Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 15 de noviembre de 2016

PILAR ALCALÁ GARCÍA [2.203]


Pilar Alcalá Garcia 

Sevilla. Licenciada en Filología hispánica, poeta, profesora de italiano, y miembro de las Asociaciones “Con los Bécquer en Sevilla” y “Noches del Baratillo”.

Pilar Alcalá García, con la obra denominada 'Adamar', se adjudicó la X edición del Certamen de Poesía Rumayquiya, convocado por la Asociación Cultural Artístico-Literaria ITIMAD.


A estas altas horas de mi alma
sólo la verdad 
podría cauterizar este dolor de alambres,
tanta tristeza incrustada en mis arrugas 
que verías si te asomaras
al patio de silencios de mi desencanto.
Si lo hicieras, sentirías
que todo es una apoteosis de escarcha
amortajando las azoteas.

fragmento, abril 2016.




Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir
Vicente Aleixandre


Se borró lo que importaba
y escribí nuevas preocupaciones:
oxidados cadáveres o mimetizados
pájaros intrusos que, sobre un retablo,
dilapidan sus plumas. Ha empezado a llover
una lluvia con muletas que suenan
a llaves que cierran cualquier duda.
Todo fue injusto e innecesario,
no sujeto a calendario alguno,
habitante de un pálido tiempo
en dos cuerpos de hojarasca.
Como las alas de las urracas,
todo se desvanece ahora
en un cielo de álgebra barata.
Deberíamos hacer una antología
con los peores miedos, las
muecas más estridentes
y los besos más difíciles;
los sueños más siniestros y
los más indiscretos orgasmos;
y palabras ortopédicas, sí,
por si un día tenemos dudas
o estamos muertos de olvido.
Porque si recordar es
volver a pasar por el corazón,
el mío está gastado de tanto
tráfico de fantasmas furiosos. 





“Que una mujer es poca cosa
para alterar el rumbo de los astros”.
(Carmen Plaza)

Piensa en nosotros, amor,
que de ti nada pretendemos sino
lo que ilegítimamente nos corresponde:
tal vez, sólo poder enterrar juntos
nuestros nombres, ya callados;
o estrangular nuestras quimeras
con el hilo de una inconexa letanía.
Ten piedad de nosotros, amor,
y concédenos el salvoconducto
que nos permita escapar de la distancia
y hacernos verbo y carne estremecidos.
Otórganos, amor, un octavo día
y viento favorable, un diccionario templado
con aroma a una tarde bebiendo té.
No nos dejes naufragar, amor,
como furtivos relámpagos sin brillo,
regálanos una noche perfecta
para cerrar los ojos, buscar remedios
y acariciar deseos con una mano que no tenemos.
Clávanos, amor, la estaca de la tentación
que nos convierta en verdad
para poder transitar por rutas afrutadas.
Ampáranos, amor, bajo tus alas y
no permitas que seamos dos exvotos
clavados con ciego olvido, colgados
como asombrados sacrilegios
en un limbo al exilio condenado.

(Sevilla, 19 de junio de 2014)





Miro mis manos:
cinco preguntas y cinco respuestas
que no encajan
y se delatan como legos enmarañados.
Debería ponerlas a buen recaudo
en un anaquel de espantos
y desmigajados anhelos,
para condenarlas al exilio;
porque de ellas
resbalan los recuerdos
con sus arrugados certificados
y se clavan en los acericos de mis ojos.
Miro mis manos desnudas
de peces minúsculos,
son dos soliloquios de campos de arroz,
dos máscaras sin argumento, 
contorsionistas borrachas de miedo.
Miro mis manos y no las veo, 
se han hecho silencio.
Oigo mis manos:
rumor de velos tristes,
huesos de mazapán y aire.
Miro mis manos
y veo dos huecos de frío fruncido.
Miro mis manos y no las veo
pero huelen a ti.





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