Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 8 de octubre de 2012

1406.- ZARA PATRICIA MORA VÁZQUEZ




ZARA PATRICIA MORA VÁZQUEZ
- 1981, San Fernando, Cádiz, España
- Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Premios
. Me dieron el tercer premio de poesía en Aljaraque 
. [Huelva] en los premios juveniles, con el poema: el imposible nombre. 
. He ganado el premio semanal del país literario 
. De Madrid [ESPAÑA ] 
. He recibido una mención de honor en el concurso internacional mensajeros literarios del CEN [ARGENTINA , CÓRDOBA ] 
. Me han otorgado una mención especial en un certamen internacional de poesía en este año 2006, CRISOL LITERARIO, de la editorial CEN, celebrado en Argentina CÓRDOBA. 
. He quedado semifinalista en el concurso poético en el 2006 año en el centro de estudios poéticos de Madrid 
. Finalista de un concurso internacional de la editorial novelarte de CÓRDOBA Argentina, del 3º certamen Literario, fotográfico y Artístico: COLORES EN TIEMPOS 2005. 
. Quedé finalista en el VIII CONCURSO LITERARIO de la asociación cultural andaluza DE ALFAFAR [VALENCIA] 
. Fui semifinalista en el concurso de poesía del centro de estudios poéticos de Madrid 2006 .
. Finalista en el concurso nacional de podcast de la revista ECCUS.



La última palabra

Que la última palabra sea un te quiero,
No un adiós.

Que me queden un millón de razones para no pensar en ello,
Que los versos que hoy escribo duren en tu boca eternamente,
Que la última palabra, no sea el fin de una pagina de sucesos desafortunados,
Que la última palabra, de un mentiroso sea una con la que pueda redimirse,
Que en la puerta del infierno no formulemos nuestra última palabra,
Que todos vayamos al cielo.
Que el fin de la nada, fuese un todo
Que el final de una canción de amor, sea el principio de un idilio,
Que todos seamos nosotros mismos, y que si tenemos que pronunciar la última palabra 
Que sea sincera.





La llamada indiscreta

Quiero ser la llamada indiscreta
Que te levanta cuando duermes,
Quiero ser la mente inquieta que te ayude cuando sufras,
El ave traicionera que te roba la mirada,
Una tempestad para rodear tu cuerpo,
La mirada sibilina de un felino.
Contaminar el silencio con el timbre de un teléfono,
Que sujeta mi figura y tiembla.
Cuando pretendes responder,
Quisiera ser más responsable y llamarte de nueve a dos
En horario de comercio.
Para no despertar la lengua inquieta, alma de vecindario,
Quiero ser los versos, que rompen una armonía perfecta
Aquellos que malinterpretan una llamada a deshora,
Para luchar con las armas: de la inquietud y el amor,
Para que de una vez tengas valor, de no colgar al amor,
De olvidar quien fui yo.






La máscara de carnaval

Oculte mi rostro,
Oculte mi vida,
Oculte bajo estos versos mis muchas heridas,
No quiero que creas que lo que hice fue una mentira,
Pero convertí en falacia y lleve a la desgracia,
Mi sueño veneciano
¿Soy un viejo, un anciano, o un jovencito acelerado?
Soy la carta, que barajo cuando callas,
Soy el idilio entre la luna y neptuno.
Tan lejanos a veces, tan cercanos pero sobre todo tan absurdo
Los hidalgos de los cuentos, a esos me quise parecer,
Lo que sé, es que partí una noche y nunca me parecí, a aquel,
que para amarte, jamás tendrá que llevar máscara de carnaval.






“la luz que enciende la palabra”

A mis versos dio presencia.
La voz que ilumina los pasos.
Causa el señor el fracaso,
De los dichos deslenguados

Y es la luz que enciende la letra.
La que ilumina al poeta.
La que receta profetas.
Y enseña la letra a los niños,
De los Lares
Que más que tiernos seglares,
Parecen Ángeles celestiales.

*****

Y a ese efebo sin camino,
Dios le enseña el destino,
De una vida encadenada.
Al trabajo y la morada,
Pues la mejor respuesta,
No es la dada.
Es la que aprende el efebo,
Tras correr contra el destino.
Ya que siempre va detrás,
Cuando sigue ese camino.

Y es el espejo del alma,
Todo lo que el corazón aguarda,
La pareja enamorada,
Y esa luz que enciende las palabras.
Juramentos sagrados,
De amor y fe a la vida

*****

Si consigues ver la vida,
Como un juramento sagrado.
Serán tus palabras,
Tus manos sin duda,
El mejor legado.
Para seguir a bien el camino,
Y no perseguir la vida.

La luz ilumina mis pasos,
Es la que ilumina mis días.
Y convierte al ser humano,
En el mejor soldado,
Luchador de la palabra,
De la luz Entre marañas
De escondites y deseos

Mi arma es la palabra,
Y mi arco señor tus deseos,
Ilumíname el camino.
Y enciende mi palabra,
Para que en mi lucha,
Las únicas bajas.
Sean las falsas apariencias.
La mentira y la falacia.

Y con esta humilde semblanza.
Te pido Dios que sea mi fe,
La luz que enciende la palabra,
Las palabras de un poeta.
Y que hagan fugaz la rabia.
Para encontrar la receta.
De esta vida encorsetada,
De la que perdí indicaciones,
Una vez me hice mayor.

Enciende mis palabras por siempre,
Enciende mis palabras.
Porque eres tú el autor,
Y yo el actor de esta obra de amor.





La niña de ojos grandes

La niña de ojos grandes
la playa siempre observó
con esos tiernos ojos verdes
grandes como el sol.

Entre gracias y alegrías,
se iba haciendo mayor;
los grandes ojos verdes,
comprendieron el dolor.

De semblante inquieto
las muecas y burlas
como modo de expresión,
la niña de ojos verdes
se iba haciendo mayor.

Un disgusto tras otro
convirtieron sus zapatos de charol
en escaleras de tacón
para subir al cielo, pensó.

Entre glorias, derrotas….
se iba haciendo mayor.

Ahora quedan los recuerdos
Y los grandes ojos verdes
que no olvidaron el calor.
En esos primeros años,
que fueron la mejor opción
Para olvidar el dolor,
La niña-mujer se arropo con su destino,
Y encontró al fin su camino.
Y sorprende que esa niña sea yo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario