Ibn Lubbāl al-Šharīšhī
(Jerez de la Frontera, CÁDIZ 1114 – Jerez de la Frontera, 1188) en la provincia de Cádiz (Andalucía, España). Gramático y poeta jerezano de ascendencia omeya. Junto con Abu Ishaq al-Bunasi, Ibn Malik, Ibn Abd al-Mu’min e Ibn Shakil, forma parte de los sabios intelectuales durante la época de esplendor del Jerez islámico.
Biografía [editar]
Murió en Jerez de la Frontera el 5 de enero de 1188, en un entierro multitudinario.
importante gramático y poeta jerezano de ascendencia omeya, según Ibn Abd al-Malik e Ibn Dihya. Nació en Jerez en 508 (=1114-5) en una familia venida a menos y con antecedentes literarios. En esta ciudad comenzó sus estudios, completándolos luego en Sevilla, donde se especializaría en lecturas coránicas y en las ciencias del lenguaje (gramática y lexicografía). Sabemos que tras finalizar su formación, volvió a Jerez hacia el año 540 (=1145-6), donde se dedicó a la enseñanza y a la judicatura, cargo que le impusieron y que aceptó de mal grado, como muestra en algunos de sus versos [wāfir]:
Me empujaron a la judicatura, aunque no la quería,
y sobre mí cayó el peso de una enorme desgracia.
Mas cuando fui destituido, comencé a declamar:
¡De un gran mal, en verdad, me he librado!
Tras el abandono de esta función, retornó a su labor docente, en la que impartía bellas letras, lexicografía y derecho islámico. Entre sus discípulos sobresalen Ibn ‛Abd al-Mu’min al-Šarīšī, ‛Alī b. AÊmad al-Samātī –jerezano afincado en Algeciras, al que concedió i¥×za y que era experto en lecturas coránicas (qirā’āt)–, Ibn al-Fajjār, Ibn al-Gazzāl o Ibn Giyāð.
Como hecho anecdótico, se cuenta que su forma de vida era muy modesta, descuidaba su vestuario, carecía de servidores y rechazaba cualquier tipo de ostentación o distracción mundana. Además, parece que fabricaba el pan con sus propias manos y lo llevaba él mismo a la tahona más cercana para hornearlo.
Murió en su ciudad natal, en fecha en la que no se ponen muy de acuerdo sus biógrafos. Según Ibn al-Zubayr, fue el 3 de ²ý l-qaþda del 582 (=15 de enero de 1187), pero dice Ibn al-Abb×r que la muerte le sobrevino el 2 de ²ý l-¬i¥¥a del 583 (=2 de febrero de 1188). Quizás el dato más preciso lo aporte Abý Is¬ªq al-Býnas÷, quien afirma que Ibn Lubb×l falleció el 3 de ²ý l-qaþda del año 583 (=5 enero 1188). Este autor puntualiza que tuvo un entierro multitudinario, en el que gentes de la más diversa condición derramaron lágrimas por su muerte. Aunque no tenemos constancia de ningún diván de Ibn Lubb×l, sus versos son abundantes. El profesor Ramírez del Río clasifica su poesía en los siguientes grupos:
a) Panegíricos dedicados a los califas y gobernadores almohades. Es un hecho contrastado que Ibn Lubb×l estuvo presente en la recepción al califa almohade þAbd al-Muÿmin en Gibraltar, el año 555 (=1160). No obstante, carecemos de poemas relacionados con este acto de homenaje. Lo que sí se conservan son algunos versos dedicados al califa Yýsuf, hijo de þAbd al-Muÿmin.
b) Poesía ascética, de las cuales dos de ellas revelan su anhelo por visitar la tumba del Profeta.
c) Poemas de circunstancia, que forman la mayor parte de su obra poética y que se dirigen a amigos y compañeros.
d) Poemas descriptivos, de los que destacamos un par de casidas dedicadas a su tierra de origen que ya hemos tenido ocasión de presentar en el blog anteriormente, una dedicada a la tierra de Sidueña, y otra a la alameda de El Llano.
Oh cuán agradable es El Llano (Iyyana), en primavera o en otoño.
Los arroyos de agua parecen plata sobre guijarros, que se esparcen en el fondo como perlas relucientes.
Cuando su arena no está empapada de agua, nos gusta ir allí y prescindir del ámbar y los aromas.
Y hay unos higos que parecen pezones; pechos de vírgenes negras en sus pecheras.
Diríase que hay allí alcobas fulgurantes con novias reposando sobre estrados de seda.
Del poeta y cadí jerezano Ibn Lubbāl (m. 583=1187-8):
Cuando el que está afligido contempla el bello rostro
de la tierra de Sidueña, olvida su pena.
Parece que la mano de la lluvia hubiera cubierto
de verdes brocados sus valles y majadas.
Como un aladar por las mejillas del hermoso,
discurren los arroyos por sus marjales.
(Traducción de Miguel Ángel Borrego Soto)
http://donnablanca.blogspot.com.es/2009_03_01_archive.html
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