José Martínez Calabria
Nació en Marmolejo [Jaén]. De formación económica trabajó para el movimiento cooperativo agrario, al servicio de las cajas rurales. Escribe poesía y relato corto. Obtuvo 1er premio del IV concurso de R.C.y Poesía de la Consejería de I.B.S. de la Junta de Andalucía [2006].En 2007 publicó un poemario bajo el título \'Banderas del alma\'. Padre de numerosa prole trata de expresar en sus poemas su experiencia de vida familiar.
PUESTA DE SOL FRENTE AL MAR
De bermellón y azul amortajada/está muerta la tarde en el ocaso;/
pañuelos de naranja ledan paso/por sendas de oro viejo y marsalada./
Funeral de amarillos, voz quebrada/en el vértigo amargo del fracaso/que morir entraña. Callad. Acaso/
los delfines entonen su balada./
Llega la noche cabalgando sombras,/dueña del misterio, novia del miedo,/ patria de la luna, temblor de alondras./
Absorto en el prodigio yo me quedo/de la enorme belleza que me asombra,/que gozar, sí, pero explicar no puedo.
EL TAMBOR DE LA VIDA
Desde el principio suenan los tambores/que marcan los pulsos de la vida./Sonó el tambor para que hubiera día/
y redobló para que hubiera noche./Tambores que en el momento exacto/ abren el abanico de las estaciones,/
que dóciles al gran compás remoto/ con toda precisión se manifiestan./ Radiante y florecida primavera,/
verano de sol y cereal maduro,/otoño de nostalgia y hojas amarillas,/helado invierno de cabellos blancos./
Suenan tambores anunciando al oso/ la hora de hibernar en su guarida/ y le despertarán tan pronto lleguen/ los tibios días de la primavera./
Vienen y van las aves en su vuelo/ más allá de los mares y montañas,/ acatando la voz de los tambores/ cumplen las reglas de sus migraciones./
La lluvia, por el tambor llamada,/ generosa se derrama y da la vida/ a la humilde semilla que germina/ enterrada a la orilla del sendero./Las mareas a las olas dan la mano/ y forjan de arena y sal su sinfonía/
en la misma playa donde las gaviotas/ celebran sus marinas asambleas./No saldría el sol si no escuchara/
golpear el tambor que anuncia el alba;/ anémica la luna en su guarida espera/ una señal para volver mañana./ El amor, como un ciclón, llega y arrasa/ si la piel del tambor vibra con fuerza./
Mas ¡ay! ... Calla el tambor,/ muere el amor
y quedo/ con la herida de la muerte./ Tambores ocultos del cuerpo y del alma./
No hay vida sin ritmo./ Tampoco muerte sin hora prefijada./ Vida y muerte
son . /¡redobles de un tambor lejano!
Nota: Este poema está inspirado en textos de Jimalee Burton, sabio indio cherokee, a quien debemos un precioso legado sobre la interpretación de la naturaleza, de sus ritmos, de la vida y de la muerte.
DULCES HOJAS DE OTOÑO.
Ven, mujer, siéntate a mi lado a mirar con orgullo/
el oro de esta mies recién cortada./Seca tu sudor y mi sudor. Y pon tus ojos/
en las rubias gavillas de nuestra cosecha./
Estas espigas vienen de los besos que sembramos/con tanto amor en la primavera de la vida,/ besos de corazón y flecha atravesada,/ grabados en los árboles de nuestras alamedas./
En los anchos surcos de tu tierra fecunda/ con amor infinito plantamos los sueños,/ y ahora cosechamos con encendido gozo/
el trigo sazonado al sol de tus desvelos./
Dimos nuestra sangre, tus manos y mis manos/
calor en el invierno y sombra en el estío/ y aquel amor tan pleno, que de tan grande, a veces/ no cabía por las puertas de tu pecho y mi pecho/ Ellos y los tiernos brotes de sus ramas feraces/
son nuestro premio, laurel, palma y victoria;/ ofrenda que llevamos al Dios que nos espera / abierto ya en su abrazo de paz y eternidad./
Lía, mujer, en las dulces hojas amarillas/ de este otoño amigo que nos mima y acuna,/ esta bella sinfonía que sólo han escuchado/
quienes lo dieron todo por amor./ Guárdala en tu corazón tan hondo como puedas,/
porque será la única bandera que podrá consolarnos/ de los surcos que el tiempo graba en nuestra piel/ y de este incipiente temblor de nuestras manos.
ESPERANDO
Como la rama espera
que llegue el pájaro,
como aguarda el molino
que el trigo grane,
como el mar a sus ríos…
Te espero, amor.
Como el padre del pródigo
sale al camino,
como espera la herida
su cicatriz,
como el bosque a la lluvia,
Te espero, amor
Como la noche evoca
mares de plata,
como espera la estrella
morir al alba,
como el lirio al rocío.
Te espero, amor.
Como sueña el poeta
musas lejanas
Como la flor espera
abeja que cambie
su corazón en miel
Te espero amor.
¡Te espero!
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