Raúl Quinto
Nacido en Cartagena 1978 y licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada. Actualmente reside en Almería donde ejerce como profesor de secundaria. Ha publicado los libros de poemas Grietas (Dauro, 2002; reeditado junto a Poemas del Cabo de Gata, La Garúa, 2007), La piel del vigilante (DVD, 2005) y La flor de la tortura (Renacimiento, 2008).
Aparece en numerosas antologías y ha sido traducido a varios idiomas. Codirigió la revista electrónica Oniria y la colección de poesía de La Garúa Libros. Colabora con la compañía de danza contemporánea DA.TE para la que ha realizado la dramaturgia de la obra Fronteras; y escribe artículos de opinión sociopolítica en La Voz de Almería y crítica literaria en Quimera.
raulquinto.blogspot.com
"Nieva del mar al cielo: un eclipse
de sed blanca. La boria
disuelve los contornos de la costa,
desaparece el Cabo
bajo un alud, despacio.
Arrasados, también mis ojos buscan
la estrella moribunda."
EL COMEDIANTE
Un sudario manchado, un traje de segunda mano
de harapos y de sedas, un disfraz.
(The Velvet Underground)
Es cierto que los hombres se disfrazan
para acercarse más a la verdad.
Vi la piel del incendio derramarse
como un río de algas,
y supe que los cuerpos calcinados
conservan su sonrisa en la ceniza.
Siempre recuerdo las miradas huecas,
los gestos delatores, el perfume
que renuncia a los párpados
para volverse sólido y antiguo.
La condición humana es una mueca.
Yo vi cómo unas manos escarbaron la tierra
para encontrar un agua del color de su alma,
y vi cómo se hundían bajo su propia arena.
Soporté la mirada de este mundo
y rompí a carcajadas cada velo.
Había comprendido la broma de la vida.
[de La piel del vigilante, 2005]
PENTAGRAMA
Con una cuerda de violín
secciona mi garganta
y transcribe el sonido
del aliento silbando
a través de la herida.
La música es materia:
el canto del arpón
atravesando el pecho de la sirena;
la partitura ciega
de las arañas
tejiendo nuestros labios,
el uno contra el otro,
como en un beso
donde no hubiera más salida
que respirar a dentelladas.
MALLARMÉ (DAGUERROTIPO EN LLAMAS)
Gira el tambor de la pistola
como una oscura órbita
en tus oídos.
El azar no decide.
Tejen tu cuerpo las agujas lentas
del sudor, anocheces,
y la única bala
construye su mirada entre tus ojos.
El azar no decide.
A través de la venda puedes ver
la silueta de unos dedos
apretando el gatillo.
Puedes ver el sonido del disparo
y la exacta grafía
de tu cerebro
sobre la pared blanca.
Puedes verte a ti mismo
escrito para siempre
en el silencio de este verso.
RUANDA 1994 (LITURGIA)
LA empuñadura de marfil
desnuda en rojo
la cópula de huesos.
Habla el machete con la voz de dios
y su palabra es lenta
como la danza de los árboles.
Igual que una canción
en la que cada nota fuera un paso
penetrando en la nada:
un incendio de sombras
al otro lado de este párpado.
Habla el machete con la voz de dios
y su palabra es pura
como el silencio de los muertos.
EN LA ÓPERA DEL RUIDO
Alguien señala con el dedo
la dirección a un precipicio,
escribo el vértigo;
escribo la caída
de este verso
al vacío, la página
arrancada del libro.
Desde el espacio en blanco
que divide el silencio de tus ojos,
desde la helada boca del revólver
besándote la nuca
y el corazón diseccionado
de los siameses,
desde el latido que los une
y el bisturí que los separa;
escribo el alarido.
Escribo que no hay nada
dentro de las palabras
como tampoco hay nada en las pupilas
del que observa la nieve,
y desde aquí,
desde este extremo de la niebla,
desobedezco.
[de La flor de la tortura, 2008]
BRUMARIO
Decide un punto de partida.
Hay una música de arañas.
Una esfera perpetua. Una ofrenda
para la diosa y su corona
de moscas. Un satélite
de incomunicaciones. Una ley.
Diseña un edificio cuyas puertas
desaparezcan una vez cruzadas.
Diseña una emoción.
Un clavicordio, percutiendo
metálico la cuerda. La cuchilla
que desciende del cénit
interminablemente.
Algunos aseguran
que una cabeza separada
del cuerpo puede continuar consciente
casi medio minuto. Esos ojos
abiertos de raíz
frente a la multitud. Eso decir.
WARHOL
Miro un espejo y sólo veo
el esqueleto de un relámpago
varado en el desierto. Alguien duerme.
Alguien nos sueña. Comprobaron
la eficacia del método
en animales superiores:
un elefante cae a plomo
ante los ojos de la prensa.
Corriente alterna. Color plano.
Digo relámpago y es bello.
Digo descarga de dos kilovatios,
y el olor de los cuerpos
derretidos por dentro
y nada ocurre. Un jirón
en la carpa del circo:
sólo la trapecista ve la luna
deshaciéndose
como un grano de sal, también sus huesos
en el centro del aire desgarrado.
Alguien la sueña y en ese instante
despierta con un grito. Amarillo
plano, violeta riguroso,
copia tras copia. Una máquina
de huesos. Un retrato al natural
del vacío. Aquí.
BARROCO
Difumina la línea entre su cuerpo
y el resto de las cosas. Escaleras
rotas. Un corazón entre las manos
como respuesta. No preguntes.
No alteres el desorden.
Recuerda que el final nos llega a todos,
y que esta música pretende
no acabar nunca.
[de Ruido blanco]
No hay comentarios:
Publicar un comentario