ROSA R. GISBERT
ROSA RUIZ GISBERT, Nacida en Málaga el 8 septiembre de 1937. En la actualidad jubilada. A destacar: Accésit Premio Relosillas, año 1993; Accésit Certamen de Cuentos del Ayuntamiento de Mijas, año 1994; Finalista al Premio Relato Breve Ciudad de Peñíscola, año 1995. Participación en el libro “Cuentos de Narradores Malagueños” editado por la Generación del 27, año 1997. Tres relatos publicados en otros tantos libros del Taller Literario Fuentetaja, de Madrid. Segundo Premio de relatos de la Federación Ágora, Málaga año 2002. Primer premio de poesía de la Asociación de Mujeres Peñas Blancas de Estepona año 2003. Accésit de poesía Ayuntamiento Loja año 2005. Varias publicaciones de relatos en prensa y otras publicaciones en libros colectivos de relatos: Breviario (2003), Herótiko´s (2006) y poesía Wallada I (2001). Colaboraciones en la Revista Cultural y Científica “Isla de Arriarán”.
HOMENAJE A GLORIA FUERTES
De qué sirve un libro –se dijo Alicia-
si no tiene diálogos ni grabados
Lewis Carroll
Tendría que escribirse un libro
con tizas de colores.
Tendría que pintarse una rosa
de un rojo encendido
y la sonrisa del gato de Cheshire
brillaría en la oscuridad.
Gloria debe ser ahora azul
y la veo rodeada de globos
cuando antes le brotaban las palabras
como pompas de aire
sopladas por la boca de un niño.
AUSENCIAS
III
Parece que aún resuene entre las piedras roncas
tu voz de contrabajo.
Parece como si manase entre las acacias
todavía
tu agua de diciembre,
el aroma de tus frutos,
el revuelo de tu regreso tornadizo
y el eco de tu último diálogo.
Pero el vacío acecha en cada esquina
y borbotea la lluvia sobre los charcos
medrosos
que la luz tornasola.
LISBOA
No es sólo luz y río
ocre y verde
agua, ese armónico misterio...
Es el lugar donde te marchas
cada vez que te quedas ausente.
Centro de un sueño tejido
al cobijo de la luna.
Desorden de ciudad abierta.
Abrazo de la tierra y las aguas
bajo un cielo herido de amarillos.
A SOLAS
A solas conmigo
las manos llenas de caricias
y arañazos por dentro.
Es inútil amar
cuando se muere sin muerte
cuando no puedes volar
porque alguien te cortó las alas
alguien que dice amarte
más que a nada en el mundo
y que cada vez
juega con tus certezas y tus dudas.
PEQUEÑOS POEMAS
Accésit del Ayuntamiento de Loja
Septiembre 2005
FUEGO
No puedo ver los árboles
que el paisaje perforaron negras arañas
y todo permanece enmudecido
después del aquelarre de las llamas.
Puedo aún asomarme a las vertientes
-a cenicienta media luz-
y obtener el don de las lágrimas
sin que pájaros emprendan el vuelo.
En la tarde azotada de tristeza
se eleva como un lamento frío
que condena la muerte de lo verde.
Y O
Ha llovido mucho sobre mi infancia
y es un desorden si me miro al espejo
en esta imagen nueva
de piel marchita y ojeras de otoño.
Cualquier día asomará un temblor
y yo volveré la cabeza altiva
y posaré los ojos sobre un libro
del que apenas sabré el contenido.
LA CULPA
El alma se inquieta vanamente
mientras va esculpiendo su forma.
Inventa sin descanso una culpa
sin tener piedad de ella misma,
negándose el silencio y la quietud
sólo por tomar en serio palabras sin importancia.
RECORDAR
Hacer memoria es volver al laberinto
de un provinciano jardín,
un aroma de celindas y de niños pequeños
-esas voces atipladas-,
el azufre en los racimos
y la ardiente orilla del verano.
TUS MANOS
Como quien dice ángeles
son tus manos sobre el libro
palomas zuritas que aletean.
Abres los ojos al sueño que descubres
y que de gozo te llena.
Todo lo viejo olvidado,
todo el dolor en sus límites.
Abrir los ojos te era necesario
para reconocerte en la historia que lees.
MITADES
Arrastrar la nostalgia
por todos los contornos
cada domingo y vuelta atrás.
Como partida en dos mitades:
una que lleva alegría al centro,
otra donde espera la noche interminable.
RECUERDO
Porque así te recuerdo:
tus ojos dos estanques persuasivos
destrenzando enigmas;
tu voz un son de arenas vivas
convidando al vuelo;
tu cuerpo dulcemente extasiado
ofreciéndose de pronto
como una brisa tenue.
TU MIRADA
Ahora que amanece, amor,
para la duda y también para el llanto
el corazón se ensancha con el día
y tu mirada es una mar pintada
como una playa donde no estuvimos,
una mar gris perla con su jábega
adonde volver si aparece la nostalgia.
ÍNTIMO
Desnúdame al atardecer
donde los pájaros ciegos inmóviles
sobre la colcha adamascada.
Llévame al país del norte del deseo
y me acomodaré al hueco de tu mano
mientras la noche cae y se eterniza
el pañuelo rojo sobre la lámpara.
GATA
Mansamente se me enreda en las piernas
y me derrota su mirada densa
que al sosiego invita.
La luz del ventanal ocres derrama
y mi mano de niña
se afana en su atigrado pelaje
de animal en la sombra.
EL ÁRBOL
Aquí yace el árbol quebrado
de verde fulgor perseverante
testimonio de otros días.
El vaho del otoño se derrama
y estalla de luz entre las hojas
que van a morir cuerpo a cuerpo.
EL RÍO
Miro los ateridos lirios de la rivera
y vacilan en este instante mío
los pies asentados en el embarcadero
porque una isla invita a la esperanza
y el retorno ahoga la voz oscuramente.
No alcanzaré a decir mi nombre
antes de que me anegue en tu río.
LA NOCHE
Algo trama la noche en su cielo propio.
Oscilan las enredaderas al viento
y embriaga el olor de los jazmines.
Un perro ladra a la luna.
En la terraza
el esplendor de tu presencia.
MEMORIA
Me estremece el crujido de tus hojas,
recordado noviembre;
el perfume que sorprende en las esquinas
y la fruta ácida del otoño.
Cautiva la memoria
vuelvo al laberinto de mis horas de niña
por calles olvidadas
por pasos que antaño anduve
mucho antes de encontrarte
y que me encendieran los fuegos de San Telmo.
NOVIEMBRE
Esta tarde de octubre en que los ramos
invitan a penetrar en su hueco
y nos guiñan los crisantemos cómplices;
esta tarde que oculta la luz antes de tiempo
como una señal distante,
nos advierte del arribo esperado
de noviembre y su día de difuntos.
MUSEO
Volver a tus estancias nobles
donde el universo es un sitio propio
que crece conforme a mis pasos,
donde el silencio es apenas quebrado
y el gozo verdea como el árbol
que se yergue, al socaire de un Velázquez.
PRIMAVERA
Ella percibió los pasos breves
en un rincón al sol
sobre el altar de las muñecas.
El aire tenía un trajín de polvo
un soplo como de vida nueva
que doraba su blusa.
Quién pudiera volar sobre ese fulgor
y ascender y asomarse al mundo.
F R Í O
Nada sino los montes
y un mar sonámbulo
romperá los espejos.
Como un dedo que rozara
es el soplo frío de diciembre.
Hay una vibración en el aire
un silencio de música
y un viento repentino
que naufraga en las esquinas.
INSOMNIO
Hay en la noche un rostro
como un agua remota
equidistante de los sueños
calcinadas piedras en la almohada
y una cólera que se enfría
en submarinas formas.
Avanzo por las horas quietas
inventando fantasmas
y pequeños dioses oscuros.
DELIRIO
La fuente, un amigo, la palabra,
en la lengua un sabor de ajonjolí
y un espeso sueño verde
sobre los párpados.
Se posa el sol y los blancos chorros
son como un agua honda que cae
una luz temblorosa
que delirios levanta
bajo la clara sombra
de los que a la noche pertenecen.
A M O R
Desnuda derramo mi cántaro
como un amanecer o un nacimiento
que al otro lado de la noche me llevara.
Puerta que se abre a pronombres enlazados
como estrella de un mar ciego
cuando, amor, me deshabitas.
INVIERNO
Cómo cruzan las nubes
con aquel viento de invierno
el abanico olvidado
la luz de la vela encendida
y el peso de la lluvia en los geranios.
OTOÑO
La ciudad se borra en seda malva
seda del cielo en retales.
El sigilo del mar es una hilandera
que teje neblinas desvaídas.
El viento rasga suavemente
todas las costuras y se adentra
por la playa hasta encontrar
las mustias hojas de los árboles.
PALABRAS
Recordar cómo nombrabas tú las cosas.
Tus palabras como agua sonaban,
como agua que hablara en la noche,
agua que fulge y pasa
por los ríos de mis días.
EL FINAL
Pasaron los años y los amantes
los ríos pasaron
con su luz estremecida.
Porque todo llega demasiado pronto
a qué engañarnos
y porque, aún con la esperanza,
la fatiga existe.
M A R
Como piedra en las orillas
percibo tu oleaje.
Codicio los espejos en fuga
del mar y sus misterios.
Y en la quietud de la tarde
quisiera ser una pequeña barca
con el viento de favor.
JACARANDÁS
Me he acercado
al abrigo de los matorrales.
Por el camino angosto
avanzan las muchachas
mientras cae la lluvia
ligeramente morada
de las jacarandás.
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