Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 2 de julio de 2012

1368.- CARMEN ALCALDE CARBAJO



Carmen Alcalde Carbajo (Poeta, Coordinadora Revista Literaria La Fuente), natural de Jaén y residente en Almería.


SONETOS - CARMEN ALCALDE CABAJO


EL SONETO

Lo trajeron Boscán y Garcilaso,
desde Italia, a la rima castellana,
pues del endecasílabo dimana
el metro que se sigue en este caso.

Mas Castillejo dijo: “Gran atraso,
que si bien fue su cuna la italiana,
ese metro lo usó ya Santillana,
no ha sido por lo tanto nuevo el paso”.

Dejando a un lado fechas, el soneto,
tiene ritmo, cadencia, melodía…
y sólo intentará ponerle el veto

quien compruebe que nunca lograría,
en poema de verso tan concreto,
plasmar con ilación su fantasía.







BUCÓLICO ATARDECER

El río, dando voz a la cañada,
discurre entre fragancias de romero.
Solitario, el olivo del otero
presta sombra a la tarde fatigada.

Una dulce avecilla enamorada
del rosal que nació junto al sendero,
pretende, con un trino lastimero,
mostrarle su pasión atormentada.

Los trigales, inmenso mar dorado,
ondean, con la brisa, en blancas olas,
bajo el tapiz de un cielo ensangrentado.

Recogen los zagales su ganado
de los pastos de trébol y amapolas,
mientras pierden perfil montaña y prado.







MEMENTO

Cuando queden mis ojos y mi mente
cerrados a la luz del pensamiento,
y no pueda expresar lo que ahora siento,
pues nada sentiré, seguramente.

Seguirá el sol con su carrera ardiente
y seguirá la lluvia, el mar, el viento…,
aunque, ya, mi dormido sentimiento
no pueda disfrutar de su aliciente.

Quiero grabar con fuerza en la mirada
la belleza que el mundo me prodiga,
y dejarla en mi alma atesorada.

Haciéndolo con fe quizá consiga,
desde el ignoto azul de otra morada,
gozar, de nuevo, de esta Tierra amiga.








ZÍNGAROS

Llevan la libertad por compañera;
la mirada perdida en el camino;
indiferentes hacia su destino;
con una ley no escrita por bandera.

Cae la tarde, la oscura carretera
alumbra un farolillo mortecino
que, a la carreta de rodar cansino,
marca la ruta con su luz somera.

El auriga, cansado, somnoliento,
flojas las riendas, va, desde el pescante,
conduciendo el caballo a paso lento.

Y siguen incansables adelante,
compartiendo sus sueños con el viento
y la pasión de su rodar constante.








OTOÑAL

Es el otoño artista consumado,
que aplaca el sol, frenando sus ardores,
y comunica a los alrededores
la huella de un estilo refinado.

Exhibe la arboleda en su tocado
una gama profusa de colores
y añora a sus alados moradores
que emigraron a un clima más templado.

Curva el viento la rama que se inclina
sobre el río, buscando los placeres
de aquel agua tan fresca y cristalina.

El otoño demuestra sus poderes
desplegando, del valle a la colina,
la esencia de un sin fin de atardeceres.

Con placidez camina
hacia el lugar donde el silencio mora,
lugar feliz, en el que nadie llora.







PAZ Y GUERRA

¿Por qué alcanzar la paz es ilusoria utopía?
¿Por qué razón el hombre siempre fue belicoso?,
si es libre su albedrío, si su mundo es hermoso
capaz de dar, a todos, el pan de cada día.

Disfruta de horizontes plenos de poesía:
con altivas montañas; un mar maravilloso;
exuberante el valle; el río caudaloso…
que al unísono entonan su “Canto a la alegría”.

Pero él sólo persigue poder, armas en mano.
El divino mandato es polvo en el olvido:
“No matarás” resuena como un eco lejano.

Y desoye las voces que a la paz se han unido
con el noble deseo de un orden más humano
que defina a la guerra: “Una opción sin sentido”.








EL TIEMPO

Es un mar cuyas olas no alza el viento,
que traza a su capricho el derrotero
del viejo timonel de mi velero,
donde va lo que gusto y lo que siento.

Rescoldo de ilusiones que aún aliento
es la luz que alimenta el candelero
y ayuda a navegar sin desespero
hacia la playa que alcanzar intento.

Aquella juventud de auroras llena,
mágico instante, flor de fantasía,
que se pierde como agua entre la arena,

se hundió en la estela de mi barco, un día,
dejando, sobre el mar de agua serena,
un leve rastro de melancolía.







SER O NO SER

Cansado el pulso, corto ya el sendero
para llegar al fin de mi destino.
Preso el sol en las flores del camino
ve mi lento pasar desde el lindero.

¿Adónde voy? ¿Cuál es mi paradero?
¿Está escrita la pauta de mi sino?
¿Hay algo en mí inmortal, algo divino?
¿Un soplo que será imperecedero?

¿O cerrará el resumen de mi vida
el destello fugaz de una añoranza
o el brillo de una lágrima perdida?

Mas pienso que el impulso que me lanza
a jugar rectamente esta partida,
tiene el dulce sabor de la esperanza.







OLIVARES DE JAÉN
Sonetillo

Viento que llevas tu aliento
hasta los lejanos mares,
si cruzas los olivares
de mi tierra, cruza lento

para que oigan el lamento
de quién dejó aquellos lares.
¡Mar de verdes olivares
que inunda mi pensamiento!

Quisiera antes de marchar
hacia ese cielo soñado,
donde aspiramos llegar,

volver, Jaén, a tu lado,
y perderme en tu olivar
por el sol iluminado.






MOMENTOS PARA EL RECUERDO

Siéntate junto a mí, ven, con cuidado,
que se embriague la piel de sol y viento.
Proyectando al ayer el pensamiento,
tenderemos un puente hacia el pasado.

Va tu recuerdo al mío encadenado,
comparte tu sentir mi pensamiento:
cálidas horas de un placer sin cuento,
rosas fragantes de un jardín callado.

Se fundió nuestra sangre en otras venas,
un milagro de amor que engendra vida,
mares azules que unen sus arenas.

Tu sombra va en mi sombra confundida.
¡Cuántas venturas hubo y cuántas penas!,
jalonando la marcha compartida.





PARA ÁNGEL
CON LA FUERZA DE MI RECUERDO

Te fuiste, amigo, inesperadamente,
con tus azules sueños de poeta.
En silencio quedó la musa inquieta
que inspiró los poemas a tu mente.

Es tu verso como agua de la fuente,
luz del amanecer, sombra inconcreta,
ironía y pasión que se completa
con la vivencia fina y ocurrente.

Fue el soneto la rima preferida
para plasmar el ritmo de tu acento;
tomo, pues, del soneto la medida.

Llorar nuestro dolor con él intento,
y expresar, por la pérdida sufrida,
la magnitud de nuestro sentimiento.






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