Jorge Andreu (Cádiz, 1990) es estudiante de 5º curso de Licenciatura en Filología Hispánica y aspira a doctorarse en literatura española contemporánea. Ha trabajado la obra de Vicente Blasco Ibáñez, Eduardo Mendicutti, Pío Baroja y Cervantes, entre otros. Asimismo, cuenta en su haber con el título de Grado Profesional de Piano.
Es autor de los libros La Treintañera (2007, LULU), A Vuelapluma (2008, Bubok) y Presagio (2008, Bubok). Ha participado en la antología Alborada (2011, La media luneta).
En el ámbito de la literatura, ha recibido los premios Price Minister (2011), María Agustina de Poesía (2012) y Versos en el Aire (2012). Asimismo, ha sido finalista del II Certamen de Poesía Joven Premio Miguel Gutiérrez García (2012) con un soneto.
En el mundo de la música, recibió el II Premio Juvenil en el VIII Certamen de Música Muñoz Molleda (2007) y ha acompañado musicalmente en lecturas poéticas, así como en conciertos de cantautor.
Sus publicaciones inmediatas aparecen en su blog personal: www.jorge-andreu.blogspot.com.es
El beso
Tus ojos son un bálsamo de plata,
tan grises, tan serenos, tan lejanos;
tu frente se desliza entre mis manos,
tan pálida, tan tierna, tan pacata;
tus dientes chirriando una sonata
tan lírica y sutil, tan soberanos;
maúlla esa sonrisa en tonos llanos,
tan pícara y feroz como una gata.
Por ese mapa mudo del deseo
camino entre montañas y llanura
con una sed de ti que me disloca.
Al fondo estás del mundo, allí te veo:
avanzo sin perder la compostura
y llego lentamente hasta tu boca.
Jorge Andreu
(Del mar y sus vestigios, 2013)
El oficio de amar
Para Jorge,
un pequeño tesoro
que cumple dos añitos
¿Qué dice tu mirada transparente
al volcar sobre mí su fantasía
con un aire indeciso de energía
que tiembla como el sol en una fuente?
¿Qué dicen esa boca y ese diente
que asoma por detrás de tu alegría
cuando tu timbre escapa por la vía
de tu garganta dulce e inocente?
Tal vez de oír tu voz en esos ojos
de brillo angelical y sones prietos
comprenda qué motivos tiene el arte
para inmortalizar los frutos rojos
de tus años más verdes, más inquietos,
sin otra ocupación que la de amarte.
LA PUERTA DE TU BOCA
Una puerta entreabierta
al destino. Una puerta
maciza como el hierro
de tus huesos, morena.
De madera, marrón,
de madera.
Como tu cara lisa
y tu suave melena.
Una puerta entreabierta
al olvido. Se cierran
tus ojos, no me miran.
Un portazo resuena.
Un cuadro se desploma
con tus gritos. Y llena
el suelo una vidriera
blanca. Yo, con mi pecho
roto, lleno de pena,
recojo los pedazos
y lamento tu ausencia,
pensando en tu partida,
en cómo me dejaste
el alma muerta.
Amiga,
te llevaste contigo
esa sonrisa tierna.
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