María Isabel Zapata Rives (Mabel Zaves)
Mabel Zaves es María Isabel Zapata Rives, una mujer que nació en Vícar, provincia de Almería (España), en una familia modesta y que pasó toda su infancia en contacto directo con la naturaleza, en pleno campo rodeada de montañas de poca altitud, en la prolongación de la conocida Sierra de Gádor, que se extiende desde las Alpujarras Almerienses. Entre sus mejores amigos de la infancia estaban los animales pequeños que no dan miedo y los sonidos naturales que eran su mejor melodía: podía pasar horas y horas escuchando el trino de los pájaros, el sonido de la brisa o el viento sobre los matorrales, su silbido desde la cima de las montañas, ver desfilar a las hormigas, observar a una araña formando su tela, a los polluelos recién nacidos en su nido o la explosión floral de la primavera. Y debió ser en estas estampas donde empezó a desarrollar esa sensibilidad que posee, que posteriormente se orientaría hacia actividades creativas que incluyen el gusto por la música, por la pintura, por la escritura y por la poesía; actividades en las que destacó desde el momento en el que se escolarizó interna en la Escuela Hogar Madre de la Luz de Almería, porque en aquella época el sistema educativo estaba poco desarrollado y debió desplazarse a la capital para poder iniciar sus estudios. En todo momento, los maestros, maestras, profesores y profesoras anónimos prestaron atención a sus cualidades y la animaron (siempre estará agradecida por todos los gestos y la ayuda que le prestaron); pero ella tenía “grabada a fuego” la idea de que el camino hacia el conocimiento debía ser prolongado en el tiempo. Esto la llevaría a cambiar su residencia a la ciudad de Sevilla (España) donde esperaba encontrar más oportunidades para formarse, unida a la necesidad de tiempo para madurar y poder ofrecer un fruto aceptable, antes de darse a conocer. En este sentido, se formó primero en Economía porque es profesora de Formación Profesional de Ciclos Formativos de Administración; pero como esta era una formación que favorecía poco la vertiente poética, estuvo reflexionado sobre varias áreas del conocimiento, desde la vertiente social, humana y artística y decidió estudiar Psicología que compatibilizó con la poesía, que resurgía como esa fuerza interna siempre presente, que irrumpía en su realidad y empezó a realizar las publicaciones primeras, tímidas. Aún así, el camino recorrido aportó sus espinas, que la llevaron a la separación, y también sus rosas, que se reflejan en tres hijos con los que tiene una correspondencia elevada. Durante este curso académico, está matriculada en el Máster de Psicología de la Educación de la Universidad de Sevilla, que compatibiliza con su trabajo de profesora. De forma paralela, recibió la invitación del Director del Grupo Literario Palabras Indiscretas, José María Pérez Sánchez (J. M. Persánch), para participar e integrarse en los proyectos en curso del grupo literario (Revista Literaria Palabras Indiscretas y proyecto Utopía); también pertenece al movimiento Poetas del Mundo. Actualmente, está dando vida a todos aquellos proyectos que dejó en un segundo plano, cuando priorizó la atención a la familia en general y a los hijos en particular; proyectos que responden a los mismos ideales de la juventud y que siempre pensó que le gustaría realizar cuando fuera mayor. Tiene algunos libros de poemas inéditos como Los sueños del alma o Perros callejeros, otros en prosa poética como En clave de amor y otros títulos publicados en parte, como Detrás de las pasiones, Recordatorio o La travesía.
(Poetas del Mundo)
(Mayo, 2011)
Poema
Cae
un criptograma
sobre la huella
de Lisa
que genera
el esbozo
de una lágrima.
El tronco
de amapola
conserva
digna rojez,
mientras presencia
un proyecto
de lágrima.
Llora
la emoción
a la luz
de una tibia vela
y la oscuridad
se apodera
del espacio.
Rebosa
el cáliz
con una negra
lágrima.
(Revista Literaria Palabras Indiscretas Nº 2)
(Febrero de 2011)
Madre
Tengo una pena grande, madre, una pena seria,
no se por fuera latón ni por dentro de hojalata,
mis arterias y mis venas por aceite las cambiaba.
Madre, ser como una fría roca quisiera;
pues un mundo al revés me enseñaste,
mas aunque no quiera, mi corazón late.
Mi pena no fuera tan grande si por lo menos me viera
convertida en un juguete y que los niños me abrazaran
todos los días del año o cuando de mí se acordaran.
Qué pena; por ser, sería hasta figura de cera,
y mi alma sería su alma y su casa, mi casa;
en un estante, mi cama y en cuadro, mi estampa.
Madre, para que esta pena tan honda no hiera,
con muñeco de trapo, yo también me conformaba,
que me den las buenas noches y dormir en su almohada.
Qué pena, madre, qué pena, no puedo ser de otra materia.
(Amarga Hiel)
(Septiembre 2007)
La otra orilla
Un mástil con una vela
desde babor a estribor,
un ancla con su cadena,
capitán y timón.
El paisaje difumina
hilos de plata en la mar;
dirección a la otra orilla,
el barco navega ya.
La otra orilla se acerca,
buenos vientos le guían;
la otra orilla se aleja,
el barco va a la deriva.
A veces, en la tormenta,
pierde la vida misma
y desde lejos le llega,
la otra orilla es poesía.
Y se siente capitán
de su barco y de su vela;
el timón, su talismán,
y en la otra orilla, poeta.
(Mar de Nubes)
(Abril, 2007)
¿Realidad o ficción?
Nube, ¿respondes a una ilusión o en realidad
a la idea que presenta
la copia, a la sombra
deforme de los sueños
o al espectro de la noche que confunde al fondo?
Sevilla, 07/05/2011
(Inédito)
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