Juan de Dios Ruiz-Copete (1929), Antonio Murciano (1929), Cristóbal Romero (1931), Carlos Murciano (1931), Antonio Luis Baena (1932), Manuel Capote Benot (1933).

El número treinta y dos es el último vuelo de la revista Alcaraván. A partir del año 1957 se hace imposible la continuidad de reuniones periódicas. Los quehaceres profesionales han alejado a algunos de sus miembros. Pero, no podemos decir que el grupo se haya desintegrado totalmente. Alcaraván aún no está muerto porque su aliento y su pulso se mantienen gracias a la publicación intermitente de obras de poetas andaluces y a la convocatoria y concesión del premio de poesía.





PREGÓN


Voladores de gitanos
¡Qué alegría!
rojo chillón, amarillo
y verde como la oliva.

Del río, del río es la caña,
seca y partida.

Geráneo de papel de seda,
flor de camino,
¡qué grito de vida abierto
en remolino
de arena.

Del río, del verde río
son mis cestas.

Y la gitana, en el pueblo,
va alcanzando las nubes
por las cuestas.

Y en la mano, 
junto al sol y al cobre
lleva
-en una vara partida-
una estrella 
             una flor
                      y una veleta.









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