Purificación Fernández Segura
(Cortijo de Luchena, Purullena, GRANADA 1960) se licenció en Geografía e Historia, especializándose en Historia Contemporánea, por la Universidad de Granada. Además es Diplomada en Ciencias Religiosas. Ejerce la docencia en el IES Ribera del
Fardes y en el IES Benalúa. Colabora habitualmente en distintas revistas literarias.
Latido
Llamaré suavemente
a tu pecho inaccesible.
Lo sé, habrá silencio.
Pero regresaré a tu pecho
un millón de veces si es preciso.
Inclinaré la cabeza
por ver si escucho
algún latido o estremecimiento.
Conozco bien la senda.
Difícil será apartar
la yedra ensortijada,
las mimbres llorosas
y los rosales mustios.
Desbrozar la maleza,
hasta llegar al fondo,
para encontrar, al fi n,
tu pecho despojado, aterido,
falto de amor y desdeñoso.
Llamaré de nuevo, gritaré tu nombre,
y no habrá respuesta,
ya lo sé.
Antonio Praena explica que en este primer poemario “nos traslada con mansedumbre y belleza a la geografía de la infancia, al amor y al paisaje de una poeta en cuyas palabras se aúnan la intensidad y la sencillez, la verdad y la magia, el rigor y la ternura”. Por su parte, Juan Luna resalta cómo en sus versos emerge la reflexión profunda y la interpelación” sobre los temas esenciales como la soledad, el amor, la pérdida, la búsqueda, el fracaso, la trascendencia o la esperanza entre otros. Por su parte, la poeta Silvia Gallego indica que estamos ante “versos impregnados de profunda ternura y clara sencillez”.
Poeta vocacional
Por su parte, Purificación Fernández Segura se considera “una mujer de su tiempo”, licenciada en Geografía e Historia y Diplomada en Ciencias Teológicas, enamorada del arte, la literatura, especialmente de la poesía, sin dejar atrás la música, otra de sus pasiones. Poeta vocacional que intenta atrapar la belleza de la palabra, al tiempo que provocar la evocación y el asombro pues no en vano para ella la poesía es “expresar concisamente lo que puede estar cargado de significados”. Se considera “lectora voraz y un tanto anárquica”, cuya pasión le “inoculó” su hermano mayor que contaba con una biblioteca donde conoció la poesía desde el Romancero a la Generación del 27. Aunque en su débito poético le reconoce la deuda contraída con Whitman, Emily Dickinson, Yeats, Cavafis, Pessoa, Neruda, Fray Luis, San Juan de La Cruz, Machado, Juan Ramón Jiménez, Borges, a José Jiménez Lozano, por citar a algunos.
La poeta explica que el título del poemario se hizo de rogar. ‘Zona Próxima’ llegó in extremis y tras pasar algún que otro rato de agobio. “De pronto, como un destello surgió, ‘Zona Próxima’ y sentí que condensaba de forma cuasi perfecta los contenidos del poemario. Zona Próxima, alude a los afectos, a los lugares propios y comunes en donde todos los seres humanos confluimos y que no pueden ser otros que aquellos que aloja la memoria”, declaraba recientemente en Wadi-as, publicación donde también suele colaborar. Ahora cuenta las horas para la presentación de su primer poemario ante sus paisanos al que ha dedicado mucho tiempo de los dos últimos años pues, y que una vez celebrada “el libro cobra entidad propia, rompe amarras y ya discurrirá, solo o acompañado”.
DAÑOS COLATERALES
Cómo puedes corazón
pedirme ahora,
que escuche tu latido.
Cómo si el aire viene aullando
y trae el horror de voces y miradas.
Salpica la sangre,
como un reguero ardiendo
que estalla en espanto y anega todo.
Del tiempo no se aprende.
La historia tampoco enseña nada.
Tal es el desvarío del hombre.
Por eso no me pidas hoy ni nunca,
que inmóvil junto a ti, miremos pasar
la sombra ágil del último vencejo.
No te olvides corazón:
¡ tan solo eres un músculo que tiembla!
¡Déjame tomar
mi justa ración de sufrimiento!
Se alivia el dolor si se comparte.
30-1 2015
Con motivo de la celebración, del Día Internacional por la No Violencia y la Paz, Pura Fernández Segura nos hace llegar este poema, donde indaga entorno al nihilismo del hombre contemporáneo; preocupado por escudriñar su realidad íntima y particular, en tal medida, que le impide mirar más allá de la circunstancia propia e incurre en una suerte de parálisis e insensibilidad, inmune al sufrimiento y dolor ajeno. Subraya también la poeta, con palabras de fuerte carga emotiva, la incapacidad de la sociedad actual para asimilar y corregir los errores cometidos a lo largo de la historia y así poder evitar las guerras y la violencia, que con todas sus lacras, acarrean estos conflictos. Reivindican finalmente estos versos, la necesidad de trascender y transmutarse en “el otro”, como verdad liberadora que nos impele a desterrar la indiferencia y luchar por un mundo en paz y más justo.
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