Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 6 de diciembre de 2015

LUCÍA FERNÁNDEZ NÚÑEZ [2.142]


LUCÍA FERNÁNDEZ NÚÑEZ

De Cádiz. Llevo toda mi vida dedicándome a la enseñanza, aunque siempre quise ser aprendiz de escriba, y plasmar en papel lo que mi alma dictara sin más. Mi currículum literario es infinitamente pequeño, del mismo modo que mi agradecimiento a la poesía es inmensamente grande. Participé en el anterior encuentro de poetas y estoy encantada de volver a compartir versos regalados. Formo parte de la Asociación de Amigos de Fernando Quiñones, de Cádiz, donde tengo la suerte de aprender en todo momento de, y con, mis compañeras y compañeros.



Me diluyo 
ante la grandeza de los otros. 
Mi pequeñez crece
mientras admiro y aprendo. 
Así, algún día seré 
la invisibilidad absoluta, 
la nada inmensa y eterna, 
sin nombre, sin ego, 
vacía de triunfos,
solo un ente sin vida,
olvidada de todos.
Crecer y crecer
hasta dejar de ser.
Misión cumplida.



El mapa del tesoro

Mi cuerpo es un mapa
a tamaño real
de la tierra que habito.

Muestra con detalle
todos los caminos 
que llevan hasta mí
y toda su orografía.

Ríos de risa limpia
y océanos de lágrimas
que bañan todas las orillas 
de mi piel de arena.

Cauces secos y profundos,
recuerdos de aguas de otros días
y valles de esperanza
que son remansos de paz.

Carreteras de curvas infinitas
infinitamente peligrosas
por las que conviene circular
al ritmo de una ola lenta.

Montañas elevadas
agradables de escalar
y cuevas recónditas
donde perderse a placer.

Todos sus obedientes cabos
y hasta sus golfos más golfos.

Mi cuerpo es un mapa a tamaño real.
No es un mapa del tesoro.
El tesoro es el mapa.



Mi  nombre te ronda

Mi nombre te ronda
y tú aún no lo sabes.

Frente al espejo 
me miro a los ojos
y en ellos estás tú.

Me detengo ante mi cuerpo
de mujer real
y leo cada una de las huellas,
invisibles y sentidas,
que dejaron con mesura
tus manos de hombre
temiblemente sabio,
regalador de ternura
y de besos de mar.

Y me callo y te siento
y en silencio te nombro,
y por más que te pienso
no pierdo un segundo 
en buscar palabras
que derramar sobre ti.
Tal vez las haya,
pero no quiero que te rocen.
Que lo hagan mis dedos
cuando mi nombre te ronde
y te vuelvas a mirarme.




Noche de San Juan

Esta noche arderán todos mis infiernos
junto a mis cielos frustrados.

Mis ángeles y demonios
danzarán alrededor de la hoguera
hasta caer exhaustos sobre ella.

Y, por bruja, seré quemada con ellos...
...por haberme atrevido a beber
el brebaje de tu risa
y haber probado la magia de tus manos
allí donde mi fuego habita.

Me envolverán las llamas por completo
y el ritual dará comienzo.

Se oirán mis gritos 
allá donde los ruidos duermen...
mis gritos libertadores 
e infinitamente libres.

Ahogará la hoguera cada quebranto,
y crepitarán cada una de mis penas 
mientras se hacen cenizas.

Y cuídate de que el humo ciegue tus ojos
porque estarás perdido 
y totalmente a mi merced,
pues saltarán chispas sobre ti
qué te prenderán los sentidos
si no te alejas a tiempo.

Esta noche seré fuego
y tú arderás en deseos
de quemarte conmigo.




LUNA LLENA

¿De qué estás llena, Luna?
¿De espuma, de sal o de miga de pan?
¿De besos, de rezos, de adioses eternos?
¿De sueños, de retos, de futuros inciertos?
¿De todo, de nada, de amor inmortal?
Luna, cómplice fiel,
incansable lienzo imborrable
donde grabados quedaron
los secretos que guardo.




A CARA DESCUBIERTA

Caigo sobre la noche...
me desarmo ante ella...
mis toallitas desmaquilladoras
comienzan a actuar,
llevándose la sonrisa
que en mi cara dibujó la barra de labios
y ese toque de color que adornaba mis mejillas...
mis ojos se hacen de nuevo pequeños
cuando mis pestañas se despojan
de la máscara que les daba volumen
y la rayas que los demarcaban se pierden sin más...

La sombra de ojos
se oculta entre mis sombras
que una vez más han de enfrentarse
con mis luces
cuando solo quedamos ellas y yo...

Caigo sobre la noche a cara descubierta
y ella me mira como mira la Gioconda...
con esa media sonrisa ,
mitad misteriosa, mitad tierna,
que atrapa al visitante del Louvre...

Así me recibe la noche
y me arropa una vez más
con su canto suave.



BERSOS CON B

Una vez por semana
se abandona a la lucha cuerpo a cuerpo,
la única en la que los dos contrincantes
pueden ganar.

Y besa...y toca...
y susurra...y provoca...
se deja llevar,
se deja hacer.
Cada uno de sus poros despierta
y ella se sabe mujer.

Y acaba el sueño,
la realidad comienza,
la magia termina
al final de la cama.

Y cierra los ojos
y lo ve...a él...
al que cada mañana
regala bersos con b,
a quien solo es palabras
que erizan la piel...
a quien ni besa...ni toca....
ni susurra...ni provoca
pero está...
en la ventana,
en la taza del café
y en el café.

El poeta de los bersos con b,
que ni besa...ni toca...
ni susurra...ni provoca...
pero lanza besos al aire
cuando envía versos al alba.

El que cada noche,
con luna o sin ella,
teje versos con besos
y le hace un collar invisible
que acaricie su cuello...
el collar invisible
de los bersos con b.







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