JOSÉ NAVARRETE
Poeta. Nació en Gor, Granada.
EN EL CHIQUERO
El trueno que dormita en tu cabeza
ya tiene dos rayos prevenidos
que hendirán esta tarde, sorprendidos,
el aire en que se burle tu fiereza.
Herir intentarás mas sin fijeza.
Y al sentirte los huesos retorcidos
a tus ojos redondos y afligidos
volará -golondrina- la tristeza.
Esa cosa voluble y refulgente
que surge, se tapa y se destapa,
no podrás alcanzarla fácilmente.
Allí estará ante tí cerca y ausente
y sin otro timón que roja capa
sorteará la galerna de tu frente.
BANDERILLERO
No me mires de ese modo.
Serena tu mirada fiera
que han quitado la barrera
y es tuyo el albero todo.
Si quieres ovillar mi oro
apresta tu devanadera;
que cuando llegue a tu vera
ya verás, torillo toro,
como nacen dos palmeras
en la cumbre de tu lomo.
LA COGIDA
Un ronco alarido se serena
en silencio letal tenso y rotundo.
Acaba de partirse en dos el mundo.
Acaba de romperse una cadena.
La muerte en berrendo, blanco y pena,
truncó tu sueño azul de Segismundo
tornando sangre mustia, en un segundo,
la sangre en primavera de tu vena.
Y un asta despiadada, querenciosa,
en polvo convirtió tu vano empeño
de amansar un tifón de negras olas.
Mas la tierra, materna y generosa,
guardará con amor tu claro sueño
entre cruces, silencio y amapolas.
LA MUERTE
Va a cumplirse, LUCERO, tu destino.
El leve movimiento de un pañuelo
y la muerte, escondida en rojo anzuelo,
se cruza inexorable en tu camino.
Ya tu lengua se moja en ese vino
que mana tu garganta en arroyuelo
y tus ojos se inclinan hacia el suelo
buscando, con afán, retama o pino.
No puedes escupir de tu esqueleto
la dura pesadumbre de esa espada
que trágica y fatal tu entraña hiere.
No puedes escapar: Estás sujeto
con cinta de luz a oscura NADA
sin que nada ni nadie te libere.
LA PATRIA
¿Qué es la Patria?, me preguntas,
y en tu mirada, una burlona ironía
que yo te la explique aguarda.
¡La Patria!... ¡Mi Patria!...
¡Qué sé yo lo que es mi Patria!
Puede ser...
Esa tierra de Castilla
que duerme soñando agua;
el arado que la hiende,
¡destripándola!;
ese sol que la calcina
dejando su piel tan parda,
que mas que tierra parece
una madre atormentada
sufriendo por ese grano
que se cuece en sus entrañas.
Ese grano, que si llueve,
será una espiga mañana.
Puede ser...
Ese trabajo que cansa.
La tristeza que nos pone
banderillas en el alma.
Ese grillo en la cuneta
que está soñando que canta.
Esa pesada carreta
con esa pesada carga.
Esa hormiga diligente
que va arrastrando su paja...
O esa guitarra que llora
¡desgarrada!
no se sabe que dolores
en la noche constelada
de blancos puntos de luz
que refulgen como plata.
Puede ser...
Esa cuna en la que naces
y también, cuando te mueres,
¡la mortaja!
Ese ramo de claveles.
Esa maceta de albahaca.
Ese limón agridulce.
Esa redonda naranja.
El vino de esa botella
esperando una garganta.
Ese olor a pan caliente
que se escapa de esa hogaza.
Esa alondra que está inquieta
porque tarda la alborada...
O esa barca que dormita
en la arena de la playa
aguardando al pescador
que a la mar azul la haga.
Puede ser...
¡Cervantes! ¡Velázquez! ¡Falla!
Ese canario que llora
tras las rejas de su jaula.
Don Rodrigo de Vivar
blandiendo su limpia espada.
Esa terrible amistad
que en tres milenios descansa
y se cita, sombra y luz,
¡a las cinco, en una plaza!...
O aquellos conquistadores,
el corazón por adarga,
que abrieron un Nuevo Mundo
a golpe de cruz y lanza
dejándonos como regalo
¡Una dimensión más ancha!
Puede ser...
¡Qué sé yo que puede ser!
¡Qué sé yo lo que es mi Patria!
Puede ser solo una idea
bien repleta de palabras...
O quizás un sentimiento
¡dónde sobran las palabras!
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