Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala
(Sevilla, 1937)
Se estrenó en la vida poética con un Accésit, obtenido en un concurso del Grupo Gallo de Vidrio, por el libro Recinto en la palabra (1983). Al año siguiente obtuvo el Premio poético Antonio Machado.
Obra poética:
1983: Recinto en la palabra (Sevilla. Accesit Gallo de Vidrio).
1984: Premio de Poesía Antonio Machado.
1985: Del ritmo a la caricia (Sevilla).
1985: Premio de la Hermandad de la Vera-Cruz por un tríptico de sonetos.
1987: Un costal junto a la cruz (Sevilla).
1988: Rondel para una ola (Madrid).
1989: Premio Florentino Pérez. Embid por Una silla de astros (Col. Adonais, Madrid, 1990).
-Un haiku en el arco iris (2007), en colaboración con Jesús Montero Marchena
-A zaga de tu huella (2011), sobre un viaje-peregrinación a Tierra Santa.
Ha traducido varias novelas y poemas del japonés al español. En 1996 se le otorgó el premio Noma por la traducción de la novela “Tanin no Kao” (El rostro ajeno), DE Kobo Abe.
En la editorial Hiperión tiene publicada su Tesis Doctoral El kaiku japonés (Madrid, 1994).
El último libro que acaba de publicar consiste en la recopilación de las felicitaciones navideñas en forma de haiku manuscrito, que Fernando ha venido enviando en los últimos 25 años a amigos y familiares. Además los haikus van acompañados por sencillos dibujos realizados también por el autor. El libro se titula: ¡Feliz Navidad! Villancicos en Haiku (2012).
La formación lingüística de Fernando viene determinada por el hecho de que ha sido Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla.
Su interés, estudios y publicaciones sobre la lengua japonesa le llevaron a ser el Presidente de la Asociación de Estudios Japoneses en España.
Obra: “DEL CRISTAL DE LA ESPERANZA”
1º Premio, VI Certamen de Poesía Searus, 1983
¡ACUDE…!
Destierra en mí mismo la escondida
fuente de paz. Rescata mi venero
del repliegue en que yace prisionero,
y pon en libertad mi alma dormida.
Desata mi arrebato por la vida,
Encauza mi cariño verdadero.
No dejes de estar cerca; yo no quiero
que otras manos me curen esta herida.
Ven. Fundamos en uno los amores
que discurren por tréboles y flores
anhelando el océano infinito.
Se unirán en un gozo las corrientes
parejas del querer y, transparentes,
mirarán a los cielos de hito en hito.
CINCELANDO LO HUMANO
Tomaba yo tu cuerpo
tú tomabas el mío
por el rendido abrazo
escalando hasta el alma
rimada inteligencia
en amante maraña
presagio de la dicha
cual tú misma desnuda
más que viendo ese rostro
talmente imaginándolo
con voluntad unísona
de un acorde de gozo
vibrante al tacto íntimo
de un ritmo y una idea
tras un pálpito único
que el pulso sobrevuele
eclosión de lo humano
imaginero en trance
celosísimo
por tallar su escultura
hurto reto a la noche
del sentido
del alma
a la margen del tiempo
y estremecer de vida
el más nuestro solar
la arcilla más sensible
de que saben los siglos.
DECLARACIÓN DEL ALBA
“¿Será el día de la partida el día del encuentro?
¿Y será mi crepúsculo mi verdadero amanecer?
KHALIL GIBRAN: El Profeta.
Las bocas de los sexos se ha hablado
Expresando querencia,
Intimidad de idilio dialogante.
Aún suena su murmullo en nuestros cuerpos
-torrente pronunciado, rumoroso,
en fuga a su remanso desde siempre,
agua en celo de paz-
Y así, rodando soles,
visitará el otoño nuestras venas
como el aguzanieves la enramada,
primer escalofrío
heraldo de ventisca
y de escarcha invernal
gélida a nuestro tacto.
Se teñirá la carne de ceniza,
Pálido y gris reflejo
de su candor, como la piel de un roble,
como un eco de sangre despaciosa.
Declaración de invierno
se asentará en nosotros
proclamando el declive de esta vida.
Semilla que se muere destrozada
para surgir quizás en planta bella,
en promesa de un ciclo revivido
por brotes verdeantes,
nuestros propios retoños.
Vamos dejando lastre de horas muertas,
de materia que ha sido,
de carne que amó mucho,
de espacio presuroso en los espejos,
de tiempo acariciado,
rendición al anhelo y la esperanza.
Trocamos lo pasado por lo eterno
cediendo esta existencia
y su cabal morada
ante un soplo de vida del espíritu
-peso en vuelo ascendente-,
un hálito de conquistar cuando alentamos
palmo a palmo de amor,
en alas fascinadas de infinito.
Tierra que se desborda en agua pura
manante de su entraña, bajo el sol.
Trasunto de alborada.
Celestial meteoro,
Aspiración de nube,
rompiente que abre cauce al nuevo día
transido por la luz de su crepúsculo.
Reverbero de amor, desnudamente.
FONTANA DEL CRISTAL DE LA ESPERANZA
Desnuda te dormiste entre mis brazos,
dulce espiga,
trigo limpio,
soñando humanidad para ser plena.
Contigo se adormece el revolar
de mis besos amantes,
posado por tu piel
su febril aleteo retozón
en cada nido de tu undoso cuerpo,
en tu contorno cálido,
frutal prenda
deseada
de mi cuerpo andariego.
Vendrá la luz para besar también
el aura de tus parpados.
Rivalizando amor,
el sol se infiltrará entre los visillos
-galán de mil ventanas-
por sorprender la aurora de tus ojos:
“¡Despierta! ¡No me celes
el venero esmeralda de esos lagos!
¡Mírame de hito en hito,
Desnuda tu mirada de la noche!
¡Clausura en los rincones tanta sombra
que entre sueños vistieras!
¡Reverbera en tus ojos mi caricia
y cíñete mi abrazo luminoso
por tu calle de lirio,
erguida tu presencia frente al mundo!”.
El compás de la espera
Mientras te aguarda el día
Para estrenarse en fiesta y homenaje.
Como un hada que pasa,
Darás tu toque mágico
a todo este universo, casa nuestra,
transformándolo en arras de cariño.
Decorarás el tiempo
con ese tallo grácil de tu estar
en mi camino, luz de encrucijada,
dándole asombro al aire, verso blanco,
voz desbordando música.
Plantarás armonía
en el duro bancal del corazón,
me sembrarás el júbilo a brazadas,
el eco de mi amor prendiendo en todo.
Anegarás de Sol
las cuevas tortuosas del futuro,
trocándolas en íntima evidencia
de gema transparente,
fontana del cristal de la esperanza.
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