Gema Estudillo Herrera
Gema Estudillo Herrera ( Cádiz 1972 ) es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Cádiz. Profesora de Enseñanza Secundaria. Ha trabajado como lectora de español en el Lycée Victor Hugo de Besançon en Francia y como profesora de español en varios centros alemanes en Bonn, Colonia y Leverkusen. También ha sido correctora en la editorial alemana Könemann.
Gema Estudillo Herrera ( Cádiz 1972 ) es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Cádiz. Profesora de Enseñanza Secundaria. Ha trabajado como lectora de español en el Lycée Victor Hugo de Besançon en Francia y como profesora de español en varios centros alemanes en Bonn, Colonia y Leverkusen. También ha sido correctora en la editorial alemana Könemann.
Actualmente compagina su trabajo de profesora con la colaboración en revistas como La Galla Ciencia, El Ático de los gatos y Culturamas. Es lectora de Ediciones Paralelo y ha publicado sus poemas en la revista Voladas, Almiar, Eñe y traducciones de poetas alemanes como Mascha Kalèko, Hilde Domin o Harald Grill.
opus 69
el origen debió de ser esto
un amasijo de cuerpos devorándose
un vientre vacío consumido por el fuego
entregado a la explosión del amor
y al deseo
hay un camino recto
inevitable
que conduce al abismo
a la oquedad de una boca oscura y tibia
en la que perderse
el amor también fue eso
volver al principio,
abrasarse
querer convertirse en polvo de estrellas
narcosis
tus manos
fósforo de luz
en otro tiempo
astillas secas hoy
te habría cogido por los hombros
y habría clavado tus pies en la tierra
para que echaran raíces
y tus brazos hojas
y que la savia de la vida
recorriera tu cuerpo
y así rezarte cada mañana
como si fueras un almendro
esperando el gran día
verte despertar de tus narcóticos
thürmschenswall 33
colonia 2004
« Es un consuelo saber
dónde se guardan
las tazas»
Hilde Domin
todo se guardaba en la cocina
los libros
los enseres
las facturas del banco
la ropa
y hasta el amor en invierno
los días de nieve
y no importaba si el otoño
anidaba pronto en la ventana
o si en las tablas del suelo
crujían pasos de otros tiempos
de la segunda guerra probablemente
porque la vida allí era liviana
y se podía vivir en ella
casi sin tocarla
y en invierno
el patio gris olía a lluvia fresca
y se escuchaba la música tras los cristales
y por la noche
en aquellos ventanales sin cortinas
la luz de nuestro hogar era naranja y dulce
y todos podían ver que allí
en nuestra casa
la vida se horneaba
a fuego lento
el origen debió de ser esto
un amasijo de cuerpos devorándose
un vientre vacío consumido por el fuego
entregado a la explosión del amor
y al deseo
hay un camino recto
inevitable
que conduce al abismo
a la oquedad de una boca oscura y tibia
en la que perderse
el amor también fue eso
volver al principio,
abrasarse
querer convertirse en polvo de estrellas
narcosis
tus manos
fósforo de luz
en otro tiempo
astillas secas hoy
te habría cogido por los hombros
y habría clavado tus pies en la tierra
para que echaran raíces
y tus brazos hojas
y que la savia de la vida
recorriera tu cuerpo
y así rezarte cada mañana
como si fueras un almendro
esperando el gran día
verte despertar de tus narcóticos
thürmschenswall 33
colonia 2004
« Es un consuelo saber
dónde se guardan
las tazas»
Hilde Domin
todo se guardaba en la cocina
los libros
los enseres
las facturas del banco
la ropa
y hasta el amor en invierno
los días de nieve
y no importaba si el otoño
anidaba pronto en la ventana
o si en las tablas del suelo
crujían pasos de otros tiempos
de la segunda guerra probablemente
porque la vida allí era liviana
y se podía vivir en ella
casi sin tocarla
y en invierno
el patio gris olía a lluvia fresca
y se escuchaba la música tras los cristales
y por la noche
en aquellos ventanales sin cortinas
la luz de nuestro hogar era naranja y dulce
y todos podían ver que allí
en nuestra casa
la vida se horneaba
a fuego lento
LAS PUSIMOS AHÍ…
Las pusimos ahí —recuerda—
bien altas, donde poder venerarlas.
Veinte años diluidas
en el aire espeso del tiempo.
Los dos aún jóvenes de contornos imprecisos,
entregados al amor sin miedo
y sin esquinas, confiados.
De la multitud de imágenes en secuencia
que atesoramos, cada cual
rescató las suyas.
Yo en la cama, desnuda
o durmiendo en la playa.
Tú en el coche, en la ducha
o tambaleando el mundo
con la explosión de tu risa.
La vida hecha en patchwork.
Cosida a trozos con hilos invisibles.
Ambos felices, abiertos a la vida
antes del naufragio.
Antes de que el techo del mundo estuviera
tan cerca de nuestros pies y, alrededor,
esparcidos los restos del derrumbe.
Nada sobrevivió al segundo intento.
UNIVERSO
En verdad os digo que ése que veis,
ése que se aleja cada vez más de mí
y cuyo cuerpo es más y más inconsistente,
más afinado, más incorpóreo…
ése que veis que se separa
sin dejar de ser yo ni un solo instante
y cuya materia es cada vez más traslúcida,
más difusa que el original,
más otro y menos yo…
ése que veis, repetido en su forma
y liviano en su materia,
es, en realidad,
la medida exacta de todas las cosas.
NO SOY PASADO…
No soy pasado.
Aunque fui presente
hoy vivo,
sueño,
siento,
enfermo,
lloro
y no es verdad
que haya
arrugas en el tiempo.
DIRÉ QUE NO NOS VISTEIS (A Jose Aurelio)
Diré que no nos visteis
que no hubo nunca
música en el aire
ni tiritabais de frío
al otro lado
mientras la vida era una fiesta.
Diré que no nos visteis
danzar sobre la arena
en un sueño de peces,
indolentes,
ajenos a lo vuestro.
Diremos que no os vimos,
aguardar impacientes
vuestro turno,
el lugar de los abrazos,
el saludo bienvenido.
Nosotros,
que acabamos con el vino
que despreciamos vuestros besos
y os devolvimos la luna
triste y desgastada,
también diremos
que no os vimos.
AZADA EN MANO
Azada en mano el poeta
da golpes certeros,
abre surcos,
destapa la herida
envuelta
por la pústula,
la cubre con el verso.
El resto es caída.
Manos de cirujano
que suturan
con hilos invisibles.
POEMA CODIFICADO
( Entiéndase el tono jocoso)
Yo también conocí a Muhammed Ali
y a Mehmet Ali Agka.
No vivían en la misma casa
pero se visitaban con frecuencia en 1990
y conversaban.
Hablaban de muertes,
de los golpes de la vida,
de conversaciones dispares entre sí,
todas tristes,
que no escuchaban.
De vez en cuando se les unía
también, el hombre que venía
cobrando el ocaso
y entonces
la muerte por risa
estaba garantizada.
SOBREVIVIR…
Sobrevivir a las borrascas,
a este cielo gris que relamía el asfalto.
Acordarse de no naufragar en sus ojos.
Sortear los charcos,
ofreciendo tu cuerpo
sin que nada te engulla.
La lluvia,
ese regalo divino
para el corredor de fondo.
HAIKU
El junco verde
que se mece en la luz
arrulla el aire.
A BENIGNA, DE ‘MISERICORDIA’
DE BENITO PÉREZ GALDÓS
Sola y encorvada,
a duras penas
arrastraba la sombra
que ya la solicitaba
por los pies.
DESDOBLAMIENTO
Hoy es ayer y es mañana.
La secuencia repetida del mismo instante,
condenados en ella a desdoblarnos
cada uno en sí mismo
en el ancho espacio del tiempo.
Idénticos. Iguales. Sin diferencias.
La misma piel, los mismos ojos,
el mismo puñado de huesos.
Una y otra vez
desnudo tu cuerpo para llegar a ti,
hecho cada vez más ausencia.
Cuerpo sin dolor,
de ti me nutro, de ti me alimento,
en ti me convoco.
Manantial de sangre que fluye
ofrecida a nadie.
El sabor a química de unos labios tediosos
que ya no crecen. Impalpables.
En un mundo que adolece de pasiones
creímos merecerlo todo, vivirlo todo,
desgastarlo todo.
Y el tiempo se licúa, se filtra por la piel
dejando el alma mortecina,
condenándonos siempre a este rehacer
y deshacer sin encontrarnos.
VEME TÚ AQUÍ…
( “Tu nombre,
pues lo tienes. Toda mi vida ha sido eso:
un nombre.” Vicente Aleixandre )
Veme tú aquí caminar descalza
sobre un jardín de rosas azules
que aguijonean pertinaces mis tobillos.
Veme tú aquí dar vueltas,
buscando vencida
una salida digna
para tanto desconcierto.
Pero la palabra, o su silencio,
no es más que un aguijón enorme.
Esquirlas de luz en los ojos
que atraviesan la carne
e inoculan un nombre.
Todas coinciden
en pronunciar el tuyo.
Deshace las flores frescas
tan sólo el roce de su vaho.
Nada florece que no aje
su vacío helado.
ALICIA…
Alicia, preciosa Alicia.
Me partes el corazón.
Descansa.
CUCHILLAS HELADAS
Las cuchillas heladas
del viento
arañan
el cristal de los sueños.
SE FUE
Se fue.
Y por el hueco que dejó
su forma en el aire
entra hoy una luz nueva
enmarañada con el viento.
El sur perfuma ahora
de sal fresca
los rincones de esta casa.
Todo es sal si me beso.
Que entre también la lluvia.
Tiraré el libro de cuentas
a las acacias.
ABRID LAS PUERTAS…
Abrid las puertas del templo de Nasdaq,
vosotros, adoradores de números,
de Ibex y Nikkei,
vendedores de palomas
que santificáis febriles
los índices bursátiles
y consagráis el dolor
en las mesas de cambio.
Abrid las puertas del templo
y sabed que el cielo
ya no se sustenta
sobre cuatro columnas de cieno.
Ya no quedan más que dos
difíciles de sostener
Y LA LUZ…
Y la luz en los ojos,
en la piel y en el pelo
¿Dónde la escondo?
La sonrisa.
O las lágrimas.
Esas que no han de brotar
y envenenan el cuerpo
¿Dónde las guardo
para que no se vean?
Y los días que han de venir
¿Quién los vive transparentes?
.
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