Enrique García Bolaños
Enrique García Bolaños (Huelva, 1988) es Ingeniero Químico Industrial, vocación que compagina con la música, la radio y la poesía. Tras participar durante varios años en recitales, festivales y encuentros en la provincia de Huelva y Portugal, sus poemas han sido incluidos en “Tod@s con el 1900”, “Combinados Poéticos”, “Antología de Poesía Joven Onubense” (Niebla, 2015), “Luz Nueva del Suroeste” (En Huida, 2015), “Cuadernos de Creación #17” (Palimpsesto 2.0, 2015). Ha publicado el poemario “Peluquería Canina” con Versátiles Editorial.
El diésel a 0,84
anima a los mercados
a mordisquear
el parqué moreno
de España.
Qué más dan
los titiriteros
los pactos de Estado
los defraudadores
los hijos de los defraudadores
los coches de lujo y las herencias imaginarias
los asesinatos machistas
el confeti
el terror
al maravilloso submundo venezolano
al corralito, a las cartillas de racionamiento,
a las manifestaciones, a la falta de papel
higiénico. El blanqueadísimo ano
del invitado de la noche en 24
siempre tiene una opinión
a punta de pistola
a salto de mata
entre Pinto, Valdemoro,
Valencia, Génova 13,
Grecia y Sudamérica.
Todos felices
con sus bocas llenas
de mentiras, sus barrigas
llenas de odio
sus columnas dominicales.
Hombres ausentes
cotizando al alza.
de 'Peluquería Canina', (Versátiles Editorial, 2016)
APLASTAMIENTO POR ELEFANTE
A veces pienso que la soledad es un delirio
y pinto mandalas en la pared
del dormitorio con mi sangre
Otras veces enciendo la luz a intervalos
para comprobar que va cuajando y ya no vuela
que el retrato aún se me parece
que tú sigues invisible o en receso
y casualmente no encuentro las llaves de la furgoneta
Llamo al número de la esperanza
y comunica
Me levanto a la cocina. Bebo agua
El perro me mira con indiferencia
si es indiferencia esto que demuestra
el par de ojillos de vinilo
Enciendo el tocadiscos
Abro el paraguas
Vuelvo al autobús del colegio
Enfrento a rocío jurado con bon jovi
Conservo un trozo de tu oreja
para ponerle santos y velitas
Ya no sé qué más hacer
para invocarte
Prenderle fuego quizás a mis pupilas
Control de gálibo
Un traje igual al mío se hastía por el campo.
Rafael Alberti
La razón de todas las cosas se me escapa
como se me escapa la arena entre los ojos
y nunca llega la hora de volver a casa.
Intento recordar la forma de tus huellas
ahogadas en el vaivén de la marea
de aquella mañana empeñada en escaparse.
Así voy, coleccionando estigmas, dolores;
limaduras y esquirlas que van enredándose
en lo más hondo del reloj.
Termina la serie. Empiezan los anuncios.
Apagamos el televisor y seguimos
desesperadamente solos.
TODO PARA TODOS
Hoy, que llueve la ausencia,
que la distancia empaña los cristales,
hoy, que tengo la impresión
y, como siempre, las ganas,
hoy, tan lejos,
más lejos que ayer,
mucho más lejos que nunca,
hoy, sin control ni fotografías,
sin permiso ni potestad,
hoy que me encuentro
casi solo, apenas entero,
aproximadamente yo,
hoy,
en la oscuridad del dormitorio,
en el silencio del edredón,
en los pliegues del tiempo
y las cicatrices del espacio,
hoy, precisamente hoy,
estoy aquí
te quiero
me basta
INTERESTELAR
La mujer que pienso devora noches
enteras, las pupilas predispuestas
zigzagueando en busca de un protón
que le salve la infancia, el hueco, la humedad
por donde se cuelan estos espejos
indeseables habitantes de la nada.
Bajo la lana amarilla se encuentra
el refugio que le calma las ansias
y, sorprendida, deja de luchar
haciéndose a la idea de no volver
a caer en la trampa de las sirenas.
Yo me despierto empapado, luchando
en secreto. Debo estar cerca.
Entonces lo comprendo.
Mi tormenta es la misma que la suya.
SANGRE
Conozco la meta pero el camino
es una suerte de gazpacho entre tropiezos,
falsos profetas y cortinas de satén
-cuatrocientas personas que esperan
el error, la sonrisa, el aplauso-.
Vuelvo a casa. Se me antoja
la casa de un hobbit
puerta redonda techos bajos
un sinfín de libros desperdigados.
Se me ha debido quedar pequeña.
Se me antoja la comarca
y se me antoja un vaso de whisky. Menos
mal que conservo media botella
en el escritorio, justo delante
de los discos de Neil Young.
Me acoge la electricidad entre sus brazos
y me fundo lentamente como un sueño
hasta que llega la sombra
la nube infecta
diez mil mosquitos que me envuelven
y es ahora el final, pienso,
se ha acabado el camino,
no te queda otra, ríndete,
deja ya de luchar.
Ellos, por lo menos, me la chupan.
BALADA DE UN HOMBRE DELGADO
La persona que va a salir a escena
tiene un tiempo limitado.
Les pido, por tanto, respeto
y paciencia.
Es un hombre honesto.
No hablará de amor
ni dirá que está solo
-abajo le esperan seis manos
hambrientas de culo y entrepierna-.
No tocará las canciones que le pidan
ni leerá vuestros putos poemas favoritos.
Hará, quizás, un par de bises
si antes le gritan ustedes
algunas lindeces
tipo Judas
embustero
comunista
o maricón;
a este hombre le ponen
las verdades lanzadas a la cara.
No hablará de amor
ni dirá que está solo
pero ya saben ustedes
cuánto finge un poeta.
de 'Peluquería Canina', (Versátiles Editorial, 2016)
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