Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 15 de agosto de 2013

1753.- MARÍA DEL ÁGUILA BOGE


María del Águila Boge
Alcalá de Guadaira (Sevilla)

MARÍA DEL ÁGUILA BOGE

Por Lauro Gandul Verdún y Olga Duarte Piña

Por las calles de Alcalá camina esta señora. Luego la vemos en la biblioteca. Siempre donde una lectura, donde una exposición, donde una conferencia. Siempre activa: sonora. Otra con su porte no hallamos en estos cerros. De oscuro, que no de luto, va ataviada esta hermosa señora que tanto sabe de la muerte y de la vida, de la vida y de la muerte. Esta señora profunda tiene la voz muy dulce. A veces, grave es su voz también. Muy niña descubrió los libros y leyó. Leyó desde muy niña porque supo que las páginas de los libros contienen lo que importa y aprendió que hay un camino que seguir guiado por las palabras de los cuentos, de los cantos, de los poemas; y sintió que ella había de continuar con las palabras y escribir, escribir, porque otra cosa no le quedaba, vivir escribiendo, escribiendo una vida.
María del Águila nos espera, puntual, bufanda roja al cuello y sobre zapatos rojos de tacón. Nos sonríe, nos besa y se viene con nosotros a contarnos que nació en la Carretera de Bailén, no muy lejos del cerro de Calderón Ponce, donde jugaba con otros niños cuando ella era una niña pequeñita que corría por el albero de las calles. Los jardines de aquellas casas residenciales se asomaban con árboles copudos y densas trepadoras dominando, por cima de las tapias, las rejas; y regalaban la sombra en las aceras. ¿De quién es esta niña? -pregunta una dama a otra dama-. Las elegantes damas de la burguesía sevillana, que vestían a sus niñas como angelitos, preguntan a aquella chiquilla menuda: -Hija, ¿quién es tu mamá? María del Águila ya no tenía mamá. Muy poco tiempo después tampoco tendría papá. Con diez añitos en el orfelinato entre monjas que disfrutan escuchando su voz recita versos. Pero ella, si llora es en silencio, ante nadie. Ante los demás ella no llora, canta, sueña metáforas, construye versos: es literaria y ya siempre literatura. Siempre ocupada con las palabras.    
Para responder sobre el origen de esa pasión suya está su padre vivo en su memoria leyendo El Quijote de la biblioteca escondida detrás del ropero. Aquellos libros que había que ocultar en unos años oscuros cuando mandaban individuos con pistola y bigote finito a quienes no les gustaban los hombres pobres que tenían y leían libros. Ya supo María del Águila que la literatura era un secreto. La verdad había que guardarla detrás del ropero y allí estaban el ingenioso hidalgo, Sancho Panza y su borrico, Dulcinea, las ventas de los caminos.
La niña de juegos y de fantasías es ya una muchacha que decide hacerse a sí misma. Escribe su autobiografía infantil a los dieciocho años, publica poemas en revistas y en el año 63 recita en “Noches del Baratillo” su poema “Testamento” :

Mi mejor traje lo regalas
a aquella amiga nuestra, fea y triste.
Échate mi pañolón al cuello,
y cada tarde pones el disco de mis risas. 


Poco después, en 1.964 publica “Voz profunda, amarga y dulcísima”.
Como si estuviera escrito conoce en 1.965 a László Tepper, húngaro exilado en Suiza tras la revolución de 1.956, que será su primer y gran amor. Le conoce en Sevilla una tarde divina de baños y gracia, de piel, huesos y risas. Dos años después habrá de partir. Nos refiere que pasados los Pirineos tan sólo “se quebró la losa sepulcral de la España que dejaba y esa noche me sentí etérea”. Se instalan en Zurich donde viven desde 1.967 a 1.969, luego en Turín, Marsella y Los Ángeles. Española errante, o alcalareña cosmopolita, María del Águila, ave ya desde su nombre, ave capaz y anhelante, henchida de juventud y belleza, salvada para siempre. 



CANTO NEÓGENO AL CETÁCEO FÓSIL DE ALCALÁ DE GUADAÍRA

Aquí quedó varada tu inquieta singladura
de anfibio transatlántico de mundo adolescente.
Hace cinco millones de años.
Cuando el neutrón y el electrón se fisionaban
para continuar la evolución de las especies
y el hombre de Atapuerca aún no era antropófago.

Del plancton primigenio te nutrías.
Al emerger saltabas ágilmente como un delfin ingrávido.
Padre Sol te acariciaba los flancos chorreantes.
Como un Tritón te sumergías en las profundidades
del Dios del Mar Poseidón-Neptuno.

Entre arrecifes de corales algas medusas e hipocampos
esquivabas tiburón y pez-espada siguiendo a una Sirena.
Tal vez tu esperma de joven ballenato
para poblar la Tierra
gozosamente inseminaba a una congénere.

Mas yo te hago, ballena, ilustre antepasada Madre nuestra.
Jonás de nuestro Pueblo de Mar aterrizado.
La alcalareña entraña de alberos y lianas
donde te rescataron, Oceánica Reina,
en rumor de caracolas guarda
tu acuática música de Händel
de Sílfides de Atlántida y Mar de Debussy.

Telúrico fetiche, Diosa Madre,
Tótem de nuestra Tribu.








Quauhtemallan

Katun Once Ahau
Llegada de los españoles al Mayab.
Popol Vuh


Todo estaba en calma, en silencio.
Y fue creada Quauhtemallan
con todo el esplendor
de la mano de Gucumatz.

A imagen y semejanza
Dios hizo al hombre.
En Tikal el hombre se hizo Dios.
Construyó ciudades Torres de Babel
hasta alcanzar el cielo.

En lo alto estaba el Gran Chilám
los brazos extendidos
con cetros de obsidiana.
Brillaba al ascendente sol
Quauhtlehúantl su hüipil de oro.

Pero vinieron los Dzules
y todo lo deshicieron.
Para que su flor viviese
dañaron la flor de los otros.

Mas volverán Ah-Kantenal e
Ix-Puxyolá para arrojarlos
de la superficie de la Tierra.

Abajo el pueblo rezaba a Chac dios de
la lluvia y a Shuetle dios del Fuego.
Bebiendo balché danzaron incansables
hasta atraer las lluvias torrenciales
que anegaron a Beatriz La Sin Ventura.

Pereció entre Tecpán e Iximché
entre el Volcán del Fuego
y el Volcán del Agua.

Después de aquel invierno volvió
la eterna primavera a Guatemala
y las vírgenes cautivas
salieron del cenote hechas quetzal.

En noches de Luna llena 
la espada de Alvarado brilla
mitad blanca mitad roja.
Echan chispas los cascos de su caballo
por las calles de piedra de la Antigua
buscando a su Beatriz la sin Ventura.

Guatemala. Enero de 1990.
Poemas a Iberoamérica









3 comentarios:

  1. Fernando Sabido Sánchez: Hasta ahora mismo no ha llegado a mí su amable mención ´para que la injusticia del tiempo no prevalezca`, que le agradezco. Y desde ahora tengo su denso blog para explorar. Cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Estimada María, agradezco tus palabras que me estimulan para seguir con esta labor tan gratificante, al menos devuelvo a la poesía lo mucho que la poesía me ha dado
    un fuerte abrazo y a tu disposición
    Fernando

    ResponderEliminar
  3. Estimado Fernando: Te envié mi poema Toro de España.
    Si no lo has recibido, favor decirme cómo hacértelo llegar.
    Cordial saludo.

    ResponderEliminar