Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 6 de diciembre de 2015

GERMÁN TERRÓN [2.144]


Germán Terrón Fuentes

Germán Terrón Fuentes, nacido en Jerez de la Frontera, Cádiz  en 1957. Pasó su infancia y juventud en Úbeda (Jaén) dónde cursó el Bachillerato Superior. En 1976 marchó a la Universidad, dudando entre estudiar Psicología en Granada o Periodismo en Madrid, finalmente se inclinó por ir a la Universidad Complutense de Madrid (Facultad de Ciencias de la Información). 

Cuatro años después cambió los estudios universitarios por los estudios de la vida: su propia vida. Aprendiendo rápidamente a ser hombre y padre a la vez.

Desde 1982 vive en Palma de Mallorca donde ha participado en diferentes proyectos y movimientos sociales, así como en talleres de Teatro y Poesía.

Ha publicado: El rastrillo de mi vida - Editorial Círculo Rojo

WEB: http://elrastrillodemivida.com/



Buscando en mi interior…

Buscar mi silencio interior,
guardado en lo más profundo
de mi alma,
y sacar a la luz mis prosas
y mis versos, como el agua
sale de la piedra
o como el grito sale de la boca.
A borbotones…
como la sangre en la herida,
como las palabras del sabio,
como las caricias de los amantes,
con energía
– pero con ternura.






Ya sé que nada es eterno,
que cada partícula nuestra
se esparcirá por el aire
y que ni el humo de la hoguera
de nuestro cuerpo
será perenne.
Pero acá estamos,
con esa manía tan nuestra
de inmortalizar nuestros actos,
cuando ni siquiera valen
para rellenar una sola hoja
de cualquier libro.
Pero nos basta para morir tranquilos,
-al menos eso dicen-
Yo en cambio me conformaré 
con haber amado y con haber vivido,
lo suficiente, 
como para dejaros esos cuatro versos
que a menudo os escribo.




No duele el amor…sino el camino

No duele el amor,
sino los cantos rodados del camino
cuando descalzo quiero llegar hasta ti.

Duele la espina no la rosa,
duele la distancia que se hace eterna
aunque parezca corta,
duelen los besos que no llegaron,
los abrazos que perdí.

Duelen las horas a solas
y las olas que se estrellaron
contra los sueños
que nunca entendí.

Duelen los versos inacabados,
los ratos a media luz,
y las manos de escribir.

Duelen los ojos de las miradas
ausentes y asustadas,
el rostro de las sonrisas
frágiles y reflejadas
y la boca de tanto reír.

Duele también el alma
de querer soñar sin sufrir
y sufriendo desesperada
el naufragio que le depara
la tormenta que ha de venir.

No duele el amor
sino el mar largo e inmenso
y un corazón insatisfecho
desesperado por vivir.

Duele el tiempo y su capricho
de pararse en el camino
perdiendo horas y minutos
con la muerte y su guadaña
sabiendo que has de morir

No niña, no duele el amor
sino la duda
de si quererte es un derecho
cueste lo que cueste
aun sabiendo
que alguien puede sufrir.

Duele la pena del olvido
recordando que lo vivido
siempre te ha de perseguir.

Que no me duele amarte
sino la angustia que me persigue
por llegar junto a ti.



Instalado en tu cuerpo…

Me instalé en el centro de tu cuerpo
y sembré tu vientre como un huerto en primavera.
Amueblé mi vida con tus besos,
florecieron en todos los rincones
amores, sonrisas y momentos
inolvidables.

Con el paso del tiempo
quedaron las huellas
y atrás canciones inacabadas
sueños rotos,
caminos olvidados.

Pero aún espero saciarte,
dejar versos escritos
en las esquinas de tus huesos,
en la espesura de tus brazos
y en cada rizo de tu pelo.

No me cierres las puertas
de tus caderas, que aún puedo
llegar a ti y saliva me queda
para regar con mis labios tu rosa
que mi alimento espera.

Ayer me instalé en tu cuerpo
y hoy aún sigo viviendo en él.



Los refugiados…

Hubiéramos merecido más que el olvido,
mucho más que la muerte,
hubiéramos merecido el pan y la tierra,
el bello sol que calienta los caminos
o al menos un poco de amor.

Pero ya no queda nada en el alma
y en el hombre
sólo frío,
miedo
y hielo…
mucho hielo en el corazón…




En cualquier rincón…

A cada paso que doy

A cada paso que doy,
en cada esquina que doblo,
en cada rincón que me siento,
en cada trozo de mar,

siento que mi corazón me despoja
y me quedo desnudo ante mis versos

Y aquí me tenéis,
para que veáis lo que es un hombre
llorando…





Quisiera ser sólo un sueño…

Hay noticias
que me hielan el corazón…

Hay días que es mejor no leer los diarios,
ni abrir las ventanas,
sino volver a meterte en la cama,
para leer un libro, poner la radio,
y escuchar una canción…

Hay días
que quisiera no ser hombre,
ni tan siquiera un pez
para no nadar con la corriente,
ni un árbol
que soporta impasible la lluvia
y el viento.

Sólo un sueño,
quisiera ser sólo un sueño…

Un sueño terrorífico
para golpear las conciencias
y matar de miedo al que duerme tranquilo,
después de haber visto desnudo al mundo
muriéndose de hambre,
helándose de frío,
llorando de miseria
y de dolor.



Hablemos de los pobres, pobres…

Hablemos de pobreza,
pero no desde un punto lejano,
ni desde la caridad,
ni desde el olvido…
hablemos sinceramente
desde el corazón,
desde la vergüenza.

No hablemos de los pobres
de espíritu, ni de amor,
hablemos de los pobres pobres,
de los que se sufren y mueren
de verdad
ante la pasividad del mundo.

Hablemos también de la riqueza,
pero no hablemos de los ricos
de espíritu, ni de corazón
hablemos de los ricos, ricos
de los que acumulan tanto
que necesitan armarios
como mares y cajas de caudales
tan grande como océanos.

Hablemos de verdades,
de verdades sin complejos
y sin miedo de desgarrarnos
de dolor.
y la verdad es que la gente
se muere de hambre
y no veo voluntad.

Pero a pesar de todo
creo en ti,
en ti,
en ti…

para que algún día me ayudéis
a dar una vuelta de más
al reloj del sistema
y romperlo hasta hacerlo
millones de pedazos
y que llueva para todos.

Para todos los tomates,
los frijoles y el agua potable.
Pero también escuelas,
casas con luz corriente
buenos caminos y hospitales.

Anoche soñé algo fantástico,
soñé que ya no existía el llanto
que los niños jugaban a ser niños
y los hombres y las mujeres
reían mientras trabajaban
y también…
cuando hacían el amor.

Y ahora mismo,
os miro y sueño…
sueño…
y sueño.




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