Tratamiento de las enfermedades peligrosas
con síntomas epidérmicos, de Al-Kattani.
Ibn Al-Kattani
Muhammad ibn al-Hasan al-Madhayti al-Kattani (ابو عبد الله محمد ابن حسن المعروف بابن الكتانى) (Córdoba, c. 950 – Zaragoza, 1029) fue un médico, literato y músico hispanoárabe.
Al-Kattani, cordobés de cuna, fue médico personal de Almanzor, pero tras estallar la guerra civil a la crisis del califato de Córdoba, se trasladó a la taifa de Zaragoza adonde contribuyó con los avances en medicina desarrollados por Abulcasis de Córdoba. Escribió un tratado conservado sobre el tratamiento de las enfermedades peligrosas con síntomas epidérmicos, el Mu‘alayat al-amrāḍ al-Jaṭirah al-bādiyah ‘alá al-badan min Jāriy (معالجة الامراض الخطرة البادية على البدن من خارج).
Dominó, asimismo, la gramática, la lógica y la filosofía, aprendidas del zaragozano Ibn Fathun. Se le tuvo por un reputado conocedor de la inferencia y la deducción, aspectos de la lógica sobre los que escribió varias obras.
Como literato escribió la antología poética Kitab al-Tasbihat min as'ar ahl al Andalus (Libro de los símiles en los poemas de los andalusíes) y fue maestro de Ibn Hazm, el reputado autor de El collar de la paloma. El Kitab al-Tasbihat compila poesías de casi un centenar de líricos hispanoárabes, entre los que se cuenta Al-Ramadi.
Su obra Muhammad y Suda, de trazos autobiográficos, muestra a una muchacha, Suda, que probablemente fuera una de aquellas que, reclutadas de entre las cristianas de Zaragoza, eran traídas como esclavas de lujo a Córdoba tras ser instruidas en letras, música, ciencias y cortesanía. Todo indica que Al-Kattani regentaba un negocio de este tipo y de ahí que tuviera contactos previos con la marca superior zaragozana, donde al parecer continuó dirigiendo esta institución educativa poético musical (y lucrativo negocio) de jóvenes mozárabes.
Su escuela-conservatorio de jóvenes esclavas cantoras fue una de las más prestigiosas de al-Ándalus, y seguía en este tipo de institución académica la creada en Córdoba por el célebre músico Ziryab en el siglo IX.
¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano y era
embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis
labios en su boca, ambas más dulces que la miel.
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