Pedro Rodríguez Palomo nació en Colmenar (Málaga, España) en el año de 1967. Es Diplomado en Magisterio y Licenciado en Historia Contemporánea. Ha publicado Pleamar sur, Jamais, Sevilla, 2000. Trabaja en un poemario inédito provisionalmente denominado Palabras Comunes. Ha publicado poemas en revistas como Renacimiento y Zurgai, o en las digitales Letralia, Poesía salvaje, poetas de hoy.
Poemas de la transparencia azul
Torrentes
Tormenta repentina
forja el puro arroyuelo.
Bravío entre las adelfas,
su atronadora belleza baja
feliz y joven.
En pocos días el sol
secará el cóncavo cauce,
dejando sobre la tierra
la cicatriz de su hermosura,
muñón de río, palabra.
Palabras comunes bajando del tiempo.
Crisálidas
A Juan Ramón Jiménez, in memoriam
Cuando el perfil del alba
de un día de mayo crece,
contra el aire azul se tallan,
titilando, unas mariposas blancas.
Su leve espuma volátil,
entre lo azul y lo verde,
pone alegre al campo joven.
¿Dónde estarán sus tumbas,
en qué rama, en qué corola
acaba su hermosura sepultada,
su breve vuelo a flor de cielo?
Huyen del frío y de la niebla,
del perfil alacre del invierno,
y sólo en primavera emergen,
del gusano entre amapolas,
sobre la ola verde del trigo.
¿Dónde mueren en silencio blanco?
Duelo
En el paladar llevo
el sabor de mi esqueleto.
Allá los ríos en la mar se mueran,
o la amapola en su estío se abrase,
y la rizada rosa de humo blanco
su plenitud marchite.
Ya sé que todo huye,
y sólo la lentitud
a la infancia corresponde.
Pero cuéntaselo al corazón,
a ver si aprende,
que tu cintura no es
el cimiento del planeta.
Asepsia
Hazme con los solsticios y las nubes
un quirófano para mi dolor,
y con un dolmen de rizada espuma
supúrame la torre de las venas.
Si este mal ya no tiene cura, cuídame,
desinfecta la llaga con tus labios,
mejor, sopla suave sobre mi sangre
como la brisa en mayo
sobre las amapolas.
Desangremos los labios
en esta cura,
en esta fe,
en este beso.
Mas si la herida ruge,
fijo en la cicatriz mi amor te espera
y en tus ojos, si miro, raya el alba.
Tacto
Tenías la piel lanzada hacia mis manos,
y mi tacto moldeaba su tersura
con la suave huella del deseo en flor.
Yo, bronco de mares, erguido de sierras,
me precipito en ti como un alud.
Tú germinabas en silencio alegre,
con semilla de caracola abierta,
con mareas disueltas en tu saliva
empapando, antiguas, tu sabor.
Están mis dedos recordándote lejos
con tu pelo liso y ocre,
en su vuelo irisado por el aire,
con la rosada fruta de tus labios
tierna, tibia y sabrosa en pleno beso.
Como en un mapa minucioso,
en mi memoria guardo los detalles
de tu cuerpo extendido por la arena.
Afluyo al poder del barro,
cuando al centro del placer
le crecen astros y mareas
y su fulgor aplaza el mundo.
Tu piel
desemboca mansa
entre mis brazos fijos,
y fluyo ya como la clorofila,
firme y ligera
bajo la transparencia azul del aire.
Fosas en los aires
“Cavamos una fosa en los aires
no se yace allí estrecho”.
Paul Celan.
1
Donde la carne estalla
El curso del aliento
Arde entre hormigón,
Acero y cristal, diluidos
En las fosas del aire.
Es tarde para Europa
Turbia de sangre añeja.
Reza un mulag insomne
Sobre un planetario minarete:
Insomne boca de boa
Sobre pantalla venenosa e hipnótica.
2
En su avaricia calcinados
Los móviles claudican tenebrosos
Y claman su piedad lejana y sola:
El timbre del dolor sonando lejos,
El timbre del amor sonando solo.
Espesa gota de sangre de novia
Resbala lenta sobre las pantallas.
Ese fuego los lanza,
Torpes aves suicidas,
Al ancho ataúd del aire,
Incendiados nadadores súbitos
Hacia lo azul en humo levantados.
Esas cenizas riman con las nubes
Fugitivas transeúntes como ellas.
3
El árbol solitario de los nervios
Crepita como la llama de la ceiba,
Y la cítara carnal de las dendritas
Agita su fronda en plena pena.
Su blanco espanto muerde
La nada en un fondo de ceniza,
Con humo de cuerpos y de sueños,
En el aire esparce su inocencia.
Este humo enturbia la conciencia,
Y el planeta ciego, sordo y mudo,
Un momento, se frena en su estupor.
Por la órbita de la tristeza nueva
Y desde el eje de su inmensa lágrima
Resbala el dolor por los horizontes.
Esa glaciación suicida del aire
No entiende del fluir del tiempo,
Ni del firme timón de aquellos labios
Con rumbo al parto desde el beso.
En las fosas transparentes del aire
Crepita la piedad.
4
Tras el escombro y la ceniza se posa
Un polen de cuerpos en el asfalto.
La dimensión astral del grito mide,
La latitud hueca de la esperanza,
Las aldeas abandonadas de la razón.
Con ternura de acero planetaria
Habría que revestir nuestra memoria.
¡Cavad una zanja en el futuro
Labrad el dolor como un bancal,
Levantad de nuevo la ternura
En la transparencia azul del aire!
5
Mas no busquéis la paz
En los despojos del orgullo herido.
Enemigos del pan y la caricia,
Sanguinarios dioses dictarán la ley,
Y otros niños llorarán sus muñones
Bajo la sombra fría de otras torres.
La pura belleza de los astros
Es nuestra íntima heredad,
En nuestros pechos palpitando
Blancos como banderas.
(“Fosas en los aires” pertenece al poemario inédito Plural íntimo).
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