Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 2 de mayo de 2014

CECILIA BÖHL DE FABER Y LARREA [1.998]




Cecilia Böhl de Faber y Larrea 

Fernán Caballero era el seudónimo utilizado por la escritora española Cecilia Böhl de Faber y Larrea (Nació accidentalmente en Morges, Cantón de Vaud, Suiza, el 24 de diciembre de 1796 – Murió en Sevilla, España, el 7 de abril de 1877).

Cecilia, nacida en Morges, Suiza, el 24 de diciembre de 1796, era hija del cónsul Juan Nicolás Böhl de Faber y de Frasquita Larrea. Tomo el seudónimo de la población ciudadrealense de Fernán Caballero, aunque también escribía utilizando el de Corina.
Durante sus primeros años vivió en Alemania hasta que regresó con su familia a la ciudad de Cádiz en 1813, a la edad de 17 años. Contrajo matrimonio el 30 de marzo de 1816 con el capitán de infantería Antonio Planelles y Bardaxí. La pareja se mudó a Puerto Rico, ya que su esposo había sido destinado a dicha plaza, pero ese matrimonio duraría poco por el fallecimiento de don Antonio.
Después se trasladó a Hamburgo, al norte de Alemania, donde vivió con su abuela. Algunos años más tarde se mudó nuevamente a El Puerto de Santa María, España, donde conoce a Francisco Ruiz del Arco, marqués de Arco Hermoso. El 26 de marzo de 1822 contrae segundas nupcias con él en Sevilla. En mayo de 1835 enviudó nuevamente.
Poco tiempo después conoció a Antonio Arrom de Ayala, con quien contrajo matrimonio en 1837. Pero Ayala estaba enfermo de tisis y con graves problemas económicos que hicieron que se suicidara en 1863. Quedó así la escritora en la pobreza. Los duques de Montpensier y la reina Isabel II la protegieron y le brindaron una vivienda en el Patio de las Banderas del Alcázar de Sevilla, pero la revolución de 1868 la obligó a mudarse debido a que las casas fueron puestas en venta.
Falleció en Sevilla el 7 de abril de 1877.


Obras

La Familia de Alvareda (1849)
La hija del Sol (1851)
La flor de las ruinas
Callar en vida y perdonar en muerte
Cuadros de costumbres populares andaluzas. Sevilla: Española y Extranjera de José Mª Geofrin (1852)
Lucas García (1852)
A lo lejos del río sur (1863)
Te gusta la toronja (1853)
Clemencia. Madrid: Mellado (1852)
Lágrimas. Sevilla: Española y Extranjera de José Mª Geofrin (1853)
La estrella de Vandalia. Madrid: A. Andrés Babi (1855) — Novela autobiográfica
La gaviota. (1849) — Novela costumbrista, calificada por la crítica de prerrealista
Mi abuelo Teodoro y El Secreto del Loro. Madrid:(1857)
Un servilón y un liberalito, o Dos almas de Dios. (1857)
Relaciones. (1857) - Recopilación de cuentos y poesías populares.
Cuentos y poesías populares andaluzas. Sevilla: La Revista Mercantil (1859)
Una en Otra. Con mal o con bien. Á los tuyos te ten. (1861) - Novela costumbrista
Un Verano en Bornos. (1864)
Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares. Madrid: T. Fortanet (1877)
Pobres y ricos (1890)

Cuentos de encantamiento infantiles. Cuentos infantiles. Madrid: Revista de Archivos (1911)
El refranero del campo y poesías populares. Madrid: Revista de Archivos (1914)
Cuentos, adivinanzas y refranes populares, recopilación (1921)

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«Fernán Caballero» es el nombre de pluma de Cecilia Francisca Josefa Böhl von Faber (24 o 27 de diciembre de 1796 — 7 de abril de 1877), hija de Johann Nikolaus Böhl von Faber (quien nació en Hamburgo en 1770, es comerciante con casa en Cádiz, después cónsul, después noble, después católico; muere en 1836) y Frasquita Larrea (una gaditana [de Cádiz], hija de español e irlandesa y aficionada lectora de Mary Wollstonecraft).  Frasquita y Johann se casaron en 1796.  Cecilia nació en Morges, Suiza.  Tuvo varios hermanos: Aurora (n. 1800), Juan Jacobo (1801) y Ángela (1803).  Por una separación familiar de siete años, Cecilia, quien permanece con su padre en Alemania (mientras Doña Frasquita vive en España con dos de sus hijas), habla primero el alemán y el francés que el español.  Al encontrarse sus padres en Cádiz de nuevo, Cecilia observa lo español con ojos de extranjera.  Cecilia se casó tres veces: La primera vez en 1816 con Antonio Planeles Bardají, capitán de infantería, con quien se marcha a Puerto Rico, donde su esposo murió un año después (Cecilia regresa a Cádiz en 1818 y viaja con su hermano por Alemania y Francia).

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VIVIÓ EN EL PUERTO SANTAMARÍA.

La segunda vez [que contrajo matrimonio fue] en 1822 (hasta 1835) con don Francisco Ruiz del Arco, marqués de Arco-Hermoso, con quien Cecilia vivió feliz por 13 años en el palacio de la finca.  Al morir su esposo, Cecilia viaja a Francia e Inglaterra y en Londres conoce a un aristócrata llamado Federico Cuthbert, con quien tiene una relación impetuosa. La tercera vez en 1837 con Antonio Arrom de Ayala, quien era 17 años menor que ella (ella tenía 40 años; él 23), con quien vive en Jerez y después en El Puerto de Santa María (Cádiz, Andalucía).  Antonio después se traslada a Sidney, Australia, como cónsul y, al quebrar su negocio, se suicida en Londres en 1863.  Además, tenía tuberculosis.  Con más de 60 años, Cecilia se traslada al Alcazar de Sevilla en 1857, por concesión de la reina Isabel II.  Muere a los 81 años el 7 de abril de 1877. (En la imagen, Casa Palacio del Marqués de Arc0-Hermoso,  de El Puerto, antes de su desmantelamiento).

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SU NOVELA PRINCIPAL. LA GAVIOTA.

La novela principal de Fernán Caballero es La Gaviota, la cual se escribió entre 1845 y 1848).  Para Fernán Caballero, esta era una novela de costumbres ya que la fuente principal de Fernán Caballero había sido la observación minuciosa de la vida de campo sevillana (sus dichos, usos, cuentos, creencias, chistes y refranes).  Según ella, el espíritu que reina en lo que ella escribe es religioso, realista y práctico.  Cecilia usa el pseudónimo de Fernán Caballero por pensar que su novela sería tenida en menos si su supiera que su autora era una mujer.  Fernán Caballero es el nombre de un pueblo de La Mancha donde había ocurrido un crimen. La Gaviota apareció por primera vez en Madrid en 1849 (9 de mayo a 14 de julio) como folletín (serial) en El Heraldo, revista liberal.  La publicó José Joaquín de Mora, enemigo político de su padre, ahora traductor (la novela había sido escrita en francés) y agente de Fernán Caballero.  Fernán Caballero escribió la novela en francés por pensar que esta era la lengua más apropiada para una novela, ya que el español era mejor lengua para la lírica y el drama, en su opinión.  En Madrid, 1856 (Mellado [ed.]) aparece la primera edición en libro de La Gaviota.  Una nueva edición aparece en 1861 (Madrid: Mellado), revisada por la autora, y la cual ha servido de base a todas las ediciones posteriores. (En la imagen, monumento dedicado en su honor, en su casa de Sevilla; se trata de un frontón con un retrato de perfil de Fernán Caballero, con una cinta a modo de orla, con la inscripción:  “En esta casa falleció en abril de 1877 Fernán Caballero. Los infantes duques de Montpensier le dedican este recuerdo”)



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San Luis Gonzaga, Plaza del Puerto Santamaría

Plaza del Ave María, con el antiguo emplazamiento del busto de Fernán Caballero al centro de la misma, que mandó erigir Manuel Martínez Alfonso.

En la segunda parte de La Gaviota se expone una teoría literaria sobre la novela.  De los géneros vigentes la novela fantástica, la 2 heroica, lacrimosa o lúgubre, y la 3 sentimental, la que más conviene a España es la  histórica [para escritores sabios] y  la de costumbres, que es la novela por excelencia).  La novela de La Gaviota consiste de cuadros de costumbres andaluzas.  Fernán Caballero dice que sólo recopila  y copia, no inventa o crea.  Es por lo tanto Fernán Caballero una precursora del realismo español.  Si los Hermanos [Jakob <1785-1863> y Wilhelm <1786-1859>] Grimm son los padres del folklore alemán, Fernán Caballero es la matriarca del folklore español. 

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La Gaviota es un mosaico de cuentos, chascarrillos [chistes], coplas, tradiciones, relaciones, versos, romances, juegos, bailes, oraciones, anécdotas, chistes, cuentecillos, cuchufletas [bromas], chilindrinas [equívocos], modismos, refranes recopilados por la autora.

Escribió la novela La Gaviota Fernán Caballero para un público extranjero, aunque también español.  También hay en esta novela reflexiones morales aparte de descripciones.  Es supuestamente literatura de propaganda católica y un elogio de virtudes cristianas.  El costumbrismo, en efecto, se presta para la predicación, ya sea católica o socialista.  Aparentemente Fernán Caballero no es completamente objetiva en sus descripciones ya que poetiza e idealiza la realidad.  Está en contra de las pasiones vehementes.  Huye así de la exaltación romántica.  Embellece lo real, lo poetiza, y evita las crudezas del realismo posterior.  Su «realismo» es un realismo poético.

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OTRAS NOVELAS.

Otras novelas de Fernán Caballero publicadas en El Heraldo fueron La familia de Alvareda, cuyo primer bosquejo fue escrito primero en alemán en 1849; y Lágrimas (1850).  Otras novelas suyas son Una y otra; Clemencia (autobiográfica, sobre una heroína malcasada que termina aceptando su condición con resignación [1852]).  Otras obras suyas son Un servilón y un liberalito; Un verano en Bornos; Callar en vida y perdonar en muerte.  Tiene también una Colección de cuentos y poesías populares andaluces; Cuentos, oraciones, adivinas y refranes populares e infantiles; El refranero del campo y poesías populares (póstuma).  Fernán Caballero precede en el cuento a Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891 [autor de El escándalo y El sombrero de tres picos]), Antonio de Trueba (1819-1889 [autor de cuentos]), José María de Pereda (1833-1906 [autor de Sotileza) y Emilia Pardo Bazán (1851-1921 [autora de Los pazos de Ulloa]).  (En la imagen, Tomás Osborne Böhl de Faber, sobrino de Fernán Caballero). (Textos: Prof. A. Robert Lauer. Universidad de Oklahoma. EE.UU).

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UNA NOVELA  AMBIENTADA EN EL PUERTO.

La acción transcurre en El Puerto, en el Castillo de San Marcos, Un Servilón y un Liberalito, o Tres almas de Dios, empieza así: «Ya en otra ocasión hemos hecho mención del antiguo castillo de Mnesteo, que existe en el Puerto de Santa María, y pertenece a los Duques de Medinaceli. Fue llamado de Mnesteo por haber sido construido por un príncipe fenicio de igual nombre. Pasó después a la dominación romana: luego a la de los moros; hasta que en 1264 lo conquistó el Rey D. Alfonso el Sabio, para cuya conquista le alentó, apareciéndosele la Virgen de los cristianos; en memoria de lo cual dio el sabio y religioso Rey su venerado nombre a aquella población, perdiendo así la bautizada villa su pagano nombre de Mnesteo. Mas si interesase ahora a alguno de nuestros lectores penetrar con nosotros en su recinto, le serviremos gustosos de cicerone. Haremos aun más; toda vez que en ello le complazcamos, le haremos conocer a sus moradores, y tendremos, según la expresión de una amiga nuestra de infinito talento y gracia, un rato de comadreo». Editada en Madrid: Imprenta del Establecimiento de Mellado, 1863 (novela). Reeditada en 1975 por la Casa de la Cultura, con motivo de la Feria del Libro. Inauguraba así el ciclo de publicaciones de dicha Casa.

Puede leer la novelita en la biblioteca Cervantes Virtual, pulsando:  Un Servilón y un Liberalito, o Tres Almas de Dios.

En la Revista ‘Culturas Populares’ de la Universidad de Alcalá de Henares, existe publicado un artículo de nuestro paisano Luis Suárez Ávila, en relación con nuestra protagonista de hoy, titulado: Fernán Caballero, pionera de la recolección del romancero oral






Santa Elena (*)

Hoy que celebra la Iglesia
el misterio sacrosanto,
cuando hallara santa Elena33
aquel signo consagrado,
que es el terror del infierno
y consuelo del cristiano.
Salid a coged las flores
que nacen en nuestros prados,
tejed con ellas guirnaldas
y vestid la Cruz de ramos,
cantad con el avecilla
que hace su nido en el árbol,
load al que nos creó,
y murió por salvarnos.
Coged, cristianos, las flores
y vestid la Cruz de ramos
pues os las brinda la aurora
de esta mañana de mayo.
Aquel divino trofeo,
como pronóstico santo,
el invicto Constantino
miró en el cielo estampado,
y santa Elena llegó
a los lugares sagrados,
a descubrir el tesoro
que salvó al género humano,
y halló el lugar escondido
a dónde estaba encerrado
aquel diamante del cielo
perdido por tiempo tanto.
Cantad loores a la Cruz
salid por vegas y campos;
coged las flores más bellas
y vestid la Cruz de ramos,
pues os las brinda la aurora
de esta mañana de mayo.

El exvoto, 1863


___________________________________________
(*) Esta mujer se hizo famosa por encontrar, según dice la tradición, la Santa Cruz de Cristo en Jerusalén. También es recordada por ser la madre del emperador Constantino, quien permitió el culto cristiano después de tres siglos de persecución.




Romance a Delgadina

Tenía una vez un rey
tres hijas como una plata;
la más chica de las tres
Delgadina se llamaba.
Un día, estando comiendo,
dijo al rey, que la miraba:
—delgada estoy, padre mío
porque estoy enamorada—
¡Venid, corred, mis criados,
a Delgadina encerradla!;
si os pidiese de comer,
dadle la carne salada;
y si os pidiese de beber,
dadle la hiel de retama.
Y la encerraron al punto
en una torre muy alta.
Delgadina se asomó
por una estrecha ventana
y a sus hermanas ha visto
cosiendo ricas toallas.
—¡Hermanas, si sois las mías…
dadme un vasito de agua,
que tengo el corazón seco,
y a Dios entrego mi alma!
—¡Yo te la diera, mi vida.
Yo te la diera, mi alma,
mas si padre rey lo sabe,
nos ha de matar a entrambas.
Delgadina se quitó
muy triste y desconsolada.
A la mañana siguiente
asomose a la ventana,
por la que vio a sus hermanos
jugando un juego de cañas.
—¡Hermanos, si sois los míos…
por Dios, por Dios, dadme agua,
que tengo el corazón seco,
y a Dios entrego mi alma!
—¡Quítate de ahí, Delgadina,
que eres una descastada;
si mi padre, el rey, te viera,
la cabeza te cortara!
Delgadina se quitó
muy triste y desconsolada.
A otro día apenas pudo
llegar hasta la ventana,
por la que ha visto a su madre
bebiendo en vaso de plata.
—¡Madre, si que sois mi madre,
dadme un poquito de agua
que tengo el corazón seco,
y a Dios entrego mi alma!
—¡Pronto, pronto, mis criados,
a Delgadina, dad agua,
unos en jarros de oro,
otros en jarros de plata.
Por muy pronto que acudieron
ya la hallaron muy postrada.
A la cabecera tiene
una fuente de agua clara;
los ángeles la rodean
encomendándole el alma,
la Magdalena a los pies,
cosiéndole la mortaja:
el delantal era de oro,
y la aguja era de plata.
Las campanas de la gloria
ya por ella repicaban,
los cencerros del infierno
por el mal padre doblaban.


Diálogos entre la juventud y edad
madura, 1881
















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