Son bastante escasos los retratos que se conservan de Valdés Leal. Este que contemplamos es uno de los escasos de la producción cordobesa. Don Enrique Vaca de Alfaro vivió en Córdoba al mismo tiempo que Valdés Leal y posiblemente existió una estrecha relación de amistad entre ambos. El personaje aparece de busto, interesándose el pintor por la expresión del rostro donde muestra su inteligencia y su "grandeza" a pesar de tener sólo veinte años. El bigote, la perilla y el pelo sobre los hombros nos indican la moda de la época, muy similar a la figura de Velázquez que aparece en las Meninas. Un fondo neutro sobre el que se recorta la figura acentúa su volumetría y resalta el blanco del cuello. La pincelada rápida empleada por el maestro le acerca a Velázquez.
Enrique Vaca de Alfaro
El licenciado D. Enrique Vaca de Alfaro nació en Córdoba en 1635 y murió en 1725. Fue médico, literato y poeta.
Luis de Góngora le dedicó los siguientes versos:
AL LICENCIADO ENRIQUE VACA DE ALFARO, MÉDICO Y CIRUJANO, QUE ESCRIBIÓ UN LIBRO ACERCA DEL MODO DE CURAR LOS HERIDOS DE LA CABEZA
Vences, en talento cano,
a tu edad, a tu experiencia,
así con tu sabia ciencia
como con tu diestra mano.
¡Oh Enrique, oh del soberano
Febo imitador prudente!
Ciña tu gloriosa frente
su verde honor, pues es dina,
ya por el arte divina,
ya por la pluma elocuente.
Luis de Góngora (1618)
De don Juan Torralbo y Lara, presbítero, capellán perpetuo de la S. Iglesia de Córdoba:
Docto médico elegante,
grande ingenio en quien la ciencia
se halla con excelencia,
por ser perpetuo estudiante.
El orbe te aplauda y cante
por singular y por solo
desde el uno al otro polo,
con verdad y sin escusas,
por Archihomero en las musas
y en medicina Archiapolo.
Obras:
Prontuario médico
Curso de medicina
De las exequias y ritos fúnebres de la antigüedad
La lira de Melpómene
Historia de Santa María de las Aguas
Libro de grandezas de Córdoba
Poema Heroyco
Descripcion hystorica y poetica de las grandes fiestas de toros que la Nobilissima Ciudad de Córdoba celebró en nueve de septiembre de mil y seiscientos y sesenta y nueve.
Obras poéticas
Fuentes
A UN RELOJ
Reloj que mides sin cesar la vida
por momentos, por términos y instantes,
y si el tiempo deshace aun los diamantes,
corres veloz y corres sin medida.
Si en tu norte esa antorcha más lucida
bien es que siempre duraciones cantes,
pues despertando cuerdos e ignorantes,
tu aviso al desengaño nos convida.
Según recoge la "Historia bibliográfica de la medicina española", escrito por
Antonio Hernández Morejón, publicado en Madrid en 1850 (tomo VI) figura:
ENRIQUE VACA DE ALFARO
Nació en Córdoba en 5 de febrero de 1635, fue hijo de D. Francisco de Alfaro y de Doña Melchora de los Reyes Cabrera, ambos de distinguidas familias. La de su padre fue fecunda en hombres de mérito como la de los Esteban de París, los Chifflet de Besanzon, los Bacchinos de Amberes, y los Bartolinos de Copenhague, en los que fueron hereditarios el talento y el gusto por las letras.
Su abuelo, del mismo nombre, fue célebre médico y cirujano, de quien ya hemos hecho mencion, en 1618. Su padre, cuya profesión o destino ignoramos, fue eruditísimo en todo género de letras, y tuvo por hermano al pintor Juan de Alfaro, discípulo de D. Diego Velazquez. Después de haber concluido nuestro Alfaro las humanidades, pasó a estudiar medicina a Salamanca, donde a los veinticinco años recibió la borla de doctor en esta facultad. Restituido a su patria en 1690, adquirió mucho crédito en el ejercicio de su profesión, el que no le impidió dedicarse á escribir varias obras médicas y literarias. Las primeras no sabemos viesen la luz pública aunque las preparaba para la prensa, como se deduce de un epigrama que le compuso su padre, el cual concluye así:
"Vive ergo ut possis medicos proferre labores,
Quos dandos praelo scrinia tecla tenent."
Dotado el doctor Vaca de Alfaro de no común talento y capacidad, y no menos inclinación a cultivar las letras, eran estas su ocupación y entretenimiento predilecto, siendo de creer que debiese su gusto é instrucción, no solo á su padre, sino también al licenciado Bernardo de Cabrera, su tío materno, hombre eminentísimo en todo género de erudición, cuyos muchos y buenos escritos juzgamos perdidos.
Alternando las tareas de su profesión con el cultivo de la literatura y de la poesía , y libre de cuidados, llegó célibe á la edad de treinta y cinco años, en que se unió en matrimonio con su prima Doña María Bernarda de Cabrera y Gómez, de la que tuvo sucesión. Vivió muy apreciado generalmente de toda clase de personas, y mereció ser médico del obispo de Córdoba D. Francisco de Alarcón; mas ignoramos hasta ahora el año de su fallecimiento.
La familia de los Alfaros, que se estableció en Córdoba en tiempo de los reyes católicos, tiene su enterramiento en la iglesia parroquial de Santa Marina, en una hornacina del muro del lado del Evangelio. Mas en el día no se ve en aquel sitio señal de tal enterramiento, habiéndose igualado con el muro el vano de la hornacina ; y así careceríamos de la noticia de los epitafios que allí hubo, a no haberse encontrado copia de ellos entre varios papeles curiosos: el mas antiguo dice así:
"Aquí yace Benito López de Alfaro , que sirvió á los señores Reges Católicos en la conquista del reino de Granada , nieto sesto de Ramon de Alfaro, que tambien se halló en la toma de Baeza, año de 1227. Tambien está sepultado Alonso de Alfaro, hijo de Benito Lopez de Alfaro, el licenciado Juan de Alfaro, insigne cirujano , y Doña Maria de Evia su mujer y el licenciado Felipe Alfaro, presbitero."
Dentro del arco por bajo del escudo se veía la siguiente inscripción:
"Este arco y entierro es de los sucesores del doctor D. Enrique Vaca de Alfaro, familiar del Santo Oficio de esta ciudad, y médico en ella. Renovaron esta memoria sus nietos el doctor Enrique Vaca de Alfaro, médico del Ilustrísimo Señor Don Francisco de Alarcon , obispo de Córdoba , y D. Juan de Alfaro y Gomez , su hermano, notario del Santo Oficio de dicha ciudad, año de MDCLXXl."
Al Dr. Enrique Vaca de Alfaro, que debió de sepultarse probablemente en el enterramiento de sus mayores, se compuso un epitafio, que no sabemos si llegó á colocarse, concebido en estos términos:
Aeternae memoriae D. epitaphium.
Dr. D. Henrico Vaca de Alfaro, cordubensi, philosopho, proeclaro, medico eximio, et poetae non injucundo, cordobensium antiquitatum post M. Ambrosium Moralium , regium chronografum , doctissimum, Martinum Roanum, et eruditissimum Petrum Diacium de Rivas, historico indeffesso ac fidelissimo; cujus in omnium disciplinarum genere exquisita eruditio, singularis industria, infinitae lectionis proestantia, multiplex linguarum scientia, proecipueque in latina et groeca, maximi tenidenti, parí conjuncta comitate, et erga oegros beneficencia singulari, doctorum omnium admirationem, laudemque meruit; et post varia incomparabilis ingenii monumenta, quibus diuturnam sibi memoriam comparavit, terrena proe coelestibus contemnenti; pro nova vita perennatura jam inhianti, sub hoc marmore et sepulcrali arcu stirpis suoe condito , parentique optime de se merito uxor et consanguinea sibi conjunctissima piissimaque Doña María Bernarda Cabrera et Gamez hoc in amoris et benevolentiae signum ac perenne monumentum, cum filiis dilectissimis Francisco Honorio, Antonio Marcello, ac Didaco Emmanuele cum moestitia et lacrimis ponendum curavere.
Este epitafio da bastante idea del mérito y conocimientos del Dr. Vaca de Alfaro. Sus obras impresas son las siguientes:
Festejos del Pindo , sonoros conceptos de Helicon , poema en la solemnísima y majestuosa fiesta que se celebró en loor de la purísima Concepcion de María Santísima en la parroquia de Santa María de Córdoba, en 22 de abril de 1662. Córdoba, por Andrés Carrillo de Paniagua, en el mismo año, en 4°.
Lira de Melpomene , a cuyas armoniosas voces y dulces aunque funestos ecos, oye atento el doctor Enrique Vaca de Alfaro la trágica metamorfosis de Acteon, y la escribe. En Córdoba, por Andrés Carrillo, 1666, en 8°.
Esta composición y la anterior, que no son de gran mérito y demuestran bien claramente el mal tiempo en que se escribieron, manifiestan que el doctor Alfaro, como la mayor parte de los hombres de letras de su época, se preciaban de cultivar la poesia, aunque sin verdadero genio para ella.
Descripcion del santuario de Nuestra Señora de la FuenSanta. Un folleto en 8°.
Sus manuscritos son:
Threnodia medica de signis salutis et mortis.
Promptuarium medicum.
Tractatus de hidrope.
Idea antiquitatis in exequiis et ritibus funeralibus.
Athencum cordubense, de illustribus scriptoribus cordubensibus scriptis et doctrina claris ab orbe et urbe Cordoba, colonia patritia, regia, augusta, felice, fortunata , scientiarum occeano, conditis usque ad annum 1663.
Haciendo mención de esta obra, dice D. Nicolás Antonio: cuyus aliquod specimen dedisse dicitur in Rabi Mosis Cordubae clarissimi vita; por donde venimos en conocimiento de este que creemos un opúsculo, que segun el mismo D. Nicolás se imprimió en Córdoba, en 1663, en 4°.
Teatro eclesiástico y secular de la ciudad de Cordoba. Esta es sin duda la obra principal de Alfaro, la mas curiosa y mas interesante. Era una crónica que comprendía desde el tiempo de la conquista de esta ciudad (año 1236), hasta el de 1080. Ignoramos el paradero de este manuscrito, que acaso , si no ha sido destruido, yacerá ignorado entre el polvo de alguna biblioteca en perjuicio de la historia de Córdoba , para la cual debería ser de mucha utilidad.
Tampoco se tiene noticia de las demas obras del doctor Alfaro que quedaron manuscritas, siendo de presumir hayan sufrido la misma suerte que la anterior.
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