Mila Villanueva, Pilar Verdú y Ana Pérez Díez
Pilar Verdú del Campo
Nació en Sevilla (1976), pero pronto se trasladó a vivir a Valencia. En dicha ciudad se licenció en Filología Hispánica y obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados con un trabajo de investigación sobre la escritora brasileña Clarice Lispector.
Actualmente ejerce de profesora de Lengua y literatura castellana en un instituto público.
Ha participado en numerosos medios de comunicación (Revista Turia, Tierra de Nadie, Anáfora, Kamchatka, etc.) con sus escritos, críticas, ponencias y conferencias.
También ha realizado múltiples lecturas públicas de textos (propios y ajenos) en varias ciudades españolas. Colabora actualmente con la asociación cultural Concilyarte.
Su primer poemario, Axis mundi, ganó el Premio Gerardo Diego 2013 de la Diputación de Soria.
Ha participado en numerosos medios de comunicación y revistas literarias (Turia, Tierra de Nadie, Anáfora, Kamchatka, Piedra de Molino, etc.) con sus escritos, críticas, ponencias y conferencias.
Sus poemas han aparecido en las antologías PoeMARio (El taller del poeta, 2010), Polimnia 2003-2013 (Editorial UPV, 2014) y Esta palabra mía (Ajuntament de Rocafort, 2014).
Por las venas de Europa
la sangre transparente
se afina y se envenena
en los surcos dormidos.
Cuando el hombre calibre
la herida de la tierra
que no es sino la suya,
refrescará sus campos y sus labios
como hace con la frente de su hijo
enfebrecido:
con agua limpia, fresca, mesurada.
Entonces sanará la fiebre a todos.
"Jamás, pues, osaría proclamarme dueña de mis palabras, pues me siento-y ya es mucho- usufructuaria de ellas. Hermosa, como siempre, la etimología: usus fructus, el uso del fruto. Porque justo eso son las palabras: alimento nacido de la tierra, brotado de un árbol cuyas raíces se hunden en lo más profundo del subsuelo, que se levanta atravesando el aire-porque como dijo Octavio Paz, el poema es el lenguaje erguido-y llega al cielo, da flores y fruto de sabiduría. Por eso este libro está lleno de árboles. Por eso tiene presidiéndolo una montaña-otro eje vertical sagrado que une Cielo y Tierra- . Por eso las palabras son protagonistas en todos los sentidos: porque se ven, se huelen, se oyen, se saborean, se tocan.
La poesía es, como el árbol del bien y del mal, un medio de conocimiento: de nosotros mismos, del mundo que nos envuelve, de ese mundo al que el poeta debe permanecer siempre atento. Qué bien lo dijo el maestro Alberti en estos versos que me hacen temblar, porque la belleza es un temblor: “La poesía es no estar sentado, es no querer morirse, apasionadamente. Es entrar en el alba a cuerpo limpio en las ondas del día, es no dormir y ser el alba antes del alba”. Hay que ser valiente para entrar en el alba a cuerpo limpio, para desnudarse de cuanto nos cobija y, a pecho descubierto, lanzarse hacia una luz cegadora, hacia el espejo inmisericorde que te pondrá ante ti mismo, ante los hombres y ante tu Dios o tu falta de Él. Pero aunque puede ser en extremo doloroso el hallazgo, trae también, si lo logras, la serenidad de la aceptación y del abrazo con el otro, con el prójimo que encuentra en un verso su mismo latido, esa respiración a la que nunca supo ponerle nombre."
Pilar Verdú del Campo
Pilar Verdú del Campo
“Axis Mundi”, de Pilar Verdú del Campo, recibió el premio “Gerardo Diego” para autores noveles. En su bautismo poético, esta sevillana de origen y afincada desde su infancia en Valencia, fija su eje en la simbología de ese punto de conexión entre el cielo y la tierra que evoca el centro neurálgico de cualquier microcosmos:
El mundo es vertical y descendente,
y sus hilos me envuelven
al telúrico seno del origen;
fabrican un arrullo inacabable
para abrazar mi cuerpo
en simiente de pan y de futuro.
Qué claridad de tallos encendidos
trepándose a los cielos,
antorchas,
axis mundi.
Sabedora de que los poetas miran a través de las palabras, las suyas, hechas verso, testimonian vitalidad, y fluyen plenas de una personalísima conciencia lírica. Con el anhelo de indagar en la esencia misma de los territorios que nos brinda la Naturaleza, de los sentimientos que nos anudan a la realidad, Pilar Verdú apuesta por hacer de su cántico, bálsamo que aquiete la incertidumbre:
Liberar el poema te libera.
Es un pájaro caliente y palpitante
que, alojado en tus manos,
se remece ante el cielo prometido.
Con un lenguajede impronta femenina, bien acordado, esta sevillana ha pergeñado un primer poemario de profundas y fértiles raíces.
De Axis mundi, Premio Gerardo Diego 2013.
Las uvas
y también quedan uvas para llenar la boca
Mario Benedetti
También quedan las uvas de los años
para saciar la sed imprescindible,
los racimos de lluvia condensada
como joya en la artrosis del sarmiento.
Queda la boca abierta para el goce
en su tibio esplendor de travesías,
con las anclas levadas,
con las bodegas llenas,
sin hojas que nos cubran los tesoros
en el lecho nupcial de los velámenes,
boca para la uva
y la semilla,
su mínima rudeza,
su pequeño peaje de amenaza.
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