MERCEDES SOPHÍA RAMOS
Mercedes Sophía Ramos Jiménez, nacida en Málaga, recibió estudios en la Escuela de Artes Aplicadas. Desde muy joven, con doce años, descubre su vocación literaria que ha continuado intermitentemente hasta nuestros días, plasmando sus aptitudes en diversos artículos periodísticos.
En la actualidad cuenta con numerosos poemarios y relatos, centrándose más en el género narrativo, especialmente la novela.
Deseando que su obra cruce el universo de lo íntimo a lo universal, es socia de ALAS desde julio del 2006.
INSPIRACIÓN
Podría...podría tenerte...si estuvieras
en las esquinas, en las curvas de mi corriente,
del plano de mi pensamiento desplegarte,
quedar en tu área insoluble, para comprenderte
Si quisieras perderte en mí... te buscaría
en un rincón cualquiera de mi mente
sabrías enamorar y enamorarte...
y no dejarme nunca ni dejarte.
Querría...querría, encontrar...otra vez más
el brote de tu palabra en su medida exacta,
pásame tu esencia, para que fluya en mí
la efervescencia renovada de tu sangre.
Tú y yo...enredadas, unidas y abrazadas
créame a tu imagen, indivisible y multiplicada,
quédate conmigo, para que estés después de siempre,
déjame que exhiba tu belleza plena y regalada.
TOCA EL AIRE
Los cálculos doblan las esquinas
en el perfecto cuadrado imaginado
rompen los mil colores, los mil sueños
ni siquiera el blanco menos el negro
y mucho menos gris, todo es opaco.
Los ojos puestos encima del tablero
quieren ser cristal para no ver
la acelerada figura triangulada
corren las pátinas y los pájaros
en gamas de verdes tonalidades
otra vez se mezclan los matices blancos
por la encrespada luz que toca el aire.
ME QUEDO
Desde el recuerdo este poema de agradecimiento
a Mª Carmen Jiménez Solano.
Me quedo sin ti, pero llena de ti,
con tu alegría y con tu cariño,
con tu amistad y tu complicidad.
Me quedo con lo dicho y con lo callado
con las tardes de agosto.
Me quedo con tu voz,
con tu sabiduría y tesón.
Me quedo con tu mar Mediterráneo,
que también es mi mar.
Me quedo con tu música,
que suena junto a tu sonrisa.
Me quedo sin ti, pero llena de ti.
EL GLOBO AMARILLO
Tus minúsculas palabras de amor,
crearon la gran montaña invisible,
por donde sube el viento que respiro,
aire que suspira o ríe...
que bandea y avanza, que retrocede y sigue,
nunca sol, ni tampoco noche
nunca día, ni tampoco tarde.
Me sentaba en el escalón de los sueños
para inflar el globo amarillo de mis deseos,
para ver, cómo se desinflaba al aire,
para quedar otra vez más en el lugar
donde acababa de empezar,
nunca sol, ni tampoco noche
nunca día, ni tampoco tarde.
Cuando me enredaba en tus ojos,
con la memoria automática en ti,
me subía a la torre más alta, la que no tiene fin...
allí me condenaba, y me clavaba a ti,
en esa espera ya esperada, tú volvías a mí,
nunca sol, ni tampoco noche
nunca día, ni tampoco tarde.
MÁS CERCA QUE LEJOS
Lejos de automatismos,
de programas y normas,
de leyes establecidas y disciplinas,
de perfecciones y reglas,
de tablas, estatutos y directrices,
de trazados cánones,
de criterios predeterminados,
lejos, muy lejos...quedan de mí.
Cerca del céfiro desprogramado,
de las leyes de la naturaleza,
de las reglas que dibujan tu sonrisa,
de las tablas que salvan al náufrago,
de los esquemas que crean la belleza,
de los cánones que diseñan el amor,
de la opinión, sencilla y atinada,
cerca, muy cerca...quedan de mí.
TUS ÚNICAS
Tus únicas manchas en las manos,
las del jugo de la cereza.
Tus únicos golpes,
los que das al quebrar la nuez.
Tus únicos gritos,
los que emanan del amor.
Tu único bocado mordaz,
los de sabor a almendras.
Tus únicos arañazos,
los crujidos en la piel de melón.
Tus únicas heridas,
las que creas al rajar la sandía.
Tus únicos suspiros,
los que alientas cuando das un beso.
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